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domingo, 5 mayo, 2024
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La construcción de identidad, lección de Juan Carlos Onetti para la actualidad: Garibaldi

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Por: ALMA RÍOS •

■ Recuerdan al autor uruguayo tras cumplirse 20 años de su desaparición este 30 de mayo

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■ Sus sucesores Julio Cortázar, Vargas Llosa y Carlos Fuentes encontraron en él un pionero

“Tal vez las cosas no pasaron así, pero así es como a mí me gusta recodarlas y como me gusta contar esta historia”. Así es como cierra la narración el personaje central de La casa en la arena, cuento de Juan Carlos Onetti.

Leer hoy al autor uruguayo, quien cumplió este 30 de mayo, 20 años de haber desaparecido, ofrece la posibilidad de entender cómo se construye nuestra identidad, no sólo la individual sino la latinoamericana, comenta Emiliano Garibaldi, docente e investigador de la Unidad Académica de Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

En su texto 10 consejos para los jóvenes escritores, el autor de El Astillero expresa el último de forma contundente: “siempre miente, pero miente bien. Hay que aprender a mentir”, refiere Garibaldi.

A Onetti Borges no le interesaban los hechos desnudos sino las intenciones, las motivaciones detrás de ellos, por ello, “creo que también es muy sincero al decir: “la verdad es algo que no podemos encontrar nunca”.

“Propone entonces a la ficción que hacemos de nosotros mismos como un medio de darse cuenta de lo que se es, pero por oposición. Al respecto de este juego de la construcción de una identidad, Emiliano Garibaldi trae a colación su obra El posible Baldi.

El personaje, uno de ciudad, transita por ella y es feliz. Acaba de ganar mucho dinero y va encontrarse con su novia. En el trayecto se encuentra con otra mujer, una extranjera, quien lo diferencia de los demás por su aspecto interesante, trae una barba de días.

El hombre decide impactarla contándole una serie de mentiras sobre sí mismo: que en África cuidaba que los trabajadores de las minas no escaparan de ellas robando los diamantes, que también fue traficante de cocaína. Ella sin embargo, no lo admira o se asusta de sus relatos sino lo compadece, “es que debe usted haber sufrido tanto”, le dice.

En un momento dado, Bali se da cuenta de que ese personaje que ha creado no es él pero sí quien le habría gustado ser y termina deprimido y devastado,  luego de enfrentar que es “un ser gris, común y corriente”, un oficinista de ciudad, cualquiera.

Onetti ha sido un autor latinoamericano poco conocido, esto se debe propone Emiliano Garibaldi a que su literatura tuvo la buena o mala suerte de surgir en medio de vanguardias. Entre los años 30 y los 50 del siglo pasado, entre el realismo social y el boom latinoamericano. Pero también al hecho que ofrece su temática “poco amable” de ironizar con el “fracaso constante que tenemos como seres humanos”.

Sus sucesores Julio Cortázar, Vargas Llosa y Carlos Fuentes encontraron en él un pionero, del que reconocieron la influencia. “A él le toca hacer talacha para abrir camino en este tipo de literatura (el boom) porque hay que recordar que va a estar peleándose constantemente con la llamada Novela de la tierra o con otro este tipo de literatura que va a ser la comprometida socialmente, con el realismo social”.

Onetti es también el precursor de la generación de esos microcosmos latinoamericanos que se identifican con la historia del continente, y que luego abordarían otros como Juan Rulfo en su Comala o Gabriel García Márquez y su Macondo.

En este caso el espacio de construcción de la identidad de los personajes es la ciudad como concepto de modernidad. Una que integra elementos de Montevideo y Río de la Plata: Santa María.

Este escenario ofrece también ficciones, estas “que le compramos al discurso capitalista”. El autor propone personajes que  aspiran al éxito, pero en empresas que “en algún momento parecen totalmente ridículas”.

Acerca de este tema exhibe su vínculo con el escritor argentino Roberto Arlt, de quien reconoció en entrevistas, haber tenido influencia y gusto por su literatura. Lo que presenta Juan Carlos Onetti es la ironía, el humor negro que tiene que ver con “esas aspiraciones imposibles, esas ficciones”.

Contrario a lo que el propio escritor y periodista llegó a expresar en entrevistas cita Garibaldi: “una cosas es que yo vea que hay injusticia en el mundo y otra cosa es que yo la tenga que expresar directamente en mi literatura”.

El académico cree, sin embargo, que se le puede dar a la obra de Onetti una lectura ideológica y una interpretación de izquierda, refiere para ello el cuento El perro tendrá su día.

En el trasfondo de esta historia se encuentra “la represión y cómo el capital controla las voluntades de las personas y las convierte en mascotas de quien tiene ese capital. A pesar de lo que diga Onetti sí está comprometido en algunas obras, es mucho más evidente que en otras.

“Yo creo que lo único que hay que creerle a Juan Carlos Onetti es cuando dice que él mismo miente”.

Los seguidores de su visión literaria tuvieron mejor caldo de cultivo en Europa. Lugar que le ofreció reconocimiento como autor y en donde le otorgaran diversos galardones, entre otros, El Premio Cervantes en 1980. Antonio Muñoz Molina, se expresa como uno de sus sucesores, fue quien se encargó de hacer el prólogo para la edición de sus Cuentos completos que publicara Alfaguara en 2004.

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