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El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, como lo propusieron Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo, en el Congreso Internacional de Mujeres ante 100 delegadas de diferentes países, celebrado en el mes de marzo de 1910 en la ciudad de Copenhague. El objeto de esta fecha, tuvo como significado, rendir homenaje a 129 obreras que fueron quemadas vivas, por el patrón de la fábrica textil “Cotton” en Nueva York, cuando declararon una huelga para reclamar sus derechos laborales.
Han transcurrido más de 100 años de aquellos sucesos, y la mujer paulatinamente ha conquistado espacios fuera del hogar. Deseo comentar, cómo ha sido en la democracia.
La participación política en lo general, y electoral en lo particular de la mujer mexicana, es indispensable para contribuir a los cambios sociales del país. La base de esta participación democrática, es el ejercicio pleno de la ciudadanía, que incluye el derecho a elegir a sus gobernantes y, a ser sujetas de voto.
Consumada la independencia de México, en el marco constitucional de 1824; Actas de Reforma de 1847; Ley Suprema de 1857 y de 1917, los derechos políticos, únicamente quedaron reservados para el varón. La mujer carecía de ellos, por motivo de no tenía reconocida la calidad de ciudadana. Por tanto, las decisiones políticas, se reducían aún más, si se toma en cuenta la falta de pluralidad y propuestas en los partidos políticos existentes entonces.
Por ese motivo, la lucha de la mujer en la participación democrática, a pesar de muchos obstáculos, ha tenido resultados positivos. No obstante que el Constituyente de 1917, la negó también la ciudadanía, comenzaron a surgir movimientos en los que las mujeres manifestaron esa inquietud democrática. Así, en el Congreso Feminista, realizado en Yucatán en 1916-1917 por ejemplo, Hermila Galindo, hizo presente la legitimidad del voto femenino. Después, surge el Movimiento Feminista Mexicano, que tuvo como primera bandera el sufragio. En 1928, las mujeres lograron que el Código Civil, recogiera algunos de sus planteamientos. Hacia 1931 y 1934 el Sector Femenil del Partido Nacional Revolucionario (PNR), continuaban con esa lucha. Es importante destacar que en este último año, las mujeres llenaron la Plaza de toros de la Ciudad de México, exigiendo su derecho ciudadano de votar y ser votadas.
Con posterioridad en 1935, sectores significativos de mujeres ya se habían coordinado con el Frente Único Pro- Derechos de la Mujer (FUPDM), para exigir el sufragio. El Presidente Lázaro Cárdenas en 1937, presentó al Congreso de la Unión una iniciativa de ley para otorgar el voto a la mujer. Pero el temor de que el sufragio femenino, favoreciera a los grupos conservadores, frustró el intento.
En 1946, el presidente Miguel Alemán, logró para la mujer el voto activo y pasivo en elecciones municipales. Sólo hasta 1947, se reformó el artículo 115 de la Constitución Federal, para lograr con ello reconocer a las mujeres, el derecho a votar y a ser elegidas en elecciones municipales.
Adolfo Ruiz Cortines ya como presidente, publicó en el Diario Oficial de la Federación del 17 de octubre de 1953, un decreto, haciendo realidad uno de los postulados de su campaña, como lo fue el voto femenino. Esto permitió la reforma al artículo 34 de la Ley Suprema actualmente en vigor y que a la letra indica:
“Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan además, los siguientes requisitos:
I.- Haber cumplido 18 años, y
II.- Tener un modo honesto de vivir”
De esta manera, la mujer se ha insertado paulatinamente en la vida democrática del país. Su participación aún no es plena si se toma en cuenta que constituye más del 50% por ciento de la población. Pero, en las funciones del Estado: ejecutivo, legislativo y judicial, así como en sus diversos niveles: federal, estatal y municipal, encontramos cada vez más su presencia. La historia política de México, registra a cinco mujeres que se han postulado como candidatas a la Presidencia de la República: Cecilia Soto; Rosario Ibarra de Piedra; Patricia Mercado; Josefina Vázquez y Marcela Lombardo. También, han existido ya 6 gobernadoras en nuestro país: Griselda Álvarez en Colima; Beatriz Paredes en Tlaxcala; Dulce María Riancho en Yucatán; Amalia García Medina en Zacatecas; Ivonne Ortega Pacheco en Yucatán y Rosario Robles Berlanga como Jefe de Gobierno de lo que entonces fue el Distrito Federal.
Igualmente, en cargos de elección popular encontramos diputadas federales y locales; senadoras; presidentes municipales; regidores y síndicas. En la administración n pública, existen mujeres que se desempeñan como ministras; magistradas; jueces; consejeras electorales. En el ámbito universitario y cultural también su presencia es avanzada.
No es aceptable la existencia de grupos que se autodenominan feministas, y que en aras de una mal interpretada igualdad con el hombre, se encuentran a la expectativa, haciendo de él, blanco de ataques y todo tipo de humillaciones, lejos de entender que la verdadera igualdad humana y jurídica entre hombres y mujeres, implica un complemento fisiológico, para vivir con dignidad y respeto mutuo de manera permanente, y no sólo el 8 de marzo. ■
