29.7 C
Zacatecas
domingo, 5 mayo, 2024
spot_img

Fintas, paliques y cabeceos. Ganó Basave

Más Leídas

- Publicidad -

Por: QUITO DEL REAL • Admin •

El son del corazón

- Publicidad -

 

Seguramente, el señor Agustín Basave Benítez sí sabía a qué jaula se iba a meter, cuando decidió ingresar al PRD y convertirse casi de inmediato, y sin elecciones, en su dirigente máximo. Tenía claro, además, que la leonera se alborotaría rápidamente, sobre todo los cachorros, porque los leones viejos ya no quieren tanta carne sino controlar su colesterol. Pero los chicos, creen ver cancelada su ilusión de arrebatar los espacios cruciales, que redundan en candidaturas a la medida, negocios y dinero.

Él, ante los primeros embates, hizo como que se iba sin tener que irse, consciente de que dejaría  un hueco enorme, imposible de llenar cuando los tiempos políticos se acercan con vértigo, en grises nubarrones. Los demás, al menos las tribus de la primera fila, tuvieron la prudencia de entender el mensaje, convencidos de que carecen de un sustituto que pueda componer, en un corto plazo, la ruta de una nave extraviada.

El escándalo por el asunto de las coaliciones, para competir junto con el PAN en algunos estados de la república, parece asunto sin fundamentos. Sobre todo cuando se observa a los dirigentes de algunas tribus menores, hábiles para la transa, cuestionar la estrategia de Basave y alegar asuntos de principios, sin que se les caiga la cara de vergüenza.

 

La disputa del aparato

Esto es puro chacoteo. En su forma, la puesta en escena dispuesta por el PRD nacional, para consumo de sus agremiados (porque al resto del público, tal enfrentamiento le tiene sin cuidado), lo único que pretende es retardar el nuevo capítulo de crisis de dirección del partido.

Quienes creyeron que con solo invitar a un académico reputado, de extenso curriculum académico, diplomático y periodístico, y cuatísimo del difunto Luis Donaldo Colosio, se podría revertir la paulatina disolvencia del partido y se erigirían nuevos ejes políticos, sólidos y contundentes, es posible que se lleven una gran bofetada. Y es que la infección acumulada históricamente al interior impide que, en alianza con el PAN, el PRD gane las plazas más significativas que se propone en la próxima elección.

Además, el PAN anda por las mismas: es el mismo esqueleto susurrando el mismo novenario.

Uno no puede ser testigo del fenómeno decadente del PRD sin experimentar cierta pena ajena. Las observaciones críticas a su accidentado derrotero las he comentado desde hace años; pero ahora, el PRD arribó a una situación en que no es posible afrontar sus yerros profundos mediante ingenuas medidas compensatorias, como es atraer agentes externos para que le resuelva el entuerto de su crisis terminal. Esta es, en última instancia, una fórmula mezquina que elige la ruta más corta, apropiada para el imaginario de una militancia que es incapaz de pensar y manejar su proyecto político, en un espacio decente de elaboración colectiva.

 

Un remedio para resistir el frío de la estación

Después del escandalito de hace unos días, cuando uno hizo la finta de que se iba y otros se echaron para atrás para que no se fuera, quedó claro que el PRD navega a la deriva, sin la sustancia básica que da solidez a las estructuras políticas. En ese partido, las últimas semanas o meses, o años, no se ha discutido política propositiva para crecer y, cuando menos, superar los desafíos corrientes; al contrario, todo conflicto, por ínfimo que sea, por artificial que parezca, los pone en un brete y los sumerge en una nueva crisis. Más todavía, cuando demoran los cheques provenientes del INE y ponen de cabeza a los “profesionales” del partido.

La leonera del PRD no tiene remedio. Los ilusos que consideran que ese partido aún se puede levantar de sus miserias, tampoco tienen remedio. Allá ellos. Lo que sí es conveniente anotar es que, al menos para el periodo electoral que se abre, su organización política no muestra valores que la ubiquen en una situación triunfante y de grandeza. Más bien, ahora luce los mismos errores, pero acentuados con ciertos matices de cansancio y senilidad. Si a reflejos políticos nos referimos, los perredistas no ocultan su disposición sin espíritu: ya arrastran los pies, exhiben pérdida de foco y, digámoslo, mucha fatiga. Han dejado de ser interesantes.

 

El Chapo y el silencio de los escribas

Los últimos días, ocupados con alusiones, anécdotas y apostillas acerca del Chapo, coparon la atención de las vacas sagradas del análisis político nacional. Nuestras plumas más célebres consideraron más interesante medir la distancia que hay entre la desgracia proletaria del narcotraficante, y la figura esbelta y sensual de la actriz convertida en empresaria.

En este drama, los comentaristas nacionales se dieron licencia para atiborrarnos con sus versiones y aparecieron como expertos del idilio inalcanzable.

Mientras tanto, nuestra economía siguió su riesgoso derrotero y no logró quitarse de encima el presagio que la interna en un túnel obscuro y prolongado, como en el periodo 28-34 del siglo pasado, o en el capítulo del reciente 2008-2013.

Si a datos vamos, podríamos colegir la siguiente estadística de prensa de la última semana: 85% de notas editoriales referentes al Chapo, 15% alusivas a la gravedad de la coyuntura económica. ¿Qué andaban haciendo nuestros articulistas más reputados, siempre absortos en descubrir, por todos lados, populistas, intrigas guerrilleras y maestros huevones?

Ellos dirían: “Cubriendo la agenda de la coyuntura”. Pero sólo se dieron unos días más de holganza para abandonarse al periodismo voyeur, en un evento que, siendo espinoso, no logra las cotas de riesgo del deslizamiento del precio del barril de petróleo y de la fuga masiva de capitales.

El otro día, un editorialista y alto funcionario que disfruta de gran sueldo y un alto presupuesto, ironizó contra los que observamos, en el affaire del Chapo, sólo una cortina de humo o un intríngulis barato, para no atisbar en la torpeza con que el gobierno federal se ahoga en la crisis petrolera.  Comedido, interpretó el asunto como manifestación típica de la cultura de los progres más paranoicos. Con esa ligereza, pronto nos veremos en el infierno. ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -