■ La creación de secretaría en el rubro enfrenta varios retos y presenta paradojas, explica
■ Se debe definir lo que realmente se quiere hacer y exigir se cumpla lo que quedó planteado, expresa
Luego de la creación de la Secretaría de Cultura y la designación como su titular, Rafael Tovar y de Teresa, lo que queda tanto para los artistas, creadores, gestores culturales y ciudadanía en general, es informarse y participar de este proceso a fin de “cambiar realmente el rumbo de la administración de la cultura y las artes en el país”, dijo Jánea Estrada Lazarín.
La promotora y gestora cultural propuso a la nueva secretaría enfrentada a tres retos fundamentales: el rediseño administrativo para reducir el pago de nóminas que actualmente absorben el 50 por ciento del presupuesto del hasta hace poco denominado Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), la redefinición del papel del Estado-Nación respecto a la promoción y la difusión del arte y la cultura, y justo, el fomento en este último proceso, de la participación social.
De entrada la nueva dependencia se presenta como una paradoja, dijo, pues la tendencia desde la llegada de Enrique Peña Nieto al poder ha sido al decremento de los presupuestos destinados al sector arte y cultura.
“El año pasado fue de 5 mil millones con respecto al año que estamos viviendo, y el próximo año nada más el apoyo destinado a los estados ha disminuido en 2 mil 500 millones de pesos”. Esto se traduce, agregó, en que serán los estados de la República “los más afectados en esta ocasión”.
Así la paradoja propone una disminución de recursos a la par que se redefine el papel de la dependencia encargada de la promoción y difusión cultural del país.
Dijo respecto al discurso oficial en la materia, está lleno de lugares comunes, como aquel que reza “vamos a reestructurar el tejido social”, y que ha venido repitiendo ahora el primer secretario de Cultura del país, Rafael Tovar y de Teresa desde su antiguo encargo como director del Conaculta.
Desde entonces, ha reiterado cinco puntos que estableció además como un compromiso que “no cumplió”, dijo Estrada Lazarín.
“Hacer de la cultura un medio para la transformación y la cohesión social; proteger el patrimonio material e inmaterial y ofrecer una infraestructura digna para la acción cultural y el acceso de todos; propiciar el acceso universal a la cultura, sus bienes y servicios para contribuir a la educación y a la formación integral de las personas; movilizar los recursos culturales, estimular la capacidad creativa y el potencial económico de la cultura para el desarrollo del país; ampliar la imagen de México en el mundo y alentar el turismo nacional e internacional a través de la cultura”, así expuestos.
Refirió a propósito de la toma de protesta de Rafael Tovar y de Teresa al cargo, que “por un error, por un momento, se asumió como secretario de Turismo. Es decir, tendríamos que dejarle muy claro que es el nuevo secretario de Cultura, porque está confundiendo”.
La confusión se repite en los estados y los municipios de la República, fundamentalmente porque aunque el turismo, la educación y la cultura pueden ser parte de un proyecto en común, deben responder a objetivos particulares bien definidos, dijo, mismos que no se relacionan con las estrategias que actualmente se implementan presuntamente para su difusión y promoción.
Trajo a colación la campaña que actualmente busca desarrollarse para promover a Zacatecas “como la capital mundial de la Cerveza”, que objetó, pues en su lugar, “no se promueve la riqueza cultural que tenemos dentro del estado”.
En este sentido agregó, lo que hace falta es definir realmente qué es lo que se quiere hacer. En este proceso de redefiniciones que se propone con la recién creada Secretaría de Cultura, falta exigir dijo, no solo se cumpla lo que quedó planteado en el decreto que le da origen, sino la promulgación de la Ley General de Cultura el próximo 2016, pues sigue vigente al momento el Programa Especial de Cultura y Arte de abril de 2014, que sustentaba el actuar del extinto Conaculta.
Se espera asimismo, dijo, que la organización dé una serie de foros y mesas de trabajo en los estados, en que cree fundamental participen la gente con propuestas.
La participación social deberá ser definitoria, dijo, porque más allá de quien ocupe los cargos, se requiere que artistas, creadores, gestores culturales y ciudadanía, se enfoquen en la creación de políticas públicas “para que esto realmente funcione”.
Al momento y así planteada la nueva dependencia, simplemente como un cambio de nomenclatura de consejo a secretaría, “me parece que es uno más de los cambios de Peña Nieto que no van encaminados a algo favorable”, tal cual sucedió, trajo a colación, con el reciente cambio en la titularidad de la Secretaría de Educación Pública.
Aquí recordó su propuesta en el contexto de la alta violencia en el estado de Michoacán, del Programa para la Armonía, que se expuso como estratégico, de tal manera que luego sería llevado a otras entidades con grandes dificultades en materia de seguridad.
“Yo no dudo que se hayan destinado recursos a los estados más vulnerables por la violencia, pero ¿dónde están los resultados?, ¿realmente han disminuido los índices de violencia o de criminalidad a los que él hacía alusión? No. Porque no hay una estrategia ni una táctica enfocada a que realmente puedan integrarse todos estos puntos coyunturales”.
Así propuesto, “en un país donde las apariencias y el culto a los abolengos es lo que más importa”, si quiere convertirse esta coyuntura en una oportunidad para cambiar realmente el rumbo de la administración de la cultura y las artes, reiteró Jánea Estrada Lazarín, también directora del suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, La Gualdra, es necesaria la participación ciudadana en el proceso, que dijo debe estar sustentado en información, actualmente accesible en la Internet donde citó como referentes importantes para este caso, a Carlos Villaseñor y Lucina Jiménez, ambos especialistas en el tema.
