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jueves, 2 mayo, 2024
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El tiempo histórico de José Revueltas (Primera parte)

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

¿Qué pensaría José Revueltas sobre la situación social por la que atraviesa México Hoy, ¿cuál sería su opinión sobre fenómenos como la aparición del partido político Morena y de movimientos inter/gremiales como la CNTE? Estos dos últimos con filiación dentro del espectro de las izquierdas en las que él milito. Sin duda, tras meditar sesudamente afilaría su pluma y criticaría de manera acerva y aguda lo que el consideraría errores y desviaciones en la perspectiva de des/enajenar las conciencias y alcanzar la libertad de los sujetos.

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Sobre el primer tema sin duda lanzaría sus críticas acervas contra el priísmo y la re visitación de las viejas prácticas, la corrupción y la impunidad  y la incapacidad de unas clases subalternas sin programa y sin partido para hacerles frente, descabezadas por aquello de su “Ensayo sobre un proletariado sin cabeza”. De la agrupación cuyo líder es López Obrador cuestionaría el que fuera el partido de un solo hombre que impone su voluntad y designios sin que nadie de sus contertulios que más parecen feligreses, le haga sombra;  y  sobre la organización del movimiento magisterial disidente criticaría su voluntarismo y espontaneismo y como en aquellos lares en donde termino siendo hegemónico, caso Oaxaca, en aras de una democracia en la que se borran los disensos, su dirigencia terminó confundiendo y expresándose en una rara simbiosis fundiendo las esferas de lo que es el sindicato con las del patrón. ¿O quizá censuraría al prigobierno por reprimir e intentar borrar un experimento social de los trabajadores por querer establecer la autogestión y el autogobierno en un estado que está utópicamente lejos de ser la Isla Barataria?

De José Revueltas Sánchez, lo menos que puede decirse de él, para recurrir al presente histórico, que es un personaje complejo. No por ello es menos interesante al grado de fascinación en los que conocen su obra literaria y su trayectoria militante. Su aparición en la Tierra, más que un accidente como el de cualquier mortal, su pensar y hacer, su praxis marcada por su vida y obra, representa toda una aventura. Digna de la mejor película de la que el mismo pudo escribir su guion.

Marcado por una vida turbulenta, hace honor a su apellido pues toda su existencia fue una sucesión de avatares con encuentros y desencuentros, más los primeros, en los que estuvo siempre presente la polémica del personaje con quienes lo rodearon y con el entorno en que se desenvolvió. Algo distintivo en nuestro personaje es la experiencia carcelaria que lo marcó y que define su máquina literaria que camina entre las antinomias de la alienación del hombre y la necesidad de su liberación.  Más que un militante comunista y partidario de un nuevo orden social y el surgimiento del hombre nuevo que murió sin verlos, por encima de haber sido un revolucionario, redactor de textos políticos y filosóficos; José Revueltas es un escritor. Prolífico como pocos en éste país. Vivió para escribir. Por sus novelas, notables algunas de ellas, cuentos no menos magistrales,  ensayos crónicas y reportajes periodísticos y vivencias personales (sus “evocaciones requeridas” que son parte de su autobiografía) lo ubican entre nuestros destacados polígrafos. Ensayo todos los géneros incluso la poesía que aunque no reunida y no estoy seguro si publicada, es de tipo muy intimista y personal también se caló con ella. Es así como terminó por ser un escritor militante, pues buena parte de su producción a la que el enmarca dentro de una visión o corriente a la que él llamo realista dialéctica, estuvieron marcadas por las motivaciones políticas de la oposición de izquierda que rodeo a los comunistas del periodo de entre guerras tardío en un primer momento y de la posguerra hasta el fin de la década de los sesentas del pasado siglo. Es conocido su protagonismo en el movimiento estudiantil del 68 en el que por su participación terminó recluido en el “Palacio negro” o cárcel de Lecumberri. En esta coyuntura propuso la autogestión y el autogobierno académicos como forma con la que debería regirse la vida de los universitarios. Para Revueltas, las cárceles las tomaba como becas para poderse dedicar ahí se tiempo completo a hacer los que más le gustaba: leer, escribir y pensar.

El tiempo corto o coyuntura, coyunturas sería más preciso mencionar que vivió el autor de los errores estuvieron marcados por la revolución mexicana antes de que se bajara del caballo y se institucionalizara en un partido, el agrarismo y el movimiento reactivo que provocó como lo fue la cristiada o guerra cristera, el cardenismo con sus conquistas sociales y auge del movimiento obrero, el alemanismo y el fin del milagro mexicano; en el plano internacional la segunda guerra mundial, los totalitarismos y el auge y crisis del socialismo fundamentalmente marcaron su vida; pero sobre todo sus amores mal correspondidos con el PCM. Es en este contexto y tiempo histórico en el que produjo su obra.

Estas notas quizá pecan de anacrónicas. Debieron publicarse hace un año cuando se rememoraron los centenarios de los nacimientos de Paz, Efraín Huerta (el “gran cocodrilo”) y el propio Revueltas. De los tres quien más robo cámara y le encendieron las luminarias en actas oficiales al grado de abusar de los homenajes que rayaron en el culto a la personalidad, sus otros dos camaradas menos favorecidos por la cultura oficial y el establishment pasaron a un segundo plano. Todos ellos tuvieron en común el que se formaron y compartieron la identidad de ser hombres de izquierda y abogaron por las mejores causas de la humanidad en su apuesta por el progreso.

Las siguientes notas buscan dar cuenta de la trayectoria del duranguense distinguido, ubicándolo sobre todo en el tiempo histórico por el que transcurrió su existencia. Esta contribución son notas preparatorias que tienen relación con el curso-seminario que se desarrollará en la Unidad UPN, los días 19, 20, 21 y 22 de agosto del año que corre, al que están invitados académicos, estudiantes y público en general, en hora buena y que José Revueltas, ese gran hereje del dogmatismo que fue, nos agarre confesados. ■

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