15.8 C
Zacatecas
domingo, 5 mayo, 2024
spot_img

No es lo mismo a la par que al lado

Más Leídas

- Publicidad -

Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT • admin-zenda • Admin •

Como suele ocurrir cada que muere un destacado personaje, sus bondades y virtudes salen a flote. Máxime si en vida fue un hombre público con una trayectoria sobresaliente en el terreno de las humanidades y las artes, literatura o historia como fue el caso del recién fallecido primer secretario de Cultura, Secretaría de la que fundador. Considerado como un creador de instituciones, se le atribuye la rara virtud entre los hombres públicos de saber escuchar y conciliar a la vez que abrazar proyectos e impulsar iniciativas relacionadas con la cultura.

- Publicidad -

La crítica de arte, Teresa del Conde ubica a Tovar y de Teresa como un “Aristócrata” y lo hace tomando como base el libro que escribió sobre los tiempos y la figura de Porfirio Díaz. Estuvo emparentado y fue descendiente de una familia aristócrata porfirista de apellido de ascendencia francesa, los Polignac. En esa su primera de las dos novelas que escribió, recrea el ambiente bajo tardío del porfirismo por el que quizá sentía alguna simpatía y le ganaba un dejo de nostalgia.

El aristócrata de Teresa, se distinguió de los políticos tecnócratas como un funcionario que sirvió a varios gobiernos de este sello, por ser un hombre erudito según lo describen quienes lo conocieron y trataron, educado, ejemplo de lo que debe ser todo servidor público.

Recién cumplidas las seis décadas, su muerte ocurrió a la edad en la que las personas con una clara vocación de servicio aún tienen mucho que aportar.

En el homenaje de Estado que se le rindió en sus funerales, como integrante del gabinete peñista del que formaba parte, el titular del Poder Ejecutivo mencionó que el fallecido de Teresa estaba, palabras más palabras menos, lo cito de memoria, en el altar a la par de Altamirano, Sierra, Vasconcelos y Torres Bodet. De toda esta pléyade de humanistas y educadores pertenecientes a las grandes ligas de lo mejor de nuestro pasado, de Teresa tenía algo, algún rasgo que los emulaba. Pero de ahí de que este o vaya a estar a la par dista mucho de ser cierto. Más justo hubiera sido que Peña hubiera dicho que se le pondría al lado de quienes lo comparó. Pues queda claro que no es lo mismo estar a la par que al lado.

Estar a la par significa literalmente igual o semejante, en el mismo nivel. Sinónimo de cofrade que es aquel sujeto miembro de una cofradía o hermandad. Tomado textualmente, a la par significa también “al mismo tiempo”, es decir haber vivido en la misma época histórica. En tanto que estar al lado comparativamente, la frase de las muchas acepciones que tiene, en el caso del aludido es la de que podemos ubicarlo muy cerca de los prohombres citados que lo antecedieron y con los que comparte algunos rasgos.

Altamirano es recordado como el primer gran educador del México moderno que arranca con la república restaurada juarista. Alumno del “Nigromante”, fue soldado y maestro que combatió con la bayoneta lo mismo que con la pluma, llegando a sobresalir como periodista y editor de revistas. Participó en la guerra contra Maximiliano y la Intervención Francesa. Destacado poeta y novelista de su tiempo, fue además el fundador de los que ahora es la Escuela Normal Nacional de Maestros. En a su nombre se estableció la medalla Ignacio Manuel Altamirano que se entrega a los profesores que trabajan 40 años.

Por su parte, Justo Sierra, el liberal que fue el intelectual orgánico del porfirismo, como Teresa fue historiador, pero de mayor fuste, poeta como Altamirano y creador del Ministerio de Educación y Bellas Artes, proyecto interrumpido por el movimiento revolucionario y que aparece como antecedente de la SEP. Por encima de todo fue un maestro.

Vasconcelos siendo un personaje contradictorio y complejo que en su madurez llegó a simpatizar con el nazismo, además de haber sido un revolucionario maderista es el creador de la SEP, institución muy superior al Conaculta y a la SC creadas por Teresa. Al lado quizá a la par del autor del El Águila y la serpiente y la Sombra del caudillo, Martín Luis Guzmán, Vasconcelos es dueño de una de las mejores prosas de nuestra elite de escritores. Bastaría leer el Ulises criollo para confirmarlo.

Torres Bodet, alumno y correligionario de Vasconcelos, después de Rafael Ramírez es el último gran educador, literato y humanista que ha tenido este país. Después vino la debacle educativa que nos sumió en la crisis de la que estamos batallando para salir. En ninguna de las facetas de los cuatro educadores que los precedieron, Teresa como pretende Peña los igualó, aunque si buscó emularlos en algunas. Un mérito que no se le puede regatear a Rafael Tovar y de Teresa, mexicano bien nacido por lo tanto un patriota que quiso a su país, atento y educado al grado de la refinación; es el de haber sido un creador o constructor de instituciones, relacionadas con el arte y la cultura, sobre todo, que tanta falta hacen. ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -