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lunes, 6 mayo, 2024
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Problemas que estarán presentes en 2019 y frenarán el crecimiento económico

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

Entre los problemas y vulnerabilidades que presenta la economía nacional, están: el alto nivel de la deuda interna y externa, pública y privada; las alzas de la tasa de interés interna y externa; las presiones sobre el sector externo; la desaceleración de la economía nacional e internacional; la guerra arancelaria en el comercio mundial y la desaceleración de éste; la caída de varios mercados de capitales (EUA, China, Japón) y la caída de la Bolsa Mexicana de Valores. Tales elementos generan un contexto de incertidumbre que frena el crecimiento de la inversión nacional.

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El nuevo gobierno, insiste, al igual que los que lo antecedieron, en la disciplina fiscal, como con políticas fiscales y monetarias restrictivas, para encarar los embates internacionales y mandar señales a los mercados financieros de que se mantendrá baja inflación y las condiciones de pago de la deuda. Sin embargo, el alza de la tasa de interés y la política de austeridad fiscal, contraen la actividad económica, acentúan los problemas financieros del sector público y privado, lo que restringe más su capacidad de pago de la deuda, como de gasto e inversión, por lo que menos condiciones pasa a tener la economía para encarar las presiones manifiestas en el sector externo, derivadas de la desaceleración del comercio mundial, como de la vulnerabilidad de los mercados financieros internacionales.

Los altos niveles de deuda existentes, tanto del sector público, como privado, no se resuelven restringiendo el gasto público, debido a que ello contrae la actividad económica y por ende el ingreso del sector privado y del sector público, y prosiguen los déficit financieros de éstos, lo que les impide reducir el monto de su deuda. A ello se suma las altas tasas de interés, que crecen por arriba del ingreso nacional, lo que ahonda los problemas financieros e incrementa más el monto de la deuda. Mientras el ingreso del sector privado y del sector público no crezca por arriba de la tasa de interés, no se configurarán condiciones de pago, ni se reducirá el monto de la deuda.

La política de austeridad fiscal, reduce en términos reales el gasto público en 2019 respecto a 2018, lo que contraerá demanda, y por ende el mercado interno. La política fiscal de 2019 solo contempla reestructuración del gasto público, pero no su aumento. El consumo de las familias no se incrementará significativamente a pesar del aumento del salario mínimo, ni por las pensiones a los de la tercera edad, pues no habrá aumento significativo del empleo formal, dada la política de recorte presupuestal, como el no crecimiento de la inversión privada. La política de estímulos fiscales establecida en la frontera norte, no incrementará la inversión privada nacional. Lo que ésta necesita, no son estímulos fiscales, sino crecimiento de demanda, lo cual no se dará, dada la política fiscal restrictiva, como por el bajo poder adquisitivo de la población. Los estímulos fiscales en la frontera norte, van más encaminados a estimular la entrada de inversión extranjera, pero esa historia ya la conocemos. Ellos trabajan con alto componente importado y su dinámica no irradia al conjunto de la economía. Ganan tales empresas por los bajos salarios y los menores impuestos y no el país. Por su parte, el sector externo no actuará en forma positiva. El precio internacional del petróleo está bajando. Después de haber alcanzado la mezcla mexicana de petróleo niveles de 77.73 dólares el barril el 3 de octubre de 2018, pasó a estar en 51.83 el 14 de diciembre. A ello se suma el menor crecimiento de exportaciones totales que se dará ante el menor crecimiento que se espera en la economía estadounidense en 2019, como por las cláusulas impuestas por dicho gobierno en el nuevo tratado comercial (T-MAC) donde México verá reducidas sus exportaciones a dicho país y le comprará a EUA más productos. Ello, junto con la entrada en operación del Tratado Trans-Pacífico (TPP-11), aumentará el déficit de comercio exterior, dada nuestra menor competitividad y fuertes rezagos productivos existentes, lo que frenará más la actividad económica.

La alta tasa de interés, la política fiscal de austeridad, aunado al menor crecimiento de exportaciones que se avecina, configuran un escenario de desaceleración económica para el 2019.

Al no concretarse las expectativas de crecimiento, no se incrementará la inversión privada, ni se configurarán los ingresos para hacer frente a las obligaciones financieras contraídas, lo que frena la disponibilidad crediticia y las decisiones de inversión. De hecho, datos del Banco de México y de la CNBV señalan el aumento de la cartera vencida del crédito al consumo e hipotecario, a niveles históricos de hace 15 años. La caída de la Bolsa, junto a las menores ventas, reducen los ingresos y el valor de los activos, lo que recrudece los problemas de insolvencia, que tienden a desestabilizar al sistema bancario.

Mientras no haya incremento de gasto público y liquidez en la economía, no se incrementará la demanda y los precios de los activos para que las empresas y familias cuenten con ingresos para encarar el pago de sus deudas y mantener el crecimiento de la inversión y del consumo. ■

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