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sábado, 27 abril, 2024
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Lo que el PRIANRD no puede decirnos de sus objetivos reales

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

En el actual proceso de sucesión presidencial, nuestra derecha corrupta presenta dos características acentuadas que ya se vuelven crónicas: Por un lado, un rechazo automático y acrítico de todo lo que proponga el gobierno de la 4T. La representación legislativa opositora ha sido tan congruente que llegaron hablar de que se encontraban en “huelga legislativa”, pero nunca dejaron de cobrar. Por otro lado, la ausencia de una alternativa superior a lo que fueron como gobierno y, al mismo tiempo, superior al gobierno actual, al que pretenden arrebatarle el poder. Esto último explica el discurso político tan contradictorio de su candidata Xochilt: la carencia de proyecto nuevo y lo dificil que significa defender el modelo de sociedad que los llevó a la derrota electoral en el 2018.

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Al no existir coincidencia entre las necesidades sociales y la práctica política de la derecha, resulta normal que las preferencias electorales se inclinen tan contundentemente a favor de la doctora Claudia Sheinbaum; quien, por el contrario, presenta 100 puntos programáticos que mantengan y profundicen el proceso de la Cuarta Transformación en un modelo de sociedad que se le ha denominado “humanismo mexicano”.

De lo anterior podemos encontrar que el verdadero proyecto de nuestra derecha corrupta es el retorno al patrón de crecimiento económico que se ejerció de 1982 al 2018, del que se configura un modelo de sociedad en el que se concentra la riqueza en un puñado de oligarcas que recibían grandes  inyección de recursos del presupuesto gubernamental, se les exentaba del pago de impuestos, se les otorgaban contratos ventajosos y se les ayudaba con la desvalorización del salario de los trabajadores, haciendo posible el incremento de la ganancia de sus empresas. 

A la par, se abrió la economía a los capitales extranjeros que si bien creaba inversión esta se dirigió a renglones estratégicos y con fines de apropiación colonialista de nuestras riquezas y, en muchos de los casos, los bajos salarios que producían eran subsidiados por la hacienda pública para ayudar a los capitales extranjeros a que obtuvieran enormes ganancias, motivo por el cual preferían invertir en México y no en sus naciones de origen.

Ese patrón de crecimiento fue el motivo de remate de muchas paraestatales, del adelgazamiento de las funciones del Estado Mexicano en materia de la rectoría económica, causa del crecimiento de las desigualdades sociales, de miseria, de entrega de muchos bienes nacionales a extranjeros, de disminución de soberanía económica y política; también acrecentó la dependencia de México en alimentos, bienes intermedios y en áreas que tienen que ver con el desarrollo, como los bienes de capital, la ciencia y la tecnología; por eso se desmontaron importantes centros de investigación e innovación y se procedió a impulsar una reforma educativa enfocada a garantizar el subdesarrollo del país.

Garantizar el subdesarrollo nacional se convirtió en una prioridad de los grandes capitales extranjeros, condición necesaria para garantizar la máxima neocolonización económica que se vio reflejada en la práctica y el discurso político de nuestra derecha corrupta, a la que no escaparon los intelectuales que, por motivos diversos, hicieron unidad orgánica con ese patrón de crecimiento, defendiendo su Estado de Derecho, las instituciones y la conciencia falsa (ideología) para  justificar y sostener ese estado de cosas.

Aunque mucho de lo anterior no ha cambiado del todo, hay un proceso que debe ser profundizado por las fuerzas progresistas. Pero ese camino debe recorrerse teniendo enfrente a una derecha antipatriota que pretende retrogradar. Electoralmente unificada en el PRIANRD, no propone un proyecto alternativo, simplemente se aferra a regresar al modelo de sociedad que les dio muchos privilegios y, en aras de convencer a las grandes mayorías, en voz de su candidata expresa de dientes para afuera su beneplácito en defender algunas conquistas sociales contra las que estuvieron en contra.

Ante ello, sus estrategias se enfilan a evitar la conciencia plena de nuestros grandes retos, de ahí que prefieran una guerra mediática, y de redes sociales, muy sucia; a la que suman el endurecimiento de las instituciones que aún persisten del modelo en extinción y los medios monopólicos de la comunicación, que estuvieron en jauja durante el período del modelo neoliberal.

Los candidatos de MORENA debieran tener una clara conciencia de este proceso y ser decididos protagonistas en crear una conciencia más nítida del momento que vivimos, de las tareas sociales para ir adelante y de los riesgos que implica caer en la mentira, la calumnia, los feake news que son los recursos de infodemia que utiliza diariamente nuestra derecha corrupta. Por desgracia, debemos reconocer, hay muchos abanderados que no son ideológica, política, orgánica y prácticos convencidos del proceso de transformación. Su lucha es arribista y corrupta. Los distingue que el vagón en que viajan no lleva al mismo puerto.

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