■ Especulaciones sobre su fuga pueden ser en realidad una cortina de humo: Valerio Quintero
■ Para ganar credibilidad el Estado debe reconstruir los hechos y continuar la investigación
A más de cuatro meses de la fuga de Joaquín Guzmán Loera El Chapo, del penal del Altiplano, la falta de respuestas ha puesto en tela de juicio la honradez de quienes administran los centros penitenciarios, pues sin corrupción de por medio, la fuga habría sido imposible, afirmó Francisco Valerio Quintero, profesor de la Unidad Académica de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
Durante este tiempo, dijo que se han dado a conocer especulaciones que en realidad pueden ser una cortina de humo, tal es el caso de que, ante la imposibilidad de cavar un túnel con esas características en el tiempo que se hizo, es probable que éste ya existía y en consecuencia esa celda le fue asignada con la intención previa de facilitarle la fuga.
Otro cuestionamiento que sigue sin respuesta es cómo fue posible remover tal cantidad de tierra sin que nadie se enterara, porque en su experiencia, su familia ha trabajado con camiones de volteo, haciendo excavaciones para construcción de carreteras, y en esos procesos se presenta un factor de abundamiento que depende de la composición química de la tierra, el grado de humedad y la forma en que se extrae.
“El hecho es que este material se expande al ser extraído y los cálculos hablan de que ahí pudieron haber sido requeridos hasta 400 camiones de siete toneladas para extraer ese material. ¿Cómo es posible que se asegure que con una pequeña camioneta se desalojara esa cantidad de material?”, cuestionó Valerio Quintero.
Asimismo, se desprende que la construcción
de ese túnel requiere de elementos de apoyo tales como el plano del penal, el cual no estaba en manos de cualquier persona. Además, hay antecedentes de solicitudes oficiales para que facilitaran esos planos.
Incluso mencionó que existe otra especulación que refiere que el detenido no salió por ese túnel, de forma que “estamos ante tanta cantidad de especulaciones, que la verdad ya quedó oculta”.
Si el Estado debe ganar credibilidad, indicó, debe dar a conocer una reconstrucción cabal de los hechos, exponerlos a la opinión pública y luego continuar con la investigación que corresponda.
También señaló que la construcción de un boquete en la regadera, único punto ciego de las cámaras de seguridad, no es obra de la casualidad, y por el contrario hubo un cálculo preciso y rigurosamente exacto.
Valerio Quintero explicó entonces que la fuga del capo podría generar diversas consecuencias, entre ellas que otros detenidos por delitos de delincuencia organizada sean puestos en manos de las autoridades estadounidenses mediante procedimientos fast track.
Otra consecuencia es la realización de operativos conjuntos entre las autoridades mexicanas y estadounidenses para la recaptura de Guzmán Loera, lo que significa que la policía del vecino país del norte ya realiza funciones que sólo debería corresponder a las corporaciones nacionales.
“Ese es un problema porque indica esta voluntad de imponernos condiciones, requisitos y hasta sanciones en su caso si se estima que México no hace lo suficiente en materia de persecución al narcotráfico”, concluyó.
