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sábado, 4 mayo, 2024
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Ciudadanos irreflexivos, retrógradas y comparsas de los malos gobiernos

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ • Admin •

“…Protesto guardar y hacer guardar la Constitución

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Política de los Estados Unidos Mexicanos

y las leyes que de ella emanen,

y desempeñar leal y patrióticamente el

cargo de Presidente de la República

que el pueblo me ha conferido,

mirando en todo por el bien y prosperidad

de la Unión; y si así no lo hiciere que

la Nación me lo demande…”

 

Artículo 87 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

l Presidente de la República o el Gobernador electo, toman protesta ante la Constitución y se comprometen ante el pueblo, a mirar en todo por el bien y la prosperidad de la Unión, si fallan en el intento, la Nación o el pueblo se los tenemos que demandar. En México y en Zacatecas, debemos estar atentos a que este juramento se cumpla efectivamente y, al término de la gestión de nuestros gobernantes, reconocerlos o castigarlos en razón a los resultados entregados. En los hechos, una gran parte del pueblo opta por ser comparsa de los malos gobiernos, algunos más, comentan, opinan y critican pero en cuanto sale el nuevo candidato, olvidan como por arte de magia o por estupidez, los agravios que durante tres o seis años le hicieron al mismo pueblo. No se dan ni siquiera la oportunidad de reflexionar un poco sobre lo bueno y lo malo que resultó votar por un determinado personaje, en otras palabras, actúan como cualquier chica o chico fácil, pues dan las nalgas a cambio de casi nada y a la menor provocación. En algunas alimañas con caráter de pseudo políticos, es entendible y obvia su conducta pues su leal imbecibilidad e ignorancia, ha sido premiada con diputaciones y cargos en la administración pública, por lo que la lamida de productos de gallina se antoja impostergable, inmediata y permanente pues solo de esta forma, garantizarán un periodo más para esanchar su patrimonio y aparentar ser la high class aunque sean incapaces de proponer una sola idea o reflexión sobre un problema común como lo es la pobreza. Así las cosas, somos los ciudadanos los que por omisión y adhesión premiamos a los malos gobiernos, pues no demostramos más que en el mercado, nuestra incorformidad ante los eventos que tenemos frente a nosotros, ya que no tenemos una educación de calidad, los maestros y la clase trabajadora son tratados como personas de tercera, no hay progreso ni desarrollo, el patrimonio natural se aprovecha por los consentidos del poder; en la mayoría de los puestos de gobierno se colocan a personajes ineptos, con poca trayectoria pero leales al sistema, ante esto, yo me pregunto: ¿La lealtad está peleada con la inteligencia y la capacidad? En este contexto, me resulta infame la increíble respúesta de jóvenes, adultos y personas de la tercera edad que han padecido en carne propia la ineficacia gubernamental, pues han padecido ataques directos a su seguridad, han mal tragado, han tenido que empeñar hasta la plancha del pelo, han sido testigos fieles de la opacidad y la corrupción y si decir nada, inmediatamente ya están abrazando y tomándose fotos con el candidato oficial, lo cual resulta paradógico. Entonces el cículo vicioso empieza: en campaña muy sonrientes y abrazados con todos y todas, como si la marginación y el olvido insultante de pueblos y comunidades enteras se resolviera con pura pelada de dientes. Después de la toma de protesta, los lame suelas se amontonan para estar cerca del ungido con el fin de ganar cuadritos grandes en el organigrama; ya instalados, se dedican a mal gobernar y a cobrar lo empeñado en las campañas, al cabo el pueblo aguanta eso y más, no opone resistencia, es manipulable, es irreflexivo, retrógrada y absurdamente dócil; así pues, una gran parte de la población sumida en sus lastres individuales, están dispuestos a aceptar y votar por más corrupción, endeudamiento y diputados a modo del gobierno, por más que intenten convencernos que son de oposición; ya al final del próximo trienio o sexenio, los ciudadanos estarán atentos al nuevo candidato oficial para encumbrarlo al poder, ya si acaso el gobierno fuera muy malo, le hacemos al flamante político una máscara que se venda en los cruceros o le hacemos caricaturas versallescas para manifar nuestras inconformidades, ya que si quisiéramos demandar a los malos gobiernos, las leyes y las instituciones anticorrupción son tan endebles como las de los derechos humanos. Finalmente, creo que está lejos la construcción de una nueva ciudadanía, más coherente y más reflexiva; mi esperanza son los jóvenes y, aunque algunos dejan ya mucho que desear, creo que son ellos los que tendrán que elegir entre ser cómplices del mal gobierno o transitar hacia una revolución intelectual. ■

 

*Representante de Zacatecas ante el

Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable

[email protected]

 

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