Palmira. El Estado Islámico (EI) decapitó públicamente en Siria al que fuera arqueólogo jefe de la ciudad histórica de Palmira, informó hoy el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos.
Jaled Asaad, de 81 años, fue ejecutado en una plaza pública ante la mirada de decenas de personas ayer martes, señaló el Observatorio.
La web opositora «Zaman al Wasl» informó hoy que los extremistas le acusaban de traición. Su cadáver fue colgado en una columna antigua.
Asaad, un eminente experto en monumentos de la época romana, dirigió durante 40 años los lugares arqueológicos de la ciudad antigua situada en el centro de Siria.
Asaad había sido tomado como prisionero un mes antes tras negarse a abandonar la ciudad cuando cayó en manos de los yihadistas en mayo, dijo el director de Antigüedades del país, Maamoun Abdulkarim.
«Dijo: ‘Nací en Palmira, he vivido en Palmira y me niego a marcharme'», contó Abdulkarim.
El funcionario consideró lo ocurrido una «tragedia», pues Asaad era el mayor experto en Palmira.
Las ruinas de Palmira, que datan de los primeros siglos después de Cristo, están muy bien conservadas y forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco. La antigua metrópolis comercial se considera uno de los complejos más importantes de las construcciones de la Antigüedad en Oriente Medio.
El EI tomó Palmira a finales de mayo, expulsando a las tropas del régimen de Bashar al Assad. Desde entonces impera una gran preocupación de que los extremistas puedan destruir la ciudad histórica, como ya hicieron en Irak con numerosos lugares arqueológicos alegando que eran símbolos paganos.
El EI destruyó hace dos meses una estatua antigua representando a un león, pero la ciudad de la legendaria reina Zenobia sigue intacta, dijo Abdulkarim.
Mientras tanto, al menos 12 personas murieron y 40 resultaron heridas hoy en un ataque con coche bomba perpetrado contra un edificio de las fuerzas de seguridad kurdas en Qamishli, en el noreste de Siria, informaron fuentes médicas locales. El Observatorio habló sin embargo de 16 muertos y 29 heridos y señaló que fue perpetrado por un suicida.
El ataque fue reivindicado por el Estado Islámico, en un mensaje colgado en las redes sociales cuya autenticidad no se pudo identificar por el momento.
Habitantes del lugar señalaron que civiles y miembros de las fuerzas kurdas están entre las víctimas de la explosión, que se oyó hasta a cinco kilómetros de distancia. Temiendo una segunda explosión, las fuerzas de seguridad kurdas dispararon al aire para dispersar a la multitud que se había reunido en el escenario del ataque.
Qamisli, situada en la frontera entre Siria y Turquía y controlada principalmente por las fuerzas kurdas, aunque también hay estacionadas tropas del gobierno sirio, ha sido testigo de una serie de ataques con bomba atribuidas a la milicia extremista Estado Islámico.
