La política que nuestros mandatarios han sostenido ante nuestro país vecino, Estados Unidos, no ha sido la más digna ni mucho menos la adecuada para sostener una relación de respeto y colaboración entre ambos países. México ha sido durante décadas un país que ha arrojado millones de migrantes al país norteamericano, durante años esto benefició a la economía americana debido a que nuestros paisanos eran quienes realizan el trabajo que ellos no son capaces o simplemente sus ciudadanos no desean realizar, sin embargo, los últimos años la migración se ha convertido en uno de los principales problemas para dicha nación, no solamente México arroja migrantes, todos los países latinoamericanos producen, debido a la falta de oportunidades y crecimiento económico en sus países, miles de personas que buscan una vida mejor.
El discurso de odio y racismo hacia los mexicanos y los latinos que ha utilizado desde el primer día de campaña Donald Trump ha sido su herramienta más eficaz para lograr adeptos electorales, el muro para evitar el paso de cualquier migrante en sus fronteras fue uno de sus mejores ganchos, desde hace meses que la oposición representada en Bernie Sanders y en otros personajes que pudieran quitarle la reelección pareciera que lo ha preocupado, lo que lo ha llevado a reavivar su única estrategia de señalar a nuestro país como el culpable de no frenar a quienes atraviesan nuestro territorio para llegar a Estados Unidos con el objetivo de buscar una vida mejor, como si México tuviese la culpa de que geográficamente le tocara EUA como vecino.
Ex presidentes como Vicente Fox, Felipe Calerón y Peña Nieto se han caracterizado por ser sumisos ante las declaraciones e imposiciones de los gobiernos de Estados Unidos, Felipe Calderón recibió grandes cantidades de recurso para la guerra contra el narco, obedeció y entregó a todo aquel miembro del crimen organizado al país norteamericano como si en nuestro país no pudiesen enfrentar la justicia, Peña Nieto extraditó a uno de los capos más poderosos en el mundo con la finalidad de no romper relaciones con el Presidente Trump, incluso fue invitado por su administración cuando aún era candidato a un evento público y formal poniendo en riesgo las relaciones diplomáticas en caso de que no hubiese sido él el victorioso.
Gracias a la política neoliberal, México ha dependido hasta económicamente de Estados Unidos y de las acciones que dichos gobiernos implementen e incluso de si sus empresarios deciden invertir en nuestro país y hemos olvidado fomentar el crecimiento económico de nuestro país sin depender de ellos, se olvidó por completo el verdadero ataque a la corrupción de nuestro sistema político y administrativo lo que generó aún mayores pérdidas en las inversiones en nuestro país.
Desde el primer día de su mandato, Andrés Manuel López Obrador, ha insistido en que la relación con el gobierno norteamericano sería basada en el respeto y siempre con la finalidad de colaborar para que el progreso en ambos países fuese posible, por una parte se ha comprometido con disminuir en un gran porcentaje la migración implementado políticas que fomenten el trabajo en el campo y la creación de oportunidades laborales y educativas, el combate a la corrupción para que la economía mexicana no se vea dañada por las pérdidas de recursos y por el cobro para los inversionistas y empresarios.
Justo un día después de que la directora del Fondo Monetario Internacional visitara nuestro país, se reuniera con el Presidente y lo felicitara por las políticas públicas para diminuir la desigualdad y fomentar el desarrollo económico, así como por las que implementa para disminuir la corrupción y también de haber sostenido una reunión con la Secretaria de Gobernación y también reconocerle la búsqueda de la igualdad y la justicia, el presidente Americano lanza lo que pudiera convertirse en una guerra comercial imponiendo aranceles de 5% para todos los productos que ingresan de México a EUA, pareciera que existe temor de que México sea uno de los países clave para lograr el desarrollo en América Latina y con ello su intención por reelegirse se vea perdida.
La postura que sostiene López Obrador ante dichas imposiciones es de dignidad, de diálogo y sobre todo deja claro a Donald Trump que no será un presidente al que acostumbran sus gobiernos, sumiso ni servicial a sus intereses, el Presidente de México ha dejado claro al gobierno estadounidense que su finalidad es representar a los mexicanos, gobernar para lograr un bienestar nacional y así disminuir la migración y lo que ha afectado a nuestra economía, la colaboración entre ambos países es necesaria, la sumisión nunca más será la respuesta de México ante la política internacional.
