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sábado, 4 mayo, 2024
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El Mirador de Heródoto 1960-2020, sesenta años de autonomía institucional

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Por: UZIEL GUTIÉRREZ DE LA ISLA* •

La autonomía forma parte de lo que se considera

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la esencia de la Universidad. No se puede

concebir a la misma sin una visión de autonomía.

Ángel Díaz Barriga

Revista de Educación Superior, 2004

El día primero de enero de este 2020, es causa de una emotiva conmemoración, pues se recuerda que en este mismo día, pero de hace 60 años, se inició la ordenanza del decreto del 10 de octubre del año 1959 en el que sucede la conversión del Instituto de Ciencias de Zacatecas en Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas, nuestro emblemático ICAZ.

Importante es que compartamos la responsabilidad de su significado, la cual debe movernos a la investigación de la historia contemporánea de nuestra institución y a la reflexión de la lucha por mantener la identidad con la responsabilidad académica y el compromiso con la sociedad.

Un poco de antededentes: ¿Qué es la autonomía en una institución educativa? ¿Es la autonomía una característica de calidad en las universidades? ¿Qué representa la autonomía en el desarrollo de profesionales en una sociedad?

Para dar respuesta a estas interrogantes, el día de hoy comentaré el artículo de Ángel Díaz Barriga, publicado en la Revista de Educación Superior, 2004, con el título de “Autonomía universitaria. Orígenes y futuro de la realidad mexicana”, en el que comenta que “la autonomía forma parte de lo que se considera la esencia de la Universidad. No se puede concebir a la misma sin una visión de autonomía… La autonomía aparece como una conquista lograda de un proceso social, de movimientos estudiantiles o de universitarios, que reivindicaron el reconocimiento explícito de las universidades”. Tal como sucedió en la Universidad Nacional de Córdova, Argentina, en 1918, considerada la primera institución que logra la autonomía en Latinoamérica.

En el documento, Díaz Bariga detalla el logro de la autonomía de la hoy Universidad Nacional Autónoma de México y las luchas incesantes desde la nominación de Universidad Nacional de México, en 1910, hasta el otorgamiento de la autonomía en 1929 y su consolidación posterior en la década de los años treinta. La lucha por lograr y mantener la autonomía en los diferentes estados de la república es una historia similar.

Sin embargo, la autonomía no es un valor de todas la universidades iberoamericanas, el autor señala que se conocen instituciones con otras tendencias, “a) las que defienden su sentido nacional: Universidad Nacional de Bogotá, Nacional de Córdoba; b) las que reflejan la cosmovisión central de nuestros países: Universidad Central del Ecuador, Central de Venezuela; c) las definidas por el nombre de una ciudad: Universidad de Brasilia, de Buenos Aires, de la Ciudad de México; o bien, universidades que reflejan el país: Universidad de la República (Uruguay); y d) las que conservan un carácter religioso: Universidad de San Carlos, San Marcos, Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Católica de Chile. En los países sajones no encuentran esta conceptuación. Por ejemplo, en EE. UU. encuentran la Universidad de Harvard, de Chicago, de Winsconsin, de Stanford; ninguna de ellas se define por su carácter autónomo”.

Así pues, tenemos que reconocer que el tema de la autonomía no se puede considerar central en el debate internacional de la educación superior, pero sí como un logro para desarrollar desde el interior institucional la calidad equiparable para cualquier espacio y comunidad del mundo.

La obtención de la autonomía en nuestra institución también pasó por varios procesos. Olivia Hernández Aguilar, en su documento para la obtención del doctorado en Historia, nos habla de una primera  autonomía otorgada al intituto por el decreto del 16 de octubre de 1920, la cual permanece hasta 1923. El Instituto de Ciencias de Zacatecas evolucionó durante los siguientes años en medio de constantes altibajos y de crisis financieras por falta de un presupuesto específico para las actividades sustantivas de la educación superior. Después, sufrir por varias ocasiones el cierre de la institución; en 1958 se da la lucha por la autonomía que se conquista por los estudiantes zacatecanos y se otorga el reconocimiento por parte del Estado el 10 de octubre de 1959, denominándose Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas (ICAZ). Este suceso es considerado por muchos estudiosos del tema como la única y real autónomía institucional. En esos momentos, el instituto estaba integrado por la escuela secundaria, preparatoria, enfermería, ingeniería y derecho. Con esta nueva estructuración el ICAZ se encaminó de forma rápida hacia la actualización de los planes de estudios, a la conformación de una ley orgánica y a la conformación de un nuevo modelo administrativo, tales fueron sus principales retos.

El incremento de las solicitudes de ingreso por parte de estudiantes de diferentes municipos del estado, aunados a la implementación de nuevas profesiones, dieron lugar en 1968 a la transformación en Universidad Autónoma de Zacatecas y finalmente, sustentado en su trayectoria histórica con 186 años en el liderazgo académico en Zacatecas, la LXIII Legislatura, en abril de 2018 le otorgó el reconocimiento como Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas.

Concluyo este artículo señalando que muchos son los que han contribuido al engrandecimiento de nuestra universidad, con ellos tenemos una deuda pendiente. Iniciemos este año con el rescate de sus nombres y su reconocimiento como verdaderos orgullos universitarios.

¡Éxitos en el 2020!

Así se observa el mundo desde El Mirador de Heródoto.

*Cronista de la UAZ

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