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sábado, 4 mayo, 2024
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Al rato, no sólo serán chofer y acompañante, sino también pasajeros: padre de joven asesinado

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Por: REDACCIÓN •

  • Mi hijo «trabajaba en sus días libres, cuando se acomodaba de sus estudios», recordó el padre, víctima también durante el hecho en que ocurrió el homicidio
  • El joven cursaba el cuarto cuatrimestre de Ingeniería en Mecatrónica en la UTZAC
  • Operadores de transporte público urbano analizan recortar el recorrido para evadir la zona en que se han registrado varios atracos
  • Continúan su exigencia en seguridad, ante autoridades; para ello piden apoyo de los usuarios

“Es más, yo no lo vi ni cuando pisó el primer escalón, lo vi cuando me puso la pistola en la cabeza”. Justo antes, la vista del chofer del camión había seguido a través del espejo retrovisor a un pasajero, que un tanto sospechoso, parecía enviar mensajes desde su teléfono antes de bajarse en esa parada. Los dos eventos, el descenso del usuario y el acceso del asaltante, se realizan de manera secuenciada e instantánea.

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El delincuente no pidió el dinero, simplemente metió la mano en el bolsillo derecho de la camisa de su víctima y lo sacó, exigiéndole que no se moviera. La sorpresa paralizó al chofer, quien no intervino para frenar el camión que avanzó solo, en razón de la pendiente en la que se encontraba. Esto habría puesto nervioso al asaltante que disparó dos veces contra el suelo y otra más hacia la pierna derecha del operario, buscando asustarlo para que frenara el camión.

Las detonaciones hicieron que Jorge Arturo se abalanzara sobre el agresor de su padre, forcejeara con él y le tirara la pistola, que quedó en uno de los escalones de la puerta delantera de acceso mientras ambos hombres caían trenzados en la lucha, todavía con el vehículo en movimiento.

El chofer detuvo el camión y bajó con dificultades por la lesión recibida, tratando de ubicar a su hijo, a quien no logró ver. Pensando que se encontraba en la parte posterior, dio la vuelta por el frente del vehículo en su busca, cuando oyó detonaciones.

Fue cuando se dio cuenta de que el asaltante que abordó el camión en esa parada de autobús, estaba respaldado por un cómplice que disparó sobre el joven de 23 años.

Dando vuelta sobre sus pasos, esta vez Juan Antonio Gutiérrez sí ve a su hijo sobre las escaleras del vehículo. Había intentado volver a subir cuando una bala lo alcanzó en la cabeza.

“Y cuando yo volteé, que bajé a mi hijo del camión, que lo acosté en el suelo…yo volteé para atrás, pero ellos iban brincando ya las vías, eran dos, pero con el arma que le dieron –el balazo- a mi hijo, era de otro asaltante (…) allí estaba mi hijo tirado en los escalones con un disparo en el ojo. No vi que tuviera un disparo en otra parte. Al momento yo gritaba: ¡Una ambulancia! No, la ambulancia llegó como a la media hora”.

El suceso ocurrió el pasado sábado entre las 9:50 y las 10:00 de la noche en la parada de autobús que se encuentra debajo del puente de retorno por el que se vuelve desde el Hospital General hacia Zacatecas. En el transporte, penúltimo que daba el servicio esa jornada, todavía viajaban alrededor de 14 pasajeros.

Precisa Juan Antonio Gutiérrez, es mentira que su esposa viajaba en el autobús como se ha registrado en algunos medios de comunicación, y tampoco que hubiera alguna pasajera golpeada por los asaltantes, hasta donde él pudo darse cuenta.

Esta es una zona donde se han registrado asaltos a choferes de autobuses urbanos. Dos previos, el ocurrido el pasado 10 de julio donde el operador también fue lesionado en una pierna con disparo de arma de fuego, otro, donde sólo hubo pérdidas materiales. Pero los atentados, dice el entrevistado, también se registran en ese lugar contra tripulantes de vehículos particulares.

