■ Como ente social hay que asumir un rumbo antineoliberal y antisistémico, afirma docente
■ Hay experiencias para visibilizar y emular, tales como los zapatistas y los Sin Tierra, dijo
La Universidad, como ente social, debe asumir un rumbo antineoliberal y antisistémico y vincularse con las organizaciones y movimientos sociales, y no aceptar las políticas orientadas a la privatización, afirmó Raúl Delgado Wise, investigador de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
“Ese rumbo se va construyendo en la práctica, no hay recetas, pero sí hay experiencias que debemos visibilizar y emular, tales como los zapatistas, los piqueteros, los Sin Tierra, la Sexta, entre otros que “están haciendo cosas importantes”, dijo.
Señaló que toda la clase política y todos los partidos están comprometidos con el modelo neoliberal, mientras que los poderes fácticos son también parte del engranaje “perverso”: las televisoras, los multimillonarios, el crimen organizado y el poder corporativo multinacional.
Según explicó, los poderes fácticos y el Estado en México operan como “títeres” del capital financiero, por lo que “el cambio verdadero solo puede venir desde abajo y necesitamos ir pensando en que se requiere un agente de transformación social y para ello requerimos conciencia, formas alternativas de convivencia y una organización de democracia directa.
Mientras tanto, Delgado Wise afirmó que el país está condenado a padecer de las consecuencias de esa política económica que solamente fomenta la migración y la precariedad laboral, violencia e inseguridad.
“México es el primer país del mundo en materia de migración con un poco más de 12 millones y una comunidad de origen mexicano en Estados Unidos de alrededor de 35 millones de personas”, informó.
También dijo que el país destaca por la violencia que ejerce el crimen organizado y el propio Estado y que tiene como consecuencia una crisis humanitaria sin precedentes que no se puede resolver en el marco del neoliberalismo: “eso es algo que quiero enfatizar y no le queda de otra al sistema que dar patadas de ahogado”.
Cuando la olla de presión está a punto de explotar, expuso que es común que se tenga que recurrir a la violencia y la represión para mantener una situación que en el fondo es insostenible, como muestra lo ocurrido en Nichixtlán o Ayotzinapa.
“Esto mismo ocurrió en muchas dictaduras en Latinoamérica, ante un sistema excluyente autoritario, se tuvo que llegar a represiones gigantescas de las que tenemos memoria. Nosotros lo vivimos en el 68 con una represión de gran magnitud”, agregó Delgado Wise.
Concluyó que el país “no aguanta más, pero una transformación profunda y un cambio verdadero, antineoliberal y antisistémico, es urgente e impostergable, pues la situación en México no cambiará por sí sola y “no puede venir desde arriba. No seamos ingenuos. El Estado en sus tres esferas (ejecutivo, legislativo y judicial), y en sus tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), es parte de este engranaje.