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martes, 7 mayo, 2024
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El líder perdió su glamur

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Por: QUITO DEL REAL • admin-zenda • Admin •

A penas el 21 de agosto del año pasado, Manlio Fabio Beltrones subió al estrado para rendir protesta como máximo líder del PRI, ante un recinto abarrotado de gente que aplaudía con fogosidad ante la menor insinuación.

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Frente a nosotros, decían los jilgueros, se presentaba en el auditorio Plutarco Elías Calles una de las piezas políticas más logradas del partidazo, pulida a través de los años, con un presente de aciertos en el congreso y con un pasado que, aunque nebuloso por el affaire  Colosio, sorprendía por la profundidad de su ojo avizor y la contundencia con que se antepuso a las asechanzas que, en malísima onda, amenazaban con la extinción del partido de los meros mexicanos.

De entrada, el nuevo dirigente rindió honores a la tradición más prístina de su partido, con una intervención plagada de cábalas y alucines. Sobre todo, cuando expresó su certidumbre de que los mexicanos exigíamos profundizar las reformas estructurales. Ah, caray. La raza de a pie se vio a sí misma con asombro.

Pero ahora comprendemos, él se refería a la sección más gandalleta de los otros mexicanos: a los illuminati  de petatiux, a los poderes fácticos que siempre tienen la sartén por el mango y, sobre todo, a los jóvenes caciques aglutinados en el grupo informe de Toluca.

Acaso consciente de su primer riegue, intentó reparar con la afirmación de que el partido debía ser un instrumento al servicio de la gente. Este fue, sin poder evitarlo, un segundo fascículo de embustes, porque en los últimos nueve meses no se observó ni de relajo la supuesta vocación popular de los capos del PRI.

En ese acto, llamó a la autocrítica y reconoció el rezago del partido ante las demandas de una sociedad moderna. “Es el momento de que pensamos unidos con la militancia”, sostuvo. ¿Pus cuál militancia? Y, por supuesto, no podía terminar sin internarse previamente en una invocación de tintura mística, en favor del diálogo.

 

Apuntes de la tragedia

No he logrado entender por qué se considera a la trampa cerrera, a la intriga lugareña y al encontronazo como atributos del político mexicano. Maquiavelo es omiso ante tema tan palurdo.

El PRI, en su larga decadencia, no puede cristalizar un puñado de cuadros sobresalientes, capaces de generar ideología y definir programa, dotados de sensibilidad, carisma y conducción. El extravío de esta organización no da pertrechos a sus integrantes para acercarse a la gente; la sensibilidad social de sus miembros cupulares es la de una bestia adormecida.

El PRI parece una caja vacía donde medran diversos grupos del poder, para conservar un espacio que servirá en empeños posteriores, casi siempre delictivos.  En los hechos concretos, sus dirigentes resultan ser inservibles y estériles para nutrir con ideas políticas a su organización.

Dicho esto, no debe extrañar lo sucedido el pasado 5 de junio, donde sus bastiones estatales más tradicionales y reconocidamente imbatibles, cayeron como fichas de dominó. Quienes atendían el mostrador eran los enviados de la claqué partidista, que no supieron interpretar los pedidos de la gente.

En un principio, Manlio Fabio Beltrones había dicho que las 12 gubernaturas en competencia serían para el PRI, después matizó que ganaría nueve, las mismas que conquistó hace 6 años, y que, para tal efecto, su partido había postulado a sus mejores candidatos. Claro, sin aclarar que existían por ahí algunas manchitas sospechosas, porque el líder nunca dijo que algunos candidatos estaban involucrados en el crimen organizado.

Estas predicciones resultaron muy lejanas de los supuestos originales. El resultado de 5 gubernaturas, sólo se puede entender como una derrota.

Las dudosas expectativas de un triunfo priista en la elección presidencial de 2018, ya resuenan con amplitud desde el domingo pasado. Se acercan épocas malas para el PRI, que se reconoce impuntual para responder a sus retos electorales en un contexto de crisis económica, y se muestra fuera de juego, al no advertir la gravedad de los embates de la lucha magisterial.

El 5 de junio, exhibió la medida de su debilidad, su falta de forma y, como corolario, la precariedad de sus recursos para afrontar los retos de nueva generación. Necesita aire, y no observa desagradable un posible relevo panista, como en el año 2000.

Ya consideran una amplia revisión para superar el trauma de la derrota. Claro, sería una jornada para, en primer lugar, propinar golpes certeros a los enemigos internos, suscitar un reacomodo y regresar a sus dominios en el próximo ciclo de ascenso, con los vicios de siempre y con un nuevo pacto hegemónico entre caciques. No se percibe que el propósito político del PRI sea incentivar un crecimiento ideológico y organizativo.

 

Ay, Don Beltrone

Don Beltrone, el capo tan reconocido y admirado, demostró que está construido con el material de los mitos. Pamplinas, él no es un dirigente excepcional porque su partido no puede, no sabe, impulsar dirigentes independientes. Manlio Fabio es un cuadro político sin excepcionalidades, criatura de una organización atrasada, conservadora y miope, controlada por los intereses más ignominiosos del país.

Don Beltrone ya no será el mismo, con todo y su glamur, sus coquetos cabeceos y su pizpireta ceja levantada. Su voz pausada, de dicción cuidadosamente educada, ya no resonará con la contundencia de antes, cuando su sobriedad parecía expandir generosamente las luces de la pura neta y la gente guardaba un respetuoso silencio.

Es un terrenal que, además de perder, también malogró su fama de invicto, efectivo, pertinaz e imbatible. Esta es una verdadera tragedia. La de él: sentirse acotado y secretamente despreciado por las fierecillas popof de Toluca; la de nosotros, vivir bajo un régimen diseñado para que los dueños del país chacualeen como cerdos chilladores.

 

Una apostilla

La cultura adquiere relevancia en función de su profundidad social. Cuando su intención, proyecto y programa, son producto de un debate en la comunidad artística e intelectual, se impulsa una tarea abierta, sin necesidad de involucrar empresas privadas “expertas” que venden diagnósticos chapuceros. La raza se basta por sí misma. ■

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