La Gualdra 346 / Río de palabras
No fuiste tú, no fui yo. Ni siquiera fue el tiempo o la cotidianeidad que de pronto nos ahogaba. Tampoco fue el sexo o mejor dicho su ausencia. Nadie se metió entre nosotros, no hubo voces disidentes que propiciaran nuestra discordia. Ni tú ni yo creemos en fuerzas superiores o divinas, por tanto eso tampoco fue el motivo. Los dos crecimos a lo libre sin sentimientos de culpa ni dolores de pecado. No. Tampoco creo que fuera cosa del destino, nuestro libre arbitrio estuvo presente cuando decidimos cortarlo, cuando por lo sano cada quien agarró su camino. Cuando nos nacieron alas y cada quien por nuestro orgullo y voluntad, emprendió su camino y se fue volando derechito a la chingada… ahí tarde o temprano, creo, algún día volveremos a encontrarnos.