Calificar como agitadas las dos últimas semanas es no tener sino una imagen desvaída de los acontecimientos; llama la atención la renuncia de quien estatutariamente fuera el máximo dirigente del partido en el poder fuera inmediata a la proeza más reciente del gobierno encabezado por el licenciado Peña; aún cuando también lo fue de la última y decisiva conversación habida entre ellos. Pudiera ser sólo una coincidencia; aunque digan algunos en política tales circunstancias no se dan.
***
Solían las abuelas decir que Dios obra misteriosamente, a lo que lo acaecido en la llamada “cámara alta” hace unos días otorga visos de verdad: resulta que por presiones persistentes del sector empresarial se vio, el licenciado Peña Nieto, en la penosa necesidad de enviar al senado una ley contra la corrupción; que si bien constituye un ordenamiento laxo, acatable a voluntad y conlleva además la creación de una nueva fuente de empleo para los numerosos políticos; todo ello no obstó para se sintieran los senadores heridos en su susceptibilidad, y añadieran en represalia un “adendum”, que somete a los proveedores del sector público a la mencionada ley.
Las protestas no se hicieron esperar y se vio el gobierno en la compungida precisión de pedir perdón; todo lo cual no quita se pusiera por primera vez el dedo en el renglón de la contraparte privada de la corrupción pública, que exige caiga todo el peso de la ley en los burros de su compadre (y cómplice).
***
Aún cuando la decisión última no le corresponde, el mejor legado del gobierno del señor Alonso será, en caso de concretarse, la declaración de zona natural protegida de 2 millones 577 mil hectáreas del semidesierto zacatecano.
Reclaman quienes tienen intereses afectables por dicha declaración efectos adversos para la minería; misma que, aducen, genera en Zacatecas un valor anual de 45 mil millones de pesos. Lo que olvidan estos objetores es la proporción de ese valor que se queda en el estado, cuyas dramáticas imágenes podemos contemplar en Salaverna y Noria de Ángeles; donde se hace patente fuera de ínfimos salarios y unos cuantos servicios, empresas como Peñoles o Aranzazú no pagan siquiera impuesto predial.■
