La migración es un fenómeno connatural a las sociedades humanas y tan antiguo como la especie; pero en el siglo XXI y para el caso de Zacatecas ese fenómeno se ve impulsado por la pobreza, la falta de empleo y la ausencia de horizontes de movilidad social, circunstancias a las que se suma la brutalidad policiaca, que violenta sistemáticamente las garantías individuales y los derechos humanos, y se consagra a criminalizar y perseguir inocentes.
En los últimos 30 años, la migración internacional se constituyó como una válvula de escape a las diversas crisis económicas que azotaron a México, y en lugar de que los gobiernos en turno asumieran las necesidades económicas y sociales de la población, optaron por ignorar las causas de la migración y vivir en el mundo feliz de las remesas. Sin embargo, tal como lo señala el Dr. Rodolfo García Zamora, la crisis reciente en Estados Unidos provocó una “migración cero”, es decir, un proceso en el que la salida de migrantes mexicanos fue equivalente al de entrada, no obstante lo cual, el investigador norteamericano Douglas Massey, de la Universidad de Princeton, dio a conocer que 11 millones de migrantes indocumentados viven en Estados Unidos, sin respeto alguno por sus derechos civiles, sociales o políticos, que constituyen la población más grande en esas condiciones desde el fin formal de la esclavitud en el vecino país, en1863.
A estas alturas, resultan improcedentes los intentos de Barack Obama por responsabilizar de la lamentable situación de los migrantes indocumentados a los legisladores de su país, por no haber aprobado una reforma migratoria que resultaría, en los términos propuestos por la Casa Blanca, un mero paliativo. Además es significativo que el gobierno de Obama haya realizado más deportaciones que cualquiera de sus antecesores y que durante sus mandatos se haya registrado el mayor número de familias separadas a consecuencia de esta práctica. Otro elemento a considerar es que, en el contexto de las leyes actuales, el gobierno de Washington podría conceder la residencia permanente a unos 2 millones de inmigrantes sin que se requiera, para ello, de acción alguna por parte del Congreso.
Por el lado mexicano el Programa Especial de Migración, incluido en el Diario Oficial de la Federación, retoma algunas cosas que han sugerido especialistas en el tema; entre los planteamientos que contiene, está el fomento de una cultura de la legalidad y valoración de la migración, promover que las migraciones formen parte de las estrategias de desarrollo regional y local; impulsar una gestión migratoria eficaz fundamentada en la facilitación y corresponsabilidad internacional, seguridad fronteriza y derechos humanos; favorecer los procesos de integración y reintegración de los migrantes y sus familias en su origen y destino; e impulsar el acceso a la justicia y seguridad de las personas migrantes de quienes los asisten.
El problema reside, entonces, en encontrar la organización social y popular que tenga la capacidad para que esa iniciativa se convierta en una política pública eficaz en cada estado y sea integrada en el presupuesto, por el bien de los zacatecanos y mexicanos de allá y de acá.
