■ En el documento convoca el Papa Francisco a “proteger nuestra casa común”: Noriega Barceló
“Yo no había visto tanta oposición a una encíclica desde que salió en el 68 la Humanae Vitae”, expuso Sigifredo Noriega Barceló, obispo de la diócesis de Zacatecas, acerca de la recientemente dada a conocer Carta Encíclica Laudato Si, en la que el Papa Francisco convoca a “proteger nuestra casa común”, se expresa contra la cultura de la exclusión y la inequidad social, así como del “descarte” de la persona humana.
Noriega Barceló abundó sobre la reacción, señalando que “inmediatamente hubo voces muy fuertes que se opusieron porque afecta muchos intereses de gente muy poderosa”.
En distintas ocasiones de la conversación sostenida ayer vía telefónica con La Jornada Zacatecas, el líder espiritual reiteró respecto al cambio de conciencia que requiere el seguimiento de la convocatoria papal para el caso de la Iglesia, así como la organización necesaria para pasar a la acción, representan “un gran reto”.
“Y qué bueno. Yo creo que el anuncio del Evangelio tiene no solamente que hacer cosquillas sino que transformarnos de fondo”.
La Carta Encíclica Laudato Si, que alude a una expresión de Francisco de Asís, “Laudato si’, mi’ Signore”, -“Alabado seas, mi Señor”, un cántico que expone a la tierra como “una hermana, nuestra madre tierra”, fue propuesta por Sigifredo Noriega Barceló como un regalo del Papa Francisco no solo para la Iglesia sino para la humanidad.
“Porque nos ayuda a tomar conciencia del gran y complejo problema que es el mal medio ambiente que estamos haciendo”.
En ella, el pontífice va a “una de las causas más fuertes del deterioro del medio ambiente”, la economía basada “nada más” en la producción-consumo, una que aseveró el prelado, “no es una economía con rostro humano y está llevando a esa labor negativa de depredación de la creación”.
Agregó como otro importante punto a destacar, la convocatoria expresada en el documento para dar un siguiente paso hacia “la ecología humana”.
Dijo que “no podemos nada más cuidar el ambiente si no cuidamos al mismo tiempo la persona, la dignidad de las personas”.
Al respecto cuestionó la postura que hoy se expresa hacia la salvaguarda de los derechos humanos, una que dijo “está muy bien”, pero no cuando solo se les pretende garantizar de forma individualista, pues “el bien común exige derechos humanos comunes, sociales”.
La encíclica entonces, es también oportuna dada la mentalidad individualista actual, una que ya expresa consecuencias negativas no solo en el ámbito económico sino respecto a las relaciones humanas y las instituciones.
“A mí me parece un punto muy oportuno para que nos ayude a salir de nosotros mismos y veamos el bien común”.
La convocatoria del Papa Francisco, es justo un llamado a la corresponsabilidad, también destacó, pues se dirige no sólo a los ciudadanos sino a los gobiernos a fin de que coadyuven en conservar “la casa común de la humanidad”, expresión que dijo, es la clave de toda la carta.
Localmente la Iglesia, mediante la Pastoral social de la Diócesis de Zacatecas, se encuentra en un proceso de organización y reorganización, esto respecto al redireccionamiento que el Papa Francisco ha propuesto en su mandato.
“Estamos en eso, dejándonos interpelar. Al empezar este año repartimos 10 ejemplares de la encíclica anterior La alegría del Evangelio, a cada una de las parroquias porque creemos que no es una ideología sino un espíritu, que este espíritu vaya permeando todas nuestras decisiones”.
El signo impreso hasta el momento por Jorge Mario Bergoglio en su pontificado, implica “un reto grandísimo porque la mentalidad negativa de la acumulación, del consumismo”, ha llevado al extremo de considerar desechables al prójimo: el esposo, la esposa, los hijos.
“Es una mentalidad que desgraciadamente tiene muchas y muy diversas manifestaciones, entonces para mí el reto es grandísimo y el Papa Francisco nos está ayudando a tomar conciencia: ¡Oigan, abran los ojos!, si no hacemos algo la humanidad se va a fragmentar más y el futuro de la humanidad está comprometido”.
Sigifredo Noriega Barceló, agregó sobre el papel de la Iglesia, se inscribe en una labor educativa, “esta formación crítica de la conciencia, que nos tiene que importar el prójimo”, de manera que se pase de “la mentalidad de la asistencia” hacia la mentalidad de la “promoción humana”.
“Yo creo que esta idea siempre ha estado presente en la Iglesia pero no hemos sabido como concretizarla”.
En la Diócesis de Zacatecas, ya se organizan para acompañar en esta lógica también a quienes se encuentren en la comunidad más lejana, pero asimismo para influir “en las personas que forman opinión”.
Se hacen necesarios en esta empresa organismos intermedios que “nos ayuden a ser subsidiarios pero sobre todo a ser solidarios”.
El requerimiento convoca dijo, a otro tipo de Cruzada, “ya no son las armas de la Edad Media, ahora es el arma de la solidaridad. Yo creo que esto es posible”.
Ante las reacciones de rechazo a la Carta Encíclica Laudato Si, que expresan un conflicto entre la postura papal y “los intereses de la gente muy poderosa”, el obispo de Zacatecas respondió a la alusión de la cita bíblica atribuida a Cristo: “No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada”, responde precisamente “a la guerra interior, esa conversión, esa lucha interior, efectivamente” a que hoy convoca el pontífice.
Para apuntalar esta modificación de la conciencia, invitó a dar lectura a la encíclica. “Es lo que quiere el Papa, de hecho, antes de que se publicara fue mandada a todos los obispos del mundo”.
Dijo por último, él la recibió como otros de sus pares, 10 días antes de su manifestación mundial el pasado 24 de junio, y puede conseguirse “en cualquier página de la Iglesia” desde la que se puede bajar a la computadora.
