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viernes, 17 mayo, 2024
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Hacia la profesionalización del personal ejecutivo y administrativo. Un proyecto de cambio

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte • admin-zenda • Admin •

Siempre que se inicia un proyecto de gran escala concerniente a programas preestablecidos y en movimiento, sobre diferentes bases programáticas, debe enfrentarse a la circunstancia de adaptar un cuerpo en movimiento a las nuevas directrices. Las administraciones entrantes deben de establecer líneas de comunicación que permitan a los recursos existentes funcionar de acuerdo a las responsabilidades y expectativas de los directivos.

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Los gobiernos y dependencias federales, estatales y municipales han carecido tradicionalmente de la realización de procesos para acercar la capacitación de primer nivel hacia el personal de las dependencias en el intento por mejorar permanentemente los diferentes servicios que prestan las diferentes instancias administrativas a la sociedad.

Casi nunca se contemplan y menos aún, se ejecutan mecanismos mediante los cuales se establezcan las habilidades necesarias para el  desempeño atingente y armónico de todos los programas de acuerdo a las directrices de los responsables de la administración pública.

Por regla general, ni siquiera se plantean metas generales hacia la integración y la eficiencia como asuntos torales. Se carece de las herramientas que permitan a los responsables de la administración pública asegurarse de un cabal entendimiento de los programas por aplicar por parte de el grueso del personal que labore bajo su dirección; tampoco se enfatiza la ejecución de los programas se dé sobre principios de armonía, comunicación efectiva y buena disposición para el trabajo. Para resumir, puede decirse que no hay un programa previo que garantice una mejoría en las aptitudes y actitudes, manifestadas en competencias para la correcta ejecución de sus responsabilidades de todos los que están implicados en el proyecto de gobierno.

Puede afirmarse, también, que la mayoría de privilegiados en el desempeño de cargos en la función pública, carecen de elementos metodológicos, técnicos y prácticos cuyo manejo adecuado les permita planear, diseñar, ejecutar, evaluar y reciclar satisfactoriamente sus programas de servicio, en función de un proyecto dinámico, en continua transformación y adaptación, en congruencia con las necesidades y posibilidades de la institución en particular y la sociedad en lo general.

Tampoco existe una memoria creativa y crítica de los asuntos que se tratan en las diferentes instancias y hay muy pocos estudiosos sobre temas relacionados con los servicios que aportan las instituciones ni quienes muestren habilidades prácticas para el desempeño óptimo en un salón de conferencias o exposiciones y en el manejo de las técnicas que las sustentan, tanto individuales como de grupo.

Aunque se sabe de su importancia, pocas veces se da un entrenamiento general sobre temarios básicos (manuales de procedimientos, funcionamiento, estructura y lineamientos de las diferentes direcciones y ni que decir de temarios especializados que permitan a los encargados de la administración pública, mejorar sus habilidades en el ejercicio de su encargo.

Debe plantearse una visión, activa, creativa y participativa de aquellos que se incluyan en los programas de gobierno, cuyos principios de aplicación estén sustentados científicamente, principalmente en la Teoría del Aprendizaje, propuestas de modelos de sistemas aplicadas al comportamiento humano y principios derivados de la Educación Basada en Competencias; ésto permite contar con mecanismos de control para la observación del desempeño y evaluación individual y de grupo a lo largo de todos las fases del ejercicio gubernamental.

De esta forma se podría contrarrestar la pasividad de la burocracia en cuanto al abordaje analítico del contenido de los temas y asuntos administrativos y su correspondencia en el terreno de la actividad laboral, aportando los planteamientos metodológicos, las condiciones espacio temporales y el personal idóneo para llevar a cabo una propuesta más audaz que implique una participación plena de los encargados del gobierno en el manejo erudito de los temas que les conciernen y sus formas de intervención de forma satisfactoria.

Se propone pues, que los que se encargan de la administración pública desde cualquiera que sea su trinchera, desarrollen previamente algunas acciones extras que permitan una mejor participación de parte de los mismos, manifestada a través de formas activas de desempeño tales como la intervención oral, escrita y física y la disposición entusiasta para invertir unas horas en leer sobre los temas bajo análisis.

Así, muy probablemente empecemos a ver un cambio radical en el ejercicio de gobierno, el cual, definitivamente, debe profesionalizarse. Cuando se tenga en cuenta la especialización efectiva en la función pública, probablemente estaremos más cerca de la justicia social, de la honestidad y del ejercicio gubernamental orientado hacia el servicio público eficiente. Además, se estará dando el paso más importante hacia la dignificación del ejercicio político de altura, el cual ha decaído en los últimos cincuenta años, al menos, cuando los vientos de la desgracia emanados de la guerra fría mataron la visión estadista de los gobiernos en el mundo.

No es tiempo de lamentos, es hora de replantear una visión más allegada a las necesidades de la gente y de la supervivencia como nación y como una forma de cultura que, al menos en este México de entuertos, agoniza día con día. ■

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