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martes, 30 abril, 2024
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Crónica de la entrega de víveres al estado de Morelos (primera parte)

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Después de tres días de haber convocado a la solidaridad de la ciudadanía y la comunidad universitaria, cumplimos el cometido de reunir casi 12 toneladas de víveres, aguas, medicinas y material quirúrgico. El siguiente reto ahora, es acudir al Estado de Morelos a garantizar que todo llegue a las personas afectadas ya que esa era la palabra que habíamos empeñado; infraestructura de la UAZ nos facilita un vehículo, pues aunque el Rector había autorizado en un primer momento nuestra participación, ya a punto de salir, resultó que no cupimos en la comitiva oficial designada y, sin chofer y sin viáticos, nos la arreglamos para perseguir a la caravana de tres camionetas, una traila y una suburban que tenían la encomienda de entregar la aportación de los zacatecanos. El viaje se traduce en más de 700 kilómetros en los que Esmeralda Salinas, Pedro Ramírez y Sarahí Arteaga, nos aventuramos a emprender a sabiendas de que teníamos todo en contra para llegar al primer destino trazado: Jojutla, Morelos. En días previos a la entrega, otro alumno de Derecho de nombre Misael Castorena se acerca al centro de acopio y me pasa los datos de Itzayana Silvestre quien es habitante de Tepalcingo de Hidalgo y, nos informa el grado de devastación que hay en ese municipio, lugar cercano a Axochiapan donde se localizó el epicentro del terremoto de 7.1 del 19 de Septiembre. Finalmente, decidimos acudir a Tepalcingo y un grupo de jóvenes de la Preparatoria Federal por Cooperación “Mariano Matamoros”, deciden conducirnos a algunas comunidades de Axochiapan que no han tenido apoyo. Llegamos a una de ellas y las mismas personas del lugar, nos indican en un ejercicio de honestidad que ahí no hay derrumbes ni damnificados que nos llevemos los apoyos a donde realmente se necesitan, así, una brigada acude entregar apoyos a Contla, Puebla, lugar pegado a Axochiapan y que también fue devastado por el terremoto. La caravana universitaria regresa a entregar otra parte de los acopios a la Universidad Autónoma de Morelos situada en Cuernavaca y, nosotros decidimos quedarnos en Tepalcingo; los jóvenes de la Prepa nos ayudan a entregar apoyos y cartas envíadas por los jóvenes de Derecho a iniciativa de la Maestra Irma Gloria García González y el Maestro Ricardo Rosales del campus Fresnillo, aquí reconozco que fue una excelente idea pues se generó un hermanamiento entre personas que no se conocían y que tal vez, nunca lleguen a conocerse, sin embargo, la desgracia ha estrechado sentimientos de amistad, compromiso y patriotismo. Los muchachos nos conducen a donde están los daños más graves, así, somos testigos directos del poder de la naturaleza, a nuestro paso vemos cartulinas con mensajes de agradecimiento, incluso salen a nuestro encuentro una niñas que sujetan varios mensajes con una sonrisa. No hay casa que no contenga un mensaje de agradecimiento y el envío de bendiciones, también hay casas con un círculo rojo y una equis en señal de que será derrumbada totalmente. Hay distintas brigadas y comida gratuita para los brigadistas. Veo casas y comercios destrozados, hay múltiples cintas amarillas y rojas de precausión, llegamos al albergue provisional situado en la plaza principal, una mesa tiene el letrero “servicio médico gratuito” atendido por un jóven doctor que llegó desde Guadalajara, más adelante vemos mucha agua embotellada y luego, un puesto atendido por dos personas y en donde la gente pasa por un botiquín de primeros auxilios, al fondo, un comedor improvisado para voluntarios y población. Un señor con una carretilla y garrafones de agua preparada me ofrece un agua, según dice es de una fruta nativa del lugar que se llama Maracuyá. Me dirijo al Santuario del Señor de Tepalcingo, la fachada principal está cuarteada, hay derrumbes y grandes pedazos de la estructura en el suelo, sin embargo, pobladores y visitantes, rezan en el patio donde colocaron un altar lo cual muestra que la gente no deja de tener fé y eso es lo más importante. Seguimos el recorrido y se multiplican los nudos en la garganta, el sitio parece haber sido destruido por una bomba, platicamos con las personas y agradecen mucho que hallamos ido a llevar apoyo. En la calle Fernandez de Lizardi del Barrio Palo Revuelto, nos intercepta una pareja y nos invita a pasar a su casa para ver los daños, Sarahí y yo escuchamos el relato, el Señor Alejandrino Galicia deja rodar unas lágrimas, lo abrazamos y lloramos juntos, no podemos evitarlo, ya hacia rato que el sentimiento nos quería ganar, intercambiamos teléfonos y el compromiso de buscar apoyos para la construcción ya que las paredes de su casa se derribaron, viven como pueden y tienen la esperanza de que el gobierno les ayude. Continuaré con este relato la próxima semana. ■

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*Integrante del Consejo Mundial para la

Defensa de los Derechos Humanos

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