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viernes, 17 mayo, 2024
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Doble plaza: una conquista menos

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

En medio de las campañas electorales que no levantan y de candidatos que no pintan,  pensada también como una restructuración laboral, la reforma educativa sigue cobrando víctimas. Colaterales como en la guerra de Calderón o directas, pero víctimas al fin. Ahora resulta que a las gestiones que están realizando las burocracias sindicales locales del SNTE en el sentido de ayudar a 200 profesores que están pensando en jubilarse, la Seduzac les ha respondido que dicha solicitud “no es viable”. No hay lana pues, ni forma de sacar los recursos que implicaría doblar en monto las pensiones jubilatorias para poder pagar a ese universo de maestros que aspiran a retirarse del servicio con una pensión digna cercana al tope máximo de la vieja ley del ISSSTE.

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Las dobles plazas en el nivel primaria, que es el único en donde se sabe existieron, para quienes las trabajan o trabajaron en su vida laboral, representan una doble explotación, más que un doble ingreso o salario. Son antipedagógicas y atentan contra la salud de los profesores. Consideradas como un conquista laboral son de vieja data. Las primeras que se otorgaron fueron durante el jongitudinismo, en plena simbiosis SEP-SNTE a mediados de los setenta del siglo pasado. Eran los tiempos del maridaje abierto y descarado entre el patrón y el sindicato, se confundían a tal grado que no se sabía en donde terminaba la esfera de competencias de uno y comenzaban la del otro. Los funcionarios de la secretaría eran connotados sindicalistas. Vanguardistas para mayores señas. Asignaban plazas los unos como los otros bajo el salomónico criterio de mitad y mitad. Jongitud Barrios quien como los viejos gánsters llegó por asalto y a mano armado a las oficinas centrales del SNTE con el respaldo del entonces presidente Echeverría, creando el “Movimiento 22 de septiembre” (1972) y su corriente que resultaría hegemónica a lo largo de las dos siguientes décadas, impulsó en los primeros congresos que convocó y gestionó las dobles plazas. Se comenzaron a entregar no precisamente a los que estaban en vísperas de jubilarse, sino a aquellos maestros más disciplinados sindicalmente hablando, generalmente los más viejos o de mayor antigüedad en las zonas que no necesariamente eran los más responsables y capaces en el trabajo. Muchos se distinguían por ser los allegados a los inspectores (espantores les decía la raza) y estaban entre los más viejos y por qué no decirlo, mañosos; pero sobre todo eran vanguardistas y adoradores a carta cabal del cacique en turno. Rara vez se colaba a las dobles plazas un disidente. La que en un principio se consideró una conquista sindical, terminó convirtiéndose en un uso y una costumbre. Pues ya instituidas era casi una constante que aquél maestro que no disfrutaba de este llamado “beneficio” al arribar a su último año de servicio trabajaba los dos turnos para asegurar cobrar el doble o casi el doble de los ingresos si se retiraba con un solo trabajo. Esa es la truculenta historia de las dobles plazas que con la llegada de la nueva legislación, la nueva Ley de Servicio Profesional Docente borró del mapa laboral magisterial del nivel básico. Incluidas las llamadas “dobles plazas virtuales”, de las que existe la duda si se trabajaron o se generaron por medio de un arreglo económico, acuerdo entre pares abalado por los inspectores. Plazas cuyos cheques se hacían y no todos se pagaban a los maestros, desconociéndose que hicieron con ellos los funcionarios, según denuncia del subsecretario Ubaldo Ávila, lo que representa un claro signo de corrupción. Una raya más al tigre.

La antigua ley del ISSSTE, concretamente el Art. 10° transitorio establece que el monto máximo con el que un afiliado del instituto puede jubilarse es el de diez salarios mínimos. En 2010 entró en vigencia una nueva ley y solo pueden cobrar esa pensión quienes teniendo el derecho optaron por acogerse al famoso 10° transitorio. Los que no se retiraran o jubilaran, lo que ocurra primero, con la cantidad que hallan ahorrado en el cochinito de  su cuenta individual.

La solicitud de las burocracias sindicales para beneficiar a los 200 maestros se hizo ante los diputados locales. Sabedores los representantes que de acuerdo  con la reforma educativa las dobles plazas dejaron de existir no turnaron su petición a la Seduzac, pero una vez enterada esta ha salido a responder que no hay dinero para efectuar dicho pago y que ahora las plazas solo se asignan por concurso. De no alcanzar su deseo los maestros interesados se sumaran a la larga lista de damnificados de la Reforma que ya cumplió dos años de vigencia. ■

 

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