Estos hechos violentos, también reitera como lo han expuesto sus compañeros operarios, ya habían sido alertados a las autoridades, a quienes se les había solicitado su intervención para que garantizaran la seguridad.

“Estaba yo sabiendo por las noticias que ya van a poner seguridad para prevenir todo este tipo de problemas de asaltos”, se entera Juan Antonio Gutiérrez desde la cama de hospital que ocupa, en espera de que le realicen una intervención quirúrgica en el fémur derecho que la bala del asaltante fracturó.

El médico que hará la intervención este martes “dice que va a hacer todo lo posible porque quede bien”. Pero la pérdida de Jorge Arturo, el menor de sus tres hijos, quien como en otras ocasiones lo acompañaba esa noche durante su ruta, es irreparable.

Les gustaba acompañarse, “por una u otra cosa yo lo invitaba”, o al revés, el joven le preguntaba “¿de dónde vienes?, para subirme contigo”.

El estudiante de cuarto cuatrimestre de Ingeniería en Mecatrónica en la Universidad Tecnológica del Estado de Zacatecas, vivía todavía en la casa paterna, sus dos hermanos mayores habían hecho ya una vida independiente, de tal manera que el muchacho significaba para sus padres una compañía, “y ahora que nos faltó vamos a estar ella y yo solos”.

Juan Antonio Gutiérrez ha pasado la mayor parte de sus años de vida en un camión, inició en el oficio cuando apenas tenía 17 años, hoy suma 50. Le gusta lo que hace, siempre le ha gustado, dice, “porque estoy satisfecho con el trabajo que desempeño, incluso a mí me gusta ser amable con la gente”.

El chofer refiere con orgullo unas fotografías que guarda, en las que se le ve ayudando a una persona con discapacidad para que se suba al camión urbano que maneja.

Su hijo también manejaba vehículos de transporte público, pero sólo ocasionalmente, a veces para cubrir a su padre cuando estaba enfermo o por temporadas, ya fueran vacacionales o en fines de semana.

“Trabajaba en sus días libres, cuando se acomodaba de sus estudios. Igual me ayudaba a mí o a mi otro hijo, el mayor….a él no le gustó. Le gustaba más su escuela, él quería tener una superación más que uno”.

En la conversación, aparecen una vez y otra, una reflexión y una convocatoria: “Han pasado muchas cosas allí, muchos asaltos. Yo digo que lo primordial debe ser antes de, no después de. Porque ahorita ocurrió lo de mi hijo. Lo mío. El asalto. Al rato no nada más va a ser el chofer y el acompañante. Al rato van a ser los pasajeros también”.

Los operarios de la ruta Tierra y Libertad de la empresa Transportes de Guadalupe que cubren este recorrido, tuvieron un breve paro de labores este lunes en reclamo de seguridad para su integridad física y la de los usuarios, así como en salvaguarda de los recursos económicos que sostienen a sus familias, mismo que fue suspendido luego de que se abriera el diálogo con las autoridades.

No obstante, dice Juan Antonio Gutiérrez, analizan recortar su recorrido para evadir la zona en que se han registrado varios atentados en su contra.

La convocatoria que viene luego de la reflexión busca un respaldo, el de los usuarios: “Si les tocara, no se lo deseo a nadie, pero puede sucederle a gente inocente que va de pasajera. –Ojalá- que pudieran apoyarnos en eso –exigir seguridad-, porque les estamos brindando el servicio (…) por eso mismo, para que nosotros hagamos el recorrido normal, no cortar la ruta, que es para que la gente llegue a su destino lo más pronto que se pueda. Y no estar nada más con el temor. No nada más puedo ser yo, sino la gente también”.

Los nombres reales de las víctimas fueron omitidos en esta nota y cambiados por pseudónimos, a solicitud del entrevistado.

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