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domingo, 5 mayo, 2024
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Too much show

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Por: CITLALY AGUILAR SÁNCHEZ • Admin •

INERCIA

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La telenovela “Captura del Chapo” se ha extendido más de lo que muchos pudieran esperar. A más de una semana de su supuesta aprehensión, sigue siendo trending topic en redes sociales, portales informativos y medios impresos. Más que un simple delincuente, se trata ya de toda una celebridad, sobre quien los ojos del mundo entero están puestos, no sólo respecto a su actividad ilícita, sino también en temas sentimentales.

El guion melodramático de todo esto, tiene la misma estructura que aquellos tan popularizados por Televisa; sus protagonistas, víctimas de la pobreza, se ven obligados a realizar acciones que, aunque están fuera de la ley, también ayudan al prójimo. En este sentido, se trata de héroes con las capacidades de cualquier hijo de vecino, es decir, como cualquiera de nosotros.

Y a la par, está la joven bella, noble e inteligente de la que se enamoran perdidamente… Y como al público mexicano le encanta el romance, pues en él yace la potencia idealizadora de un mundo en decadencia, sobran los aplausos para aquel que lucha por la hermosa dama, aquel que como todo un caballero está dispuesto a todo por ella…

Pero momento. Es una fórmula muy repetida: Lo vimos ya hace más de tres años con nuestro presidente nacional ¿Por qué seguimos viendo la misma novela?

 

Ficción cumplida

Ya no se sabe en qué punto comienza la realidad y termina la ficción. Nuestra cotidianeidad está llena de eventos mediáticos sorprendentes. Decía André Breton, el francés que encabezó el surrealismo de principios del siglo XX, en sus visitas a México que éste es un país en el que se vive el surrealismo como un acto habitual; esto al ver que la gente colgaba prendas en los árboles o los extraños dibujos de una perspectiva en la carpintería de algún barrio. Seguramente se sorprendería aún más si pudiera venir del más allá a contemplarnos ahora, tratando de hacer real la fantasía de los dramas que vemos en la televisión.

Extrañamente, en esta nación, a nadie parece llamarle la atención la locura que actualmente estamos experimentando. Se trata de una exagerada necesidad de hacer pasar por normal situaciones que no lo son.

En otros contextos, un delincuente es encarcelado y ya. No pasa de que los noticieros cubran la noticia determinado tiempo. Pero no aquí  y ahora; en estos días hemos presenciado un show por demás extremo: El reportaje de la captura de uno de los capos más importantes del país requirió una operación digna de cualquier película hollywoodense, incluso a una de sus estrellas: Sean Penn. Y como toda buena cinta de acción, también tiene su toque de romanticismo en lo que desde luego aparecen empalagosas cartas de amor, que desde luego cumplen su función de conmover a la audiencia e incluso empatizar con el protagonista.

Se sabe incluso, que al momento de la captura de tal personaje, fue entonado el Himno Nacional Mexicano, sobre lo que el comentarista Rafael Cardona no tardó en reparar y preguntarse por qué se utiliza un símbolo patrio en estas condiciones ¿qué tipo de tributo se le está rindiendo a este hombre como para considerarlo digno de semejante entonación?

 

No seamos Penn…

Lejos de tratarse de un asunto serio, en el que el sistema de justicia de este país evidencia su capacidad, se refleja el terrible atraso de una población, a la que, una vez más se le vende una historieta televisiva para entretenerla por un rato.

¿Pero por qué son tan recurrentes los mismos medios de entretenimiento, es decir, por qué no innovar en la forma que han de distraernos? Es algo sencillo de responder: Porque funcionan. Son una fórmula eficaz de mantenernos atentos. Aun quienes se digan conscientes de tales astucias, no deja de comentar al respecto y propiciar más debates en torno a algo que, siendo sinceros, no tiene tanta importancia.

Muchos aseguran que la captura del Chapo es sólo una cortina de humo para evadir el alza del dólar respecto al peso mexicano; dicen otros que la crisis económica no depende de un capo y ni siquiera del gobierno en turno, sino de fenómenos geopolíticos. Sea como fuere sí hay temas mucho más importantes qué discutir: Sigue sin cerrarse el caso de los 43 desaparecidos, en Guerrero van cerca de 100 muertos a tan sólo un par de semanas de que inició este año, periodistas siguen siendo amenazados por los poderes facticos, la pobreza en el país va en incremento a la par de que nuestros gobernantes se pasean en jets de lujo, la violencia sigue amedrentando a varios estados…

No todo se reduce al líder de un cartel, incluso él mismo ya lo ha dicho en su entrevista con Sean Penn, que aunque El Chapo ya no exista, el negocio persistirá, como lo ha hecho por siglos. Si él está en la cárcel o no, es irrelevante comparado con el irrefutable hecho de que las condiciones sociales en las que vivimos siguen siendo las mismas. Si se trata de capturar a un criminal para resolver un verdadero problema, entonces es gente de los altos mandos quienes deberían estar presos. ■

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