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sábado, 4 mayo, 2024
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¿Para quién es responsable la Política Fiscal?

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

El Gobierno Federal a través de la SHCP continúa, a pesar de la crisis, con presupuesto fiscal equilibrado tendiente a no recurrir a deuda pública, por considerar que el déficit fiscal y la deuda son malos para la actividad económica. Parten del supuesto que es responsabilidad del gobierno no gastar más allá de sus ingresos, y no aumentar deuda, para no originar alza de impuestos, o mayor restricción de gasto futuro.

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Surge la pregunta, ¿Para quien debe ser responsable el gobierno? ¿El gobierno debe ser “responsable” con los propósitos del sector financiero? que clama por austeridad fiscal para que le aseguren condiciones de pago de la deuda (que de hecho el gobierno ha adelantado el pago de la deuda externa), a costa de recortar el gasto público y relegar las demandas de empleo y no apoyar a las empresas y a los Estados; o ¿debe, el gobierno atender los propósitos nacionales de crecimiento de la producción, del empleo y del bienestar?

El gobierno dice que elaboró un presupuesto responsable y prudente, pero lo responsable y prudente no debe ser a costa de no apoyar a las empresas, como a los que han quedado desempleados, ante los problemas que la crisis ha generado.

Hay que reiterar que los gobiernos surgieron para cumplir con las demandas de los ciudadanos, sean de impulso de las actividades económicas, de empleo y bienestar, y no subordinarse a los intereses del gran capital.

Hay que señalar que a las finanzas públicas hay que evaluarlas no en función de la magnitud del déficit o de la deuda, sino en torno al impacto que tienen sobre la actividad económica y el empleo, lo cual manifiesta una severa crisis y alto desempleo.

En condiciones en que las empresas y Estados y Municipios están viendo disminuidos sus ingresos y enfrentan problemas de insolvencia y quiebras, junto con aumento del desempleo y caída de ingresos de las familias, es irresponsable que el gobierno restrinja el gasto para disminuir el déficit fiscal y el monto de la deuda.

El equilibrio fiscal buscado por el gobierno, termina desestabilizando a la economía, debido a que al disminuir el gasto para alcanzar el ajuste fiscal, contrae más la demanda, ya disminuida por la caída de exportaciones y del consumo e inversión privada, por lo que ahonda los problemas financieros del sector privado, aumenta los problemas de insolvencia que desestabilizarán al sector bancario. Además, la disminución del ingreso de empresas e individuos, contrae la recaudación tributaria, por lo que sigue el déficit fiscal y el crecimiento de la deuda pública.

La política fiscal debe ser responsable, no para ser bien vistos por las calificadoras internacionales, sino para frenar la pandemia, como el quiebre de empresas y el creciente desempleo.

El gobierno debe gastar más que sus ingresos, para satisfacer los requerimientos presupuestales del sector salud, como de todos los sectores productivos y de los Estados, como para aumentar demanda y empleo, y así mejorar el ingreso de empresas e individuos. Ello frenaría la caída de la producción y contribuiría a frenar la pandemia.

El gobierno teme que al trabajar con gasto deficitario y mayor deuda, ello incrementaría la carga del servicio de la deuda, que lo llevaría a aumentar impuestos y restringir el gasto para pagar la deuda, lo que contraería de nuevo la actividad económica. Tal situación no acontecería, debido a que el gasto público deficitario incrementaría la actividad económica y el empleo, y el gobierno vería aumentada su recaudación tributaria, por lo que se reduciría el déficit y la deuda impulsores de la economía. Lo importante es que el ingreso nacional y la recaudación crezcan en mayor proporción que el costo de la deuda.

El gasto público deficitario tiene que frenar el quiebre y cierre de empresas para apuntalar el crecimiento productivo y la generación de empleo y beneficiar además a Estados y Municipios, así como el desarrollo de la infraestructura.

El mayor gasto público mejoraría el ingreso de las presentes y futuras generaciones, lo que beneficiaría a las finanzas públicas y reduciría la deuda pública y privada.

El gobierno no tendría que aumentar impuestos para pagar su deuda, debido a que la recaudación se mejoraría con el crecimiento de los ingresos de empresas e individuos, por lo que no caería en insolvencia.

Al proseguir el gobierno con su política de austeridad fiscal, continuarán las empresas y los desempleados sin recibir apoyo, por lo que proseguirá el quiebre y cierre de empresas, la destrucción de planta productiva, el mayor desempleo, los problemas de cartera vencida, configurando todo ello una Gran Crisis.

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