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sábado, 4 mayo, 2024
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El teatro y sus beneficios:

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte • admin-zenda • Admin •

El teatro es una actividad de características múltiples y muy variadas, que ha sido desarrollada en la historia de la humanidad como una disciplina formativa, incluso se empieza a practicar como una acción didáctica para hacer saber a la comunidad sobre los episodios importantes de la vida pública, ya sea en forma directa o satirizando dichos episodios; sin ánimo de afirmar alguna audacia peregrina, se puede decir que surge como la primera forma pedagógica para instruir a la sociedad sobre eventos que son importantes y trascendentes. En la cultura occidental su origen se remonta a los acontecimientos que fueron parte del pueblo griego, donde como forma de expresión surgen os primeros géneros teatrales: la tragedia, la comedia y el drama satírico. Mucho antes del gimnasio y el ágora griega, surgen las Dionisiadas, que son festividades para honrar al dios Dionisios y su representatividad como Dios de la tierra, el vino, la abundancia y la alegría. Al evolucionar estas formas de expresión, también evolucionan la incorporación de las autoridades y la sociedad incrementando sus alcances y su uso práctico, más allá de su planteamiento original. Se dice que la pieza teatral conocida más antigua, es La Poética, de Aristóteles (s. VI a. c.).

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Por decir algo, la primera forma importante de enseñanza en el Imperio Romano, fue la Elocuencia, impartida por los retores, que estaba dirigida a instruir a todos aquellos jóvenes de veinte años o más que, siendo hijos de los personajes cuya opulencia les permitía heredar sus puestos en la élite senatorial la que determinaba el futuro de la República y del Imperio Romano; el objeto del refinamiento del discurso era dramatizar el alegato con el que se pretendían ganar los debates en el Senado, esto mucho antes de que aparecieran las primeras escuelas y formas de enseñanza, donde se inició la práctica pedagógica. Poseedores de grandes extensiones de tierra y grandes incursores a partir del arte de la guerra y la conquista, los dueños de las riquezas más grandes podían instruir a sus hijos en estas prácticas que dependían mucho de lo teatral.

Las representaciones escénicas y sus métodos de trabajo evolucionaron a lo largo de la historia hasta nuestros días en el que el Arte Dramático, o Teatro, es una entidad en sí misma que aporta a quienes lo practican beneficios innumerables que van más allá de la simple habilidad histriónica. El beneficio principal radica en que su aprendizaje serio permite adquirir valores importantes y trascendentes sobre la existencia como la responsabilidad, la honestidad, la tolerancia y el respeto a los demás, entre otros, y ayuda a encontrar y desarrollar fórmulas para ser mejores seres humanos. Como colofón a esta serie de logros multivariados, el teatrista tiende a ser una persona socialmente más adaptable que individuos que se desempeñan en otras profesiones o disciplinas artísticas.

El actor, en la expresión más extensa del término, es una es una estructura biológica que despliega con maestría una serie de habilidades entre los que destacan las siguientes capacidades corporales, intelectuales imaginativas y de sensibilidad; gracias a esta disciplina supera inseguridades de todo tipo como las relacionadas con habilidades motoras finas y gruesas, de lenguaje y de expresión. En el aspecto psicológico, eleva la autoestima, proyecta a quien lo practica ante sí mismo y ante los demás con atingencia y confianza. En lo relativo a aspectos intelectuales,  desarrolla el lenguaje y su uso correcto y bien pronunciado; ejercita la memoria y la agilidad de pensamiento además de fomentar la lectura. Cuando enfrenta su entorno, mejora ostensiblemente la capacidad de atención a todo lo que acontece a su alrededor y por consiguiente agudiza el estado de alerta y la visión periférica. Otros beneficios intrínsecos son la expresión corporal, el desplazamiento espacio-temporal, el dominio escénico y la concentración. Se aprende a conocer mejor el cuerpo, sus posibilidades de fortalecimiento y uso inteligente y a la larga aporta una condición física similar a la de cualquier súper atleta, lo que le permite hacer desplantes individuales únicos y originales. Por último, difícilmente existe una profesión o pasatiempo tan divertido y creativo, además de terapéutico que el ejercicio teatral.

Ahora bien, no hay edades límite para cultivar esta disciplina, se puede realizar desde la adquisición temprana del lenguaje y del control del desplazamiento corporal en los infantes, es decir, puede practicarse desde los tres o cuatro años, hasta edades tan avanzadas que solamente la discapacidad física o alguna limitación por cuestiones médicas pudieran impedir su práctica. El objeto de este artículo es alentar a todos aquellos que quieran mejorar su calidad de vida se incorporen a su práctica, ya sea en centros que estén funcionando para este propósito y se sumerjan en su práctica. El premio mayor que aporta viene al final, cuando se es capaz, individualmente o en grupo, de llevar al espacio escénico un montaje que culmine en una representación pública.

¿Verdad que nunca lo hubieran imaginado?, la única disciplina que ofrece todo lo anterior y aún más, es El Teatro, ni más ni menos. ■

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