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viernes, 26 abril, 2024
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La vieja reforma educativa no ha muerto, la nueva, no ha nacido 1/2

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Los dos pilares de la educación, la excelencia
y la equidad, permitirá dar más a quien más lo
necesita. Sete millones de becas se dice fácil,
pero es una labor titánica. La SEP no abandona
a los estudiantes, los maestros disidentes sí.
Esteban Moctezuma Barragán. Excélsior, 24/oct/19.

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Cómo recuerdo aquella promesa de campaña del hoy presidente de la república, cuando reiterada y categóricamente reafirmaba que moriría la reforma educativa de Peña Nieto, así como el romántico discurso del también hoy secretario de educación, era creíble lo que ambos prometían, aunque un tanto utópica la tendencia dado que las estrategias que bosquejaban no eran del todo convincentes para los estudiosos de la educación, ante esto, un gran número de docentes depositaron su confianza a estas dos personalidades. Cierto, la vieja reforma educativa ya no cuenta con ningún marco constitucional, aunque tal parece que sigue vigente, “viva”, y, la nueva reforma cuenta con un marco constitucional pero considero que solo es un embrión.

Al proclamarse la cuarta transformación ya en el nuevo sistema de gobierno, un gran número de ciudadanos la vimos como una de las mejores vías para acabar con las irregularidades presentes en nuestro sistema social. Reitero, para el sistema educativo todo esto solamente se contempla en papel –la Carta Magna-, creo que ni siquiera en teoría, no existe claridad ni criterios que puedan dar solidez a lo que sería el futuro de la educación en México, el Secretario de Educación declara que han hecho una labor titánica al otorgar millones de becas a estudiantes, lo lamentable es que relaciona esta labor con la calidad educativa, no creo que la cantidad tenga una relación directa con la calidad; dicho secretario tiende a dejar la educación en manos de grupos conservadores tanto nacionales como extranjeros y, hacer sentir a la población que esta transformación será el pilar para una “nueva” nación.

Hasta hoy, el sistema educativo mexicano no cuenta con una propuesta que explicite los derechos y obligaciones de los actores de este rubro, esto quiere decir que lo más seguro es que desde las élites educativas se siga dando rumbo a nuestro ya de por sí deteriorado sistema educativo. Propuestas existen muchas, sin embargo, contamos con un secretario de educación que no las escucha puesto que su prioridad para él es derramar millones de pesos en becas estudiantiles –como si esto solucionara los problemas en el ámbito educativo-.

Considero que a la fecha no ha nacido todavía la nueva reforma educativa, aquella que tanto vitoreó el Presidente de la República y a la cual le apostó como medio para la transformación social. Todavía se destila la esencia neoliberal, esto puede ser por conveniencia o por que no se ha encontrado la estrategia adecuada para darle nuevo rumbo a la educación en México, en los hechos, lo que más ha sobresalido es la eliminación de aquella evaluación que la vieja reforma le llamaba de permanencia y que en la realidad no eran otra cosa más que exámenes de orden punitivo. Los indicios dan a entender que se ha pasado de una reforma meramente laboral a una reforma administrativa, las leyes secundarias derivadas de la reforma al artículo tercero constitucional son explícitas en cuanto a lo que se debe hacer para establecer nuevos proceso académicos, sin embargo, se deja de lado lo que debe establecerse con urgencia, me refiero a la formación, actualización y profesionalización de los docentes.

El Secretario de Educación Pública, o tiene una visión muy corta en torno a lo que realmente implica la educación en México, o hace caso omiso para que predominen otros intereses que no sean precisamente los educativos, en él hay opacidad en su gestión, incluso, en su discurso mismo demuestra que la tendencia es de entregar el sistema educativo a quienes no les interesa la educación. Hasta el momento no ha prosperado aquel lema que retumbó en la conciencia de los mexicanos y que el hoy Presidente de la República proclamaba cuando se encontraba en campaña………., “por el bien de todos, primero los pobres”; parece que se piensa que con el hecho de darles becas a los alumnos, la pobreza terminará y la calidad educativa vendrá en automático, esto hace suponer que el Presidente de la República actúa más como un líder social y menos como un jefe de estado. Tal vez al estado no le interesa la educación sino solo mantener educada –sinónimo de adiestrada- a la población.

Los pocos comunicados que emite el Secretario de Educación Pública, no llevan el mensaje del Presidente de la República, más bien lo dirige a quienes a toda costa desean apoderarse del Sistema Educativo, no desea empoderar a quienes legítimamente se han ganado ese derecho. Lo más sorprendente de todo esto, es el silencio tanto del jefe del ejecutivo como de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación –quien siempre se ha considerado como una organización combativa-; en sí, mientras lo dispuesto en la Carta Magna en el rubro del artículo tercero no desencadene acciones bien encausadas, esto seguirá siendo letra muerta. ■

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