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martes, 7 mayo, 2024
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Bordando ideas sobre un modelo educativo posible (Primera parte)

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Por: RICARDO BERMEO •

El tema de la educación ha sido colocado -de nuevo- en la agenda pública ciudadana, junto a una serie de puntos que cada vez son –por desgracia- más numerosos: inseguridad, recesión económica, deterioro social y ecológico, crisis (y, reforma energética), etc., en suma, se dibuja como figura de lo pensable una crisis multidimensional o civilizatoria, que domina por entero el horizonte del siglo 21, hemos sido arrojados, o nos precipitamos -a una velocidad más y más rápida- dentro de situaciones a escala planetaria para las que no existen precedentes históricos, y que nos obliga a trascender cualquier “automatismo”, sea optimista o pesimista, asistimos al estallido de los marcos mentales, con los cuales nos orientamos. En cuanto al tema educativo, nuestro punto de partida, bien puede ser, el de los efectos devastadores de la mala educación, una “cuestión de hecho”, qué, en cuanto es interpretada y construida como una “cuestión de interés”, que gatilla una polémica inmediatamente polarizada (de modo comprensible) dado que se trata claramente de visiones (y de intereses) en conflicto, y con muy diferentes miras con respecto al “bien común”. Entonces ¿de qué manera resolver el problema de cuáles podrían ser los contenidos substantivos de la educación que nuestro dolor/país necesita?

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Bordaré aquí algunas ideas en torno a lo que podría ser un elemento central en los imaginarios sociales en conflicto, haciendo referencia al tema del “modelo educativo” que, más allá de los desacuerdos, debería ser el alfa y el omega capaz de orientar el despliegue de la creatividad social, destinando (entre otras energías colectivas) “a los mejores profesores, no a las escuelas de élite, sino a las zonas con el índice de desarrollo humano más bajo”, aunque como bien subraya Lorenzo Meyer, “…eso solamente se ha conseguido realizarlo en momentos extraordinarios, revolucionarios, y durante un tiempo no muy prolongado, cuando en nombre de un gran proyecto nacional se apela al sacrificio de los jóvenes y de los mejores y cuando los líderes ponen el ejemplo…”.

Es evidente que se requiere clarificar las causas social históricas que han provocado tal “catástrofe silenciosa”, así como analizar los alcances de las reformas propuestas, y sus resultados, especialmente de la más reciente, prestando especial atención a su dirección y previsibles consecuencias, enmarcándola dentro del conjunto de “reformas estructurales” cuya orientación “neoliberal” estaría indicando claramente sus graves limitaciones y deficiencias… al convertir en un significado central para todos -y todas- la búsqueda individual del éxito económico a cualquier precio (una de las raíces, que explica la proliferación del narcotráfico), junto al dominio del mercado desregulado, -desmantelando y reorientando- la esfera pública, hacia lo que denominan los analista de habla inglesa, el “Estadoniñera-conservador”, tecnocrático, autoritario, contrario a una verdadera democracia, opuesto al principio de que… “no habrá toma de decisiones sin participación efectiva, de todos los afectados, en la toma de decisiones”, destrozando -de esa manera- las vías para la construcción de un mundo común –con justicia social-, y, acelerando la debacle, lógico corolario -en el mediano plazo- del triunfo irracional del crecimiento ilimitado.

Ante este panorama, retomaré una experiencia pedagógica extraordinaria, impulsada durante tres décadas, por el pedagogo Gabriel Salom Flores, y un grupo de colaboradores, que, después de su muerte, han continuado con un esfuerzo notable, en medio de dificultades y sacrificios de muy diversa índole, a través de dos asociaciones civiles Cesder, y Tamatizin, manteniendo -entre ambas- un modelo educativo, que va desde las telesecundarias vinculadas a la comunidad, y una preparatoria, hasta una licenciatura y posgrados. Es un modelo educativo que se ha convertido -justamente- en un referente que ha enriquecido de forma decisiva la propuesta educativa del Peida UAZ, gracias a una visita recientemente realizada, en la medida en que el mismo, se encuentra muy próximo, en espíritu y en sus modos concretos de realización, al modelo, en su fase de pilotaje, implementado en la preparatoria 11 de la UAZ, en Tacoaleche.

Retomaré, para cerrar, las preguntas formuladas por Benjamín Berlanga del Cesder, invitando a reformularlas desde Zacatecas, y pensando –especialmente- en las inquietudes generadas por una movilización (de una importancia educativa crucial) que se ha traducido en Foros de Consulta, y apunta a un congreso estatal educativo. Esas preguntas son:

“¿Cómo desarrollar en la escuela una cultura de participación democrática, una cultura de apropiación del futuro con base en la capacidad humana de construir finalidades a nuestro hacer, a nuestro ser…?

¿Cómo lograr que los jóvenes en nuestras escuelas sean capaces de desarrollar sus iniciativas, tomar sus propias decisiones, gestionar asumiendo sus propios riesgos? Y, ¿cómo enseñar a nuestro alumnos a planificar, a trabajar en equipo, a decidir tareas sin romper el grupo, a evaluar, arriesgarse, administrar?”

Seguiremos tratando de elucidar, en próximas colaboraciones las cuestiones derivadas de un modelo educativo, basado en la “dignidad, identidad y autonomía”. ■

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