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sábado, 4 mayo, 2024
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Érase una vez un medio ambiente (sic)

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

En esta columna, necia y reiteradamente se ha insistido en el tratamiento de tres temas que sin duda alguna son torales para mantener siquiera la aspiración a seguir adelante como especie y dar la misma oportunidad a otras formas de vida que han tenido el infortunio de cohabitar el planeta junto a esta desgracia de la creación que es el ser humano. Y el nombre de este organismo no se escribe entre cursivas, entre comillas o entre paréntesis con un sic, porque de algún modo u otro, decían los viejos, mientras haya vida hay esperanza y se mantiene la negativa de aceptar que estas desgracias de dos patas y por completo descerebradas que infectan la tierra sean las que determinen el futuro del mundo en todas sus representaciones.

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Para comenzar, la redundante forma de referirse a lo mismo con una expresión de dos palabras, medio ambiente, imagino que para que su sonido se parezca a la palabra inglesa enviroment, es una forma de expresión que solo abona malos entendidos a quienes tratan de abordar este tema desde cualquiera de sus significados. Pero lo que importa a fin de cuentas no es su gramática sino lo que significa y la manera de enarbolar un sistema de defensa para su supervivencia.

Hace poco más de dos años y medio, se publicó en esta columna la primera parte de una idea que trataba de abonar un modelo que quien esto escribe lleva algunas décadas proponiendo: la defensa del ambiente desde una visión sustentada en tres pilares fundamentales: desarrollo de una visión Geocentrista y no antropocentrista (como se ha hecho desde la aparición de la familia y la propiedad privada), un Sistema Educativo Mundial y un Sistema Legal que sustente y fortalezca los puntos anteriores. (Día Mundial del Ambiente –Los Dos Regalos-. La Jornada Zacatecas Periódico, 30 de mayo y 6 de junio de 2016).

Dado que el 6 de junio se celebra (otro sic) el “Día Mundial del Ambiente”, en una especie de obituario se mencionaba la paradoja del día de marras con todos los males que aquejan a este sufrido mundo.

“Los últimos acontecimientos… nos hablan de circunstancias que están relacionadas a calamidades como el cambio climático, la explotación irracional de los recursos naturales, la deforestación, el agotamiento de la superficie agrícola, las guerras continuas –declaradas o no- que se suscitan a lo largo y ancho del planeta, la explosión demográfica, la erosión, la desertificación, la contaminación de los mares, el envenenamiento de los mantos freáticos, los cuerpos de agua agotándose, ríos devastados, el enrarecimiento del aire, la extinción de miles de especies, la minería descontrolada, la agricultura artificial, el crecimiento irracional de los asentamientos humanos, el terrible fracking y otras desgracias de cuyo nombre no quiero ni acordarme. Entonces surge la pregunta: ¿habrá algo que celebrar, o solamente se volverán a escuchar discursos vacíos y saldrán a los campos arruinados algunos funcionarios menores a plantar arbolitos, que morirán en la víspera, enfundados en sus camisetitas de ecologistas?”

Todas las lacras y taras anteriores no tan solo siguen presentándose, sino que han aumentado su frecuencia sin que a nadie le importe un comino. Parece una rueda del infortunio en que los ciclos se completan y siguen aumentando. Además, han aparecido nuevos problemas que parecen imposibles de resolver como el crecimiento desmedido e irracional de las manchas urbanas de casi todos los rincones del mundo, la híper explosión demográfica, la sobre dependencia de desechables, los plásticos duros, lonas, el daño irreversible al ambiente con la recién exhibida y confrontada sustracción ilegal de combustibles en sus estados fósil y refinado, donde además de la rapiña que a todos tiene escandalizados se hace sin ningún cuidado hacia el ambiente ante la indiferencia de tirios y troyanos. En definitiva, el enfoque hacia estos problemas es completamente inapropiado y pronto se estarán pagando las facturas por tal descuido.

La ignorancia, la corrupción y la impunidad son la base del caldo de cultivo en que se cocina el final de la Tierra. La devastación de la Selva y Río de las Amazonas en Brasil, los bosques del Uruguay y la sobreexplotación de los polos son ejemplos pésimos de cómo la ignorancia y estupidez de algunos cuantos ricachones le están partiendo la ídem a la Madre Tierra con el jocoso contubernio de autoridades colocadas ahí para darle legalidad a estos arteros crímenes ambientales.

Y mientras, día con día caen asesinados en todas partes del mundo aquellos que con la conciencia bien puesta tratan tímidamente de revertir esta situación con la defensa de los recursos a través de programas de desarrollo regional ante los oídos sordos de aquellos a cuyas vidas se quiere proteger.

¿Será que la suerte está echada? Hay muchas personas y grupos en el mundo que se oponen a aceptarlo, pero mientras la humanidad no salga de su marasmo y embrutecimiento sistemático –el atarantamiento global-; las perspectivas no son las más halagüeñas. Si le sirve de consuelo, el próximo 6 de junio saldrán a la calle unos sujetos del partido de la triple mentira a repartir camisetitas verdes además de mochilas y banderitas de plástico invitando a la gente a ponerse el disfraz de ecologistas. Porque a las autoridades ya se les olvidó este asunto y no se les ve intención de recordarlo.

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