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sábado, 4 mayo, 2024
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La dialéctica de la memoria: la (in)justicia en la historia

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Por: La Jornada Zacatecas •

En la segunda guerra mundial hubo el intento de exterminio de un grupo étnico y eso no lo debemos olvidar. Jamás. El olvido equivale a abrir la posibilidad de que eventos de este tipo se puedan repetir. La memoria no es neutra, no es un mero recordar. El ejercicio de la memoria historia incluye algo fundamental: el valor. Toda evocación es una valoración. Lo que traemos al presente no es una descripción de hechos, sino la presentación de sentimientos morales. En torno al holocausto se provoca indignación, dolor y rechazo.

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Pues bien, hay eventos históricos relevantes que merecen ser traídos al presente a través una serie de formas simbólicas de expresión: memoriales, conmemoraciones o inhabilitación de días específicos. En el caso de los abusos históricos de la iglesia se usó el perdón. El Perdón tiene una muy especial fuerza simbólica: permite marcar el valor del evento en cuestión y, al mismo tiempo, llamar a reconciliarse con aquello. El Perdón genera una dialéctica precisa: asumir una culpa permite borrarla. Asumir una culpa implica confesarla. Es como operan no sólo los antiguos ritos de contrición, sino la terapia psicológica y la solución de conflictos sociales. Es una práctica simbólica de amplia aplicación. Pero ahora empleada en temas históricos.

Con el regreso de grupos pro-fascistas, del odio étnico en países autodenominados civilizados, fanatismos religiosos, neo-colonización y eliminación de identidades culturales en nombre del progreso, adquiere especial relevancia los ejercicios de la memoria colectiva. Por eso es importante que la acción de los imperios coloniales quede claramente en la memoria del mundo bajo el valor de la iniquidad que significó el trauma que ocasionaron a los pueblos colonizados. La versión de los vencedores generan recuerdos pero con sus valores: hay españoles de las derechas tradicionalistas que ven la llegada de los Castellanos del siglo 16 como una obra civilizadora que vino a salvar a los pueblos originarios de la idolatría y el salvajismo. El hecho de exigir ‘el perdón’ es enmarcar el recuerdo bajo los valores y visiones de los vencidos. Los ingleses creen que fueron a salvar a los habitantes nativos de la India, los franceses conservadores eso mismo afirman de su coloniaje en África, ¿y cómo recuerdan los británicos el extermino de las tribus del norte de América?

Sin embargo, esos actos simbólicos deben conducir a reivindicar prácticas justas en la actualidad. Esto es, el solicitar perdón o reconocimiento de la Corona española, lleva a respetar los derechos de los pueblos indígenas contemporáneos. En suma, AMLO, después de exigir el perdón a la Corona, deberá cuestionar todo el tema de los derechos y cultura indígena aquí y ahora. Y entre muchas otras acciones, debería controvertir la viabilidad del proyecto del Tren Maya; y decidirse por la promulgación de la Ley sobre Derechos Indígenas, antes de poner en marcha cualquier megaproyecto ‘modernizador’. La memoria es un recurso invaluable para mejorar nuestra presente y futura experiencia histórica: es el ángel de la justicia.

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