Tal vez caiga en incongruencias con los comentarios que haré en este escrito, lamentablemente así es de incongruente e inconsistente la reforma a la que le llaman educativa pero que, a casi tres años de su aprobación y dadas las experiencias que se han vivido, no deja lugar a dudas de que es una reforma laboral y administrativa. No se vislumbra lo educativo toda vez que la naturaleza organizacional apunta a que es una reforma de corte empresarial en la cual sólo desean contar con docentes autómatas que no tendrán otra habilidad más que la de ser unos obreros de la educación.
Una de las grandes incongruencias es el aseverar que la calidad educativa se garantizará con los exámenes que se les aplicarán a los docentes y que dicho sea de paso, han mostrado éstos mucha desorganización. Cierto, se ofertan cursos para “preparar” a los docentes, cursos que son más de capacitación que de actualización, donde sólo se pretende formatear a los mentores, mermándoles su capacidad creativa, adoctrinándolos para convencerlos de las “bondades” de la reforma; en sí, lo que se pretende es conducir a los docentes a que desarrollen una conciencia de seres; sin creatividad, imaginación y emociones.
Sobre este respecto, considero desafortunada la declaración del secretario general de la Sección 34 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE –La Jornada Zacatecas, 6 de septiembre de 2015-; quien adoptando el papel de “patrón” dice que en caso de no aprobar los exámenes que se les apliquen a los maestros, la mayor consecuencia es un cambio de adscripción; su actitud distorsiona completamente la idea de sindicalismo puesto que su postura es meramente corporativista y entreguista… Esto no es defender los intereses de los trabajadores, su aseveración da muestra clara de que la reforma no es educativa, mucho menos académica… es laboral.
En consecuencia, acotaré algunos aspectos que caracterizan toda esta trama:
I
Desacredita la figura social del maestro toda vez que desde el inicio de las discusiones generadas sobre la implementación de la Reforma a la que le llaman integral, se veía la tendencia a una reconfiguración de la profesión docente, hoy día se confirma esto puesto que con ese tipo de acciones al docente se le fue quitando autoridad, si a ello le agregamos los ataques sistemáticos que la autoridad educativa ha venido realizando hacia el magisterio, el problema se agrava aún más. No hay duda, las acciones que las autoridades educativas ejercen sobre los maestros, lejos de coadyuvar a que estos se profesionalicen, impiden el pleno desarrollo educativo y entorpecen los logros académicos –los resultados del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes son el claro ejemplo de ello-.
II
Es de lamentarse el hecho de que la educación y todo lo que ello implica se encuentre sometida sólo a decisiones políticas, donde lo académico es una mera simulación y lo educativo pierde su utilidad social para convertirse en utilitarista de intereses meramente empresariales. Cierto es que hoy día se requiere de una reforma educativa así como de nuevos esquemas de evaluación, sin embargo los que se proponen no ayudan a fortalecer al docente dado que las características de los instrumentos que se utilizan son meros exámenes que, para lo único que sirven es para poner en una situación de angustia a los docentes, los distraen de sus actividades sustanciales y no les conduciría por los senderos de la profesionalización de su práctica.
III
Una reforma educativa demanda la participación activa de quienes conforman el Sistema Educativo Nacional; requiere de la realización de verdaderos debates, foros, congresos, etc., donde lejos de toda ideología política partidista, se establezca una política educativa congruente y anuente con los intereses de una sociedad verdaderamente representativa de nuestra nación. Esto requiere de profunda reflexión con plena conciencia histórica acerca de los logros que se han obtenido así como las deficiencias e insuficiencias, en sí, se requiere de mucho rigor y honestidad.
IV
Una reforma educativa que sólo tiene como fin el evaluar a los maestros, no es una propuesta viable, no se diga si se habla de una reforma integral como la que se pregona; debe considerarse en cualesquier reforma de esta naturaleza, primeramente el tipo de política educativa que la crea, la manera de cómo se construye la propuesta, el contenido académico, didáctico, pedagógico así como el proceso educativo. Esta reforma a la que le llaman integral no reúne con una gran parte de las características que debe tener como tal, si alguien asevera que sí tiene propuesta educativa, es cierto, pero es una propuesta de los empresarios y que a todas luces se encuentra mercantilizada.
V
Con los exámenes que se les aplican a los candidatos a la docencia y los que se les aplicarán a los que deben “ganarse” su permanencia, es imposible determinar con certeza quién es apto para ejercer la profesión, cierto es que el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación –INEE-, como consecuencia de la imposición de esta reforma, cuenta con una carga excesiva, cosa que lo lleva a ser insuficientes en el cumplimiento con lo que normativamente marca la reforma. Esta situación lleva consigo el incumplimiento constitucional para con la reforma, situación que por naturaleza propia hace que las protestas por parte del magisterio se generalicen.
En conclusión, todo este vericueto pudo haberse evitado si se hubieran implementado otras acciones, donde no se relacionara a la evaluación con la permanencia laboral, donde se hubiese escuchado al magisterio y no a los empresarios, donde se hiciera saber a la sociedad que no existen otro interés más que el educativo y de esta manera darle un nuevo rumbo a este sector en nuestro país. ■
