México y Zacatecas están hoy en el peor de los mundos, la pandemia del covid nos han obligado a refugiarnos en nuestros hogares para evitar contagios masivos que hicieran colapsar a los sistemas de salud, pero esta acción provocó la parálisis de las economías nacional, estatal y municipales.
El comercio, los servicios, el turismo, la construcción, la minería y todos los sectores económicos corren el riesgo de colapsar y llevarnos a una gran crisis económica, donde la pobreza puede crecer, aún más, entre los que menos tienen, además de que pudieran muchos mexicanos, incrementar los números de la pobreza medida. La pandemia, de igual forma que en otros sectores, está afectando la producción de alimentos en el campo mexicano e incluso podemos llegar a escenarios de hambre.
Sin embargo, en Zacatecas y en México, estamos entrando a una nueva normalidad, la cual debe ser el inicio de una normalidad basada en la solidaridad, la empatía y el cuidado propio y de nuestra comunidad. La enfermedad nos alejó, pero debe de habernos enseñado nuevas formas de socialización alejada del individualismo y el consumo; tenemos que reencontrarnos como sociedad.
El Zacatecas resultado de la construcción de la nueva normalidad, debe de ser diferente y la sociedad debe tomar clara conciencia de una realidad que nos advierte de múltiples amenazas, entre ellas, la seguridad, la cual, en medio de la crisis sanitaria demostró que está fuera de control.
Es difícil argumentar que el tema de la seguridad no es el mayor problema público al que se ha enfrentado Zacatecas donde se ha incrementado la inseguridad que vive la población, afectada por el aumento de los delitos, y el auge del crimen organizado. Esto se manifiesta diariamente en una creciente ola de violencia, concentrada en el aumento de la violencia doméstica, en el crecimiento de la delincuencia común, los asesinatos, los feminicidios, secuestros y los enfrentamientos entre organizaciones criminales y entre estas y las fuerzas de seguridad. Todo esto ante la mirada atónita del secretario de Seguridad Pública, Ismael Camberos.
Hoy pareciera que el cual después de miles de millones de pesos invertidos en temas de policías y políticas de seguridad estatal y municipales para hacer frente a la delincuencia organizada y a los índices de violencia, parecía que las cosas no podían estar peor. La idea que hoy se mantiene entre la gente es que el gobierno ha perdido pierde el control de la situación, las mafias del crimen organizado se apoderan del Estado a través de la corrupción y la población se siente cada vez más desprotegida.
Es claro que la crisis de seguridad que vive hoy el país y de Zacatecas es resultado de dinámicas de corrupción y asociación heredadas por los funcionarios de los sexenios anteriores, donde el crecimiento del crimen organizado, era directamente proporcional al enriquecimiento de los encargados las instituciones de justicia. No podemos entender el poder de las mafias sin su poder corruptor que hace que los que deben enfrentarlos sólo sean funcionarios de adorno.
Sin embargo, pese al fracaso de las instituciones de seguridad y del combate contra el crimen organizado, Zacatecas no es aún un Estado que ha fracasado, el fracaso se concentra en las estructuras de seguridad, inteligencia, policiales y de justicia para combatir la crisis de seguridad.
Necesitamos paz y seguridad para nuestra gente, pero debemos reconstruir la estructura gubernamental donde la figura del Gobernador sea capaz de cohesionar múltiples estrategias, de naturaleza civil y policiacas, además de fortalecer los sistemas de educación y de impulso al empleo y de salud. Debemos de construir una nueva normalidad para construir un nuevo Zacatecas.
*Presidente de la Comisión de Agricultura, Ganadería,
Pesca y Desarrollo Rural del Senado de la República
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