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viernes, 26 abril, 2024
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“No me regales flores, respeta mis derechos”

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Por: Marco Vinicio Flores Guerrero •

No me regales flores, respeta mis derechos; el 8 de marzo no es celebración, es conmemoración; ¡Ni una más!

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Estos son lemas que se han escuchado reiteradamente en días previos al Día Internacional de la Mujer, y que seguramente hoy viernes resonarán en todo México, donde la indignación de las mujeres ha crecido durante las recientes semanas, principalmente porque la violencia contra ellas, lejos de disminuir, aumenta cada día.

Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en cuatro años el número de denuncias por violencia familiar aumentó 40 por ciento en todo el país, mientras que en 10 estados el incremento superó niveles de 100 y más de 800 por ciento.

Mientras en 2015 en las 32 entidades federativas se abrieron 126 mil 816 carpetas de investigación por denuncias de violencia familiar, en 2018 la cifra ascendió a 178 mil 561, es decir, 51 mil 745 investigaciones más.

En este trágico conteo de cuatro años, lamentablemente Zacatecas destaca junto con los 10 estados en los que los dramas familiares se recrudecieron. En Tlaxcala ese delito aumentó 441 por ciento; en Chiapas, 382; en Coahuila, 354; Colima, 347, Aguascalientes, 235, Tamaulipas, 193, Zacatecas, 193 por ciento; Hidalgo, 121.5, y San Luis Potosí, 107 por ciento.

Lo peor, sin embargo, viene de Oaxaca, donde en 2015 hubo 618 denuncias y el año pasado la cifra llegó a 5 mil 682, un aumento de 819 por ciento. Debe también destacarse que, contrariamente, en Jalisco las agresiones contra mujeres declinaron de 8 mil 543 indagatorias a 2 mil 20, una reducción de 76.3 por ciento en cuatro años.

Según la misma fuente, la peor variable es la referida a los presuntos delitos de feminicidios, con los siguientes números: en 2015 hubo 407; al siguiente año, 585; en 2017 la cifra saltó a 736 y en 2018 más que se duplicaron respecto a 2015, con la cifra récord de 845. Y en este año la tendencia no ha variado, porque ya en enero fueron registradas 70 víctimas.

Esa indignación que recientemente ha proliferado en los medios de comunicación, expresada por organismos de la sociedad civil, académicas y funcionarias, principal mente, debería ser compartida también por los hombres, porque cuando crece la vulnerabilidad de las mujeres simultáneamente está creciendo la vulnerabilidad de todos.

Los feminicidios no obedecen a fenómenos sociales aislados, porque tienen el mismo origen de cualquier asesinato: maldad, irracionalidad e impunidad. Se dice en pocas palabras, pero en torno a ellas existe una infinitud de matices por ahora no abordables en este espacio.

Cuando se golpea, hiere o se despoja de la vida a una mujer, el agravio no es exclusivo para ese género, sino común a todos los seres humanos, sin importar edad, condición social ni económica, poseedores intrínsecamente de un valor irrenunciable: dignidad. Al tenerla todos, es uno de los máximos valores y derechos universales.

Es por esto que los hombres y mujeres conscientes de la necesidad de darle poder al bien sobre la maldad deben unirse en sentimientos, pensamientos y acciones para frenar la oleada de maldad, irracionalidad e impunidad que corroe a la sociedad tanto como al Estado mismo.

Contra la maldad y la irracionalidad necesitamos nutrirnos de valores cívicos, éticos, morales, espirituales y mejor educación.

La impunidad, como se deriva de las deficiencias del Estado de derecho, si bien es responsabilidad de todos, su restablecimiento exige acciones colectivas en las que la sociedad debe empujar con fuerza a los poderes del Estado para que asuman sus obligaciones y se reconstituyan.

Solo cuando una sociedad retoma su soberanía y se yergue sobre la clase política y los gobernantes, recupera su dignidad y abre el camino de retorno a la legalidad, a la responsabilidad a la transparencia y la honestidad de los tres poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo, que en México son los que nos dan forma como nación.

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, no debe encasillarse en actos de una “celebración” para festejarlas, sino en una jornada de análisis, reflexión, elaboración de estrategias y aceptación de compromisos para superar la actual crisis de valores que devalúa lo mismo a mujeres que a hombres.

No les regalemos flores; dignifiquémoslas, porque al dignificarlas nos dignificamos todos. Y en materia de sus derechos, por el bien de México, que no haya pasos atrás y las estancias infantiles y los refugios para mujeres violentadas continúen y sean mejorados.

*Titular de la Coordinación Estatal de Planeación

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