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viernes, 26 abril, 2024
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La Utopía en el Hogar (37) | La buena educación

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

Con el transcurso de los días la gente ha venido descubriendo que con cierta buena disposición y de manera espontánea se puede ir adaptando a las normas y protocolo de la todavía llamada nueva normalidad. Ha costado trabajo pero una gran mayoría ha venido agregando a su repertorio cotidiano muchas formas de comportamiento nuevo que hasta hace un año ni siquiera se imaginaba que podría estar ejecutando y, que curioso, no ha habido analistas que expliquen los sentimientos de las personas y todos los demonios que cargue por acumulación de episodios en el pasado lejano y mediato, las circunstancias determinaron que cambiaran tantas cosas de lo cotidiano, aparentemente para bien, y contrarrestar de esta manera los nefastos efectos de la pandemia.

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Para ponerlo de otro modo, se ha tenido que aprender a hacer montones de cosas que hasta hace unos meses ni en cuenta. Lo bueno de todo lo aprendido es que su dominio es vital para estar mejor protegido contra el avance implacable de esta mala onda que a todos amenaza por igual. Los que se han negado sistemáticamente a entrar al aro, son los mismos que echan a perder cualquier iniciativa, lo dramático de este asunto es que esas personas no siempre actúan en forma omisa o negativa por maldad o egoísmo extremo, esto ocurre porque egoísmo estas personas simplemente no saben hacer nada. En sus experiencias acumuladas jamás aprendieron a hacer algo que valiera la pena, no tuvieron acceso a disciplinas formativas extracurriculares, en sus zonas residenciales de todo tipo se perdieron muchas habilidades que tenían que ver con la disposición al aprendizaje y el uso inteligente del mismo, algo parecido a lo que se puede entender como educación.

Esta necesidad de prioridad nacional ha sido descuidada en la agenda de desarrollo prioritario, erróneamente se cree que con hacer escuelas llenándolas de alumnos, maestros y administrativos se está cumpliendo con la encomienda de hacer saber a todos los miembros de la sociedad las formas irrenunciables de actuación social que esa sociedad necesita para sobrevivir en armonía. Pero se ha descuidado esta parte de definición de un proyecto educativo, parece que nadie sabe a ciencia cierta a dónde dirigirse. El deterioro de lo educativo también alcanzó a lo que se necesita para mantenerla en constante transformación y fortalecimiento. Cual flácidas criaturas, se esconden tras las faldas de la impotencia para cumplir con al menos una pequeña parte de lo que se necesita para librarse del tapón para el desarrollo, en este caso manifestadas por la ignorancia y la chambonería, para decirlo en bonito.

Así como el coordinador nacional de acciones contra la pandemia afirmó que el mayor enemigo de los posibles contagiados era la mala práctica en casi todos los hábitos alimenticios, la producción de alimentos con medios poco recomendados por su toxicidad, la comida chatarra, las bebidas gaseosas y otras tantas causas que no viene al caso seguir abonando a la desnutrición y la obesidad de buena parte de la población. Pero todas estas prácticas se mantienen igual y muy pocos parecen dispuestos a cambiarlas.

El párrafo anterior nos indica la parte medular de esta debilidad y limitante del desarrollo. Parece ser que se ha fallado a todo mundo con esta falacia que en este momento se vende como educación. Hay muchísimos conceptos para definirla y defenderla, pero pocos argumentos concretos que permitan pensar que se está actuando en la forma correcta; más bien, cada día se fortalecen los viejos vicios y a falta de acciones concretas y trascendentes, se inventan vicios nuevos. Alguien debe tener buenas alternativas que ayuden a levantar este cadáver y ofrecer rumbos confiables al país, y al mundo. La tarea no es fácil, pero no hay vuelta atrás.

De una vez por todas hay que asegurarse una o más ideas que apunten a la formación de individuos ideales que a su vez formen parte de una sociedad y que siempre tenga claro hacia dónde conduce su futuro.

Pero antes hay que definir qué es la buena educación que nos libere de una vez por todas del actual proyecto de educación chatarra.

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