A la agenda de Andrés Manuel ¡Los niños primero!

«Sr. Candidato: Ante esa crisis humanitaria de los niños migrantes le proponemos que, una vez que sea oficialmente reconocido como presidente electo de México, se pronuncie por rescatar a todos los niños migrantes indocumentados mexicanos separados de sus padres, apoyar legalmente los litigios de ellos en Estados Unidos para lograr su reunificación, y ofrecer asilo político a todos los niños migrantes indocumentados centroamericanos y a sus padres detenidos en Estados Unidos, apoyando el regreso a sus países o si lo desean respaldando su integración a México”
Firman: Lic. Jesús Manuel Díaz casas, Jorge E. Hiriartt Estrada, Francisco Flores Sandoval, Rogelio Cárdenas Hernández, Aquiles González Navarro, francisco Valerio Quintero, Rodolfo García Zamora y Raymundo Cárdenas Hernández. Todos académicos de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
El documento, del cual se transcribe el punto medular de una petición que hicieron los académicos mencionados al próximo presidente de la República Andrés Manuel López Obrador el 21 de junio pasado,motivó una respuesta positiva del destinatario en el mismo acto de entrega:
No podría ser de otro modo. Y, es que la política de “cero tolerancia” que ha instrumentado el gobierno de Donald Trump en contra de los migrantes, al separar a los hijos de sus padres, poner en prisión a estos y confinar a los niños cuyas edades varían de algunos meses hasta dieciocho años en campos de concentración, ha conmocionado al mundo:
“Las imágenes son desgarradoras. Sus voces, sus llantos, me dejan con el estómago hecho un nudo, dice el articulista Gabriel Guerra Castellanos en “El Universal”, mientras que la presentadora de una televisora, al dar la nota informativa rompe en llanto y no le es posible continuar con el programa.
La revista Times presenta en su portada a un Donald trump engallado frente a una pequeña de escasos cuatro años que clama por su madre llorando, en tanto que el periodista que tomó la foto de la pequeña, comenta que al ver la escena de separación de la niña de su madre, sufrió efectos de asfixia. “El aire me faltaba”, recordó.
Y ¿Qué pasa con el que dice ser presidente de México? ¿Y Videgaray el Secretario de Relaciones Exteriores, contrario a lo que fue esa dependencia? Ellos no sufrieron, igual queno sufrió la esposa de Trump, quien se vistió con una gabardina que en la espalda decía: “Yo no me preocupo, no sé tú”, precisamente al visitar a los menores en prisión.
Más le pudo a Peña y equipo el triunfo de Nicolás Maduro en Venezuela que hasta llamaron a la embajadora de México en aquel país, al tiempo que indignados exigían democracia. Hágame favor.
Muchos mexicanos esperábamos la intervención fuerte y decidida del presidente de México, no tanto porque de pronto apareciera un poco de dignidad y un viso de sensibilidad en ese personaje, sino aunque fuera sólo para exigir el cumplimiento a los tratados derivados del derecho internacional.
A la Declaración de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en 1959, que suscribieron tanto México como los Estados Unidos.
Por los derechos del niño, en el año internacional del niño en 1979, ratificados en Asamblea General de la ONU el 20 de noviembre de 1989 y que se abrió para su firma el 26 de enero de 1990, entrando en vigor el 2 de septiembre de 1990.
Los derechos consagrados en esta convención que suscribieron México y Estados Unidos entre otros países son:
“El derecho a la vida y a un sano desarrollo psicofísico; el derecho a la identidad que incluye el derecho al nombre y a la nacionalidad; el derecho a una atención especial en consideración a sus propios intereses -calificados de superiores-en todas las instancias judiciales, administrativas o de bienestar social; el derecho a dar su opinión y que esta sea tomada en cuenta; el derecho a la no discriminación; el derecho a vivir en familia; el derecho a ser protegido contra peligros físicos o mentales, contra el descuido, el abuso sexual, explotación, el uso de drogas y enervantes o el secuestro y la trata;
el derecho a que se le proporcionen los cuidados alternativos en casos de desamparo familiar; el derecho a una educación, trato y cuidados especiales en caso de impedimento psicofísico o cuando hayan sido víctimas de maltrato; el derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud; el derecho a la enseñanza primaria y a una educación que respete su dignidad y los prepare para la vida en un espíritu de comprensión, paz y tolerancia; el derecho al descanso, al juego y a las actividades culturales y artísticas; el derecho a disfrutar libremente de su cultura, religión o idioma.”
¿Qué haría en el caso un Lázaro Cárdenas? No hay duda. Inmediatamente hubiera ido personalmente por los niños. Por todos.
López Obrador tomará posesión hasta el mes de diciembre. Mucho tiempo, pero, en su carácter de Presidente electo sí puede hacer presión al gobierno irresponsable de Peña Nieto para que ¡haga algo! En defensa de los niños migrantes presos en los campos de concentración de los Estados Unidos. De todos. ¡Los derechos de los niños no pueden ser postergados! ■