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lunes, 20 mayo, 2024
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Entre priístas y priístas de closet

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

La semana pasada se celebraron los debates organizados por la autoridad electoral entre los candidatos a diputados de los cuatro distritos. El formato fue lamentable, no permitió suficiente interacción entre los participantes, y además eran muchos; consecuentemente había muy poco tiempo para hacer una exposición coherente de las propuestas. Además de esas y otras limitantes pudimos observar lo siguiente:

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Por principio todo indica que para el Partido Humanista y Encuentro Social esta elección será debut y despedida, pues parece complicado que obtengan el 3 por ciento de la votación que requieren para conservar el registro.

En el discurso de todos los candidatos escuchamos su preocupación por la corrupción, por la transparencia, por mejorar el bienestar de la gente, por la creación de empleos, etcétera. Pero muy pocos de ellos pudieron concretar esto en acciones al alcance de un legislador, y en congruencia con la ideología de los partidos que representan.

Por ejemplo, aunque todos los partidos lamentaron la situación del campo, Paco Flores Sandoval habló de la necesidad de bajar el costo de los insumos del campo, y de dejar de importar alimentos para conseguir la soberanía alimentaria, mientras es bien sabido que el PRI y el PAN simpatizan con el Tratado de Libre Comercio que tanto perjudicó ese sector económico.

Afortunadamente cada vez son menos los candidatos que hacen de la necesaria gestión de recursos la columna vertebral de su propuesta. Sin embargo, todavía pudimos observar quien se ufanó de haber gestionado mucho, o de saber hacerlo por tener los contactos necesarios o ser lo suficientemente agachón.

Si al elector común lo compran con un bulto de cemento, al legislador habitualmente le compran el voto en temas trascendentales con unos milloncitos que cuando no terminan en sus cuentas personales, van a sus asociaciones civiles, y en el mejor de los casos, a una obra de relumbrón para lucirse con los potenciales votantes que espera convencer para obtener el cargo que tengan en la mira. Un par de capítulos de House of cards son suficientes para entender la falsedad de los que se venden como grandes gestores.

Quedó de manifiesto en estos debates la incongruencia de los candidatos con los partidos que dicen representar, y a veces, hasta consigo mismos. Fue surrealista ver panistas quejarse de la violencia, chapulines hablar de los cambios de partidos, y candidatos quejándose de quienes abandonan su cargo para ir a una elección, cuando ellos hicieron lo mismo hace apenas dos años. Ya ni hablar de quien enumeró los logros obtenidos en otro partido.

Los candidatos priístas, sabedores del repudio a los gobiernos de su partido, apelan a sus trayectorias personales y carisma. No se atreven, ni por asomo, a defender a Peña Nieto.

Peor descaro tienen los candidatos que se asumen como contrapeso del priísmo, aunque sus partidos firmaran el Pacto por México, y solaparan las mal llamadas reformas estructurales.

Otros partidos se asumen opositores por no haber firmado el pacto, pero omiten decir que con tal de mantener su registro en evidente riesgo, no les ha importado aliarse con el PRI en algún lugar para combatir al PAN, y al revés en otros estados de acuerdo a la correlación de fuerzas.

Argumentarán quizá que ellos, como personas, son diferentes. Sin embargo los legisladores generalmente tienen poco margen de acción en el terreno individual. Se mueven por fracciones, y obedecen relativamente al líder de la misma, etc. De tal manera que, por ejemplo, si ellos en lo personal estuvieran a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, su probabilidad de apoyar una iniciativa en ese sentido estaría limitada por la agenda e intereses de su partido.

Dos momentos evidenciaron la poca diferencia entre algunos partidos. La primera cuando el candidato panista del distrito dos se defendió de las acusaciones de despilfarro en la organización de la feria de Jerez, diciendo que el gobernador hacía lo mismo, pues destinará cien millones de pesos a remodelar la feria de Zacatecas. El otro, cuando el candidato petista del cuarto distrito admitió el reparto de huevos, tablets, cobijas, útiles escolares y becas, porque “cada quien se rasca como puede” y porque “al enemigo hay que jugarle como juega el enemigo”.

Es de notarse la mala fe, o bien, la ignorancia de quienes llaman al voto útil en esta elección, en la que justamente, cada voto, por humilde que sea, es muy útil, pues es sabido que a gane o no gane un candidato, a partir de la votación que obtenga un partido recibirá más o menos tiempos en radio y televisión, prerrogativas, y posibilidades de obtener diputados plurinominales.

Finalmente es notable el pulso anti-PRI que permea en el electorado. No es un secreto, lo comparto, ojalá el electorado distinga también a los priístas de closet, a los que vestidos de otros colores apoyarían las reformas que se avizoran, entre ellas, la posible privatización del agua, y de los sistemas de salud.■

 

@luciamedinas

 

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