Desde hace al menos tres años, las denuncias de colombianos que han viajado a México y a los cuales se les ha negado la entrada ha ido en ascenso. Además de los casos de maltrato contra estos conciudadanos, que son sometidos a rigurosos procedimientos llevados a cabo por las autoridades migratorias, algunos turistas han señalado que han sido obligados a permanecer sin comunicación (como me ocurrió ya en una ocasión en la que me enviaron al “cuarto especial”). Según Migración Colombia este fenómeno creció tres veces de 2021 a 2022, con una cifra de 33.000 colombianos inadmitidos, por lo cual se han realizado mesas de trabajo entre los dos gobiernos para que estos lamentables hechos cesen.
Sin embargo, éstas no son las únicas situaciones que enfrentamos las y los colombianos, una vez que nos encontramos en territorio mexicano. El número de casos en donde las empresas de transporte intermunicipal se niegan a vender el boleto de un lugar a otro es creciente. En mi caso lo he vivido durante tres ocasiones. En la última de ellas me fue solicitado un documento de identidad, siendo infructuosa la entrega de carnet como docente de la UAZ, tampoco fue válida mi forma migratoria, aunque resido en el país desde 2010 y entonces la última y única opción fue mi pasaporte, en el que debía demostrar el sello de entrada, pero además se me interrogó acerca de mi fecha de salida. ¿Por qué tendría que salir del país? ¿Tendremos acaso que vivir en la clandestinidad?
Para nadie es un secreto que ha existido un inexorable éxodo hacia Estados Unidos y que Colombia, desafortunadamente, ha sido marcado por los antecedentes de narcotráfico. Dos de las razones para que haya además de un mayor control migratorio, una situación estigmatizante para un gran número de colombianos. Sin embargo, además de los ciudadanos colombianos, también se ha restringido la venta de boletos intermunicipales a migrantes de otras nacionalidades, especialmente del cono sur. Esta situación viola el artículo 15 del capítulo segundo de la Ley de migración, el cual estipula que:
El Estado mexicano promoverá el acceso y la integración de los migrantes que obtengan la condición de estancia de residentes temporales y residentes permanentes, a los distintos ámbitos de la vida económica y social del país, garantizando el respeto a su identidad y a su diversidad étnica y cultural.
Si indagamos en los grupos de extranjeros en México y sin ir más lejos en el de extranjeros en Zacatecas, se cuentan por decenas estos casos, algunos como los que siguen a continuación, en los cuales han sido víctimas de una abierta discriminación, rechazo y exclusión.
Llegué a la ventanilla de ODM (Ómnibus), pregunté y justo había una salida en minutos desde Monterrey para Zacatecas. La señorita me pidió identificación, le enseñé mi tarjeta de residente permanente que me entregó, hace 10 años, el INM. Me mira y dice: «tenemos problemas con estas tarjetas, no puedo venderle el boleto». Llamó a otra señorita, (supongo que era algo así como una jefa de turno) y me dice lo mismo, ¿Por qué? Es mi pregunta… ¡Órdenes!, es la respuesta. Sentí tanta impotencia y rabia que me estallaba la cabeza, no podía creer lo que escuchaba. (Residente cubana en Zacatecas).
Esta misma situación, ocurre hace años con nosotros los venezolanos, pero no sólo en esta línea, también en ETN. Sí nos venden el boleto, pero avisan al IMM y en la salida de ciudad de México paran el transporte, se dirigen únicamente al número de asiento donde va el venezolano y nos piden los documentos, hasta nos hacen bajar el equipaje y lo revisan y solo al venezolano que va en la unidad, no lo hacen con ningún otro pasajero. Yo me he sentido atemorizada y humillada, aun cuando tengo mi residencia permanente. (Residente venezolana en Zacatecas).
En esa tercera oportunidad que aquí relato, después de alegar y discutir por varios minutos, la vendedora «accedió» a venderme el boleto, luego de realizar una llamada. A pesar de que a partir del 06 de octubre de 2023 es posible acudir a cualquier central de autobuses, comprar un boleto y ninguna autoridad o línea de autobús debería pedir un documento migratorio, según lo informa Imumi, luego de la resolución de una demanda de amparo, sin que a ninguna persona se le restrinja injustificadamente la libertad de tránsito, de manera que no seamos discriminados. El Imumi, agrega y recomienda que si las líneas de autobús y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) u otra autoridad solicitan documentos migratorios al comprar un boleto de autobús o durante una revisión migratoria en carretera, es importante presentar una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y grabar la situación de ser posible.
Sin embargo, desde mi experiencia y aunque radiqué la respectiva queja ante la CNDH, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y la propia empresa de autobuses, me dieron respuesta dos meses después y su contestación fue: “derivado de la información proporcionada por usted no es posible determinar la competencia legal de este Organismo en el caso concreto”. ¿Y entonces, ahora qué?
Migrar es un derecho. Una incesante búsqueda por construir vidas mejores y esto de ninguna manera es un crimen. Cada una de nosotros lleva consigo una historia, una familia y quizás la promesa de un futuro. ¡Ningún ser humano es ilegal!
