18.8 C
Zacatecas
martes, 18 junio, 2024
spot_img

Trump y la insensatez democrática

Más Leídas

- Publicidad -

Por: Carlos E. Torres Muñoz • admin-zenda • Admin •

Pienso que he tardado bastante en escribir sobre este asunto. Arraigado en un absurdo principio pre-globalización de ser ajeno a lo que sucede más allá de mis derechos políticos, supuse innecesario escribir por propia cuenta sobre el peligro del exabrupto capitalista que representa Donald Trump. Me limité a compartir las opiniones de otros e hice algunos mínimos comentarios que no invitan a la reflexión seria sobre el tema. He caído en la cuenta que mi anclaje pasado no tiene sentido y sí podría representarme un dolor de cabeza inmediato si el resultado del 8 de noviembre es tan terrorífico como algunos apenas se atreven a verlo en pesadillas. Sí Trump gana y no hicimos un esfuerzo de convencimiento, aunque sea mínimo, lejano y algo aislado, en su contra, tendremos algo que reprocharnos, mientras le reprochamos a los votantes del vecino norte. Este texto, además podría tener utilidad: no son pocos los zacatecanos que, ya ciudadanos de Estados Unidos de América, podrán ejercer su derecho al voto, y quizá (ojalá que no), todavía sea tiempo de influir en alguno para que lo haga contra el Partido Republicano, que, por primera vez en su historia, representa un peligro real, absoluto y claro, más allá de su tendencia ideológica hacia la derecha.

- Publicidad -

Primero hay que entendernos, como generación, para poder alcanzar a ver qué nos está pasando, el porqué de esta lógica absurda que nos ha llevado a dar marcha atrás a buenas iniciativas que anunciaban la modernidad más acabada y que hoy parecen estar en el fracaso. Héctor Abad Faciolince, escribe en El País, sobre el éxito del No a la paz en Colombia, lo siguiente: “el trending topic de la Tierra (es): la insensatez democrática. Si lo nuestro es ignorancia, forma parte de la misma ignorancia global, del primer mundo que destruye la idea de una Europa unida y en paz, del segundo mundo que elige una y otra vez al mafioso de Putin, y del tercer mundo del extremo oriente y del extremo occidente.”

Sí, hay una insensatez democrática a nivel global, pero ¿cuál es la razón? El propio Abad Faciolince, aproxima algunas ideas: “El populismo, la demagogia vulgar, ha arrasado en todo el mundo. Berlusconi fue el prólogo, porque en Italia son los magos del trending topic y se inventa todo antes. Vinieron Chávez, Putin, Uribe, Ortega. ¿Vendrán Trump y Le Pen? Quizá. Todos son demagogos perfectos, cleptócratas que denuncian a la vieja cleptocracia.” (…) El pueblo prefiere votar por ellos con tal de cambiar. ¿Un salto al vacío? Sí. Es preferible el salto al vacío que el aburrimiento de la sensatez. La sensatez no da votos: produce bostezos. Y a lo que más le temen los votantes es a aburrirse. Un pueblo incapaz de aburrirse con buena música, con libros, con cultura, es un pueblo dispuesto a votar por cualquier disparate con tal de divertirse un rato; con tal de ver derrotados, pálidos y ojerosos a los políticos que, por llevar años en la televisión y en el poder, más detestan. Mejor cambiarlos por otros, aunque sean locos. Es una especie de borrachera, de viaje de drogas, de danza dionisiaca.”

Lo cito porque coincido, creo que el problema está en el descontento, en algunos casos en el enojo y en no pocos en la decepción. En esa lógica, estamos explorando alternativas, pero no las mejores. En esta encrucijada nadie está siendo responsable: ni los políticos, ni los ciudadanos. Ni los partidos y líderes que permiten las propuestas populistas, demagógicas y peligrosas, ni las sociedades que los reciben y respaldan.

Tenemos ese problema enfrente: somos un David queriendo acabar con el Goliat despreciable en que se ha (hemos) convertido a la política, solo que estamos confundiendo nuestras armas con nuestro futuro, arrojamos el porvenir con tal de acabar con tan gigante adversario, estamos tentados a ser tristes kamizakes, que sacrificando lo que está delante, aspiramos a lo que dejamos atrás. O sea: los avances que nos promete el mañana, por la melancolía que nos trae el ayer.

Juan Villoro, en el mismo diario, lanza la pregunta: ¿Qué importa más, el pasado o el futuro? Con humildad respondo que lo único que, sí de verdad estamos en una crisis, nos podría salvar es el futuro, pues el pasado está perdido. ■

 

*Miembro de Impacto Legislativo, OSC parte de la Red por la Rendición de Cuentas.

@CarlosETorres_

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -