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viernes, 26 abril, 2024
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Arturo Macías, El Cejas y Arturo Saldívar, triunfadores de la segunda corrida de feria

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

La tarde de esta segunda corrida de toros en la Monumental Plaza de Zacatecas registró un tercio de entradas. Alternaron los matadores Ignacio Garibay -en sustitución de Sergio Flores-, Arturo Macías El Cejas y Arturo Saldívar, quienes lidiaron un encierro de la ganadería de Valparaíso, que dio poco juego a los matadores por su sosedad, falta de casta y bravura. El quinto de la tarde permitió que se le toreara, por lo menos, y Arturo Macías El Cejas le cortó tras una oreja. El sexto fue el mejor de la tarde y Saldívar lo toreó con calidad para cortar la segunda oreja de la tarde.

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Al iniciar la corrida, bajo una llovizna pertinaz, se hizo un minuto de silencio por las personas fallecidas en el terremoto de la semana pasada.

Ignacio Garibay (de ceniza y oro), recibió al primero de la tarde, “Guernika”, No. 44, de 484 Kg., un toro negro mulato, listón, que salió suelto, echando las manos por delante, en el capote, por lo que Garibay hizo una breve labor en este primer tercio. Con los caballos, el toro metió bien la cabeza. Con la muleta, Garibay inició con pases por alto por la senda derechista, pero el toro se escupía de la suerte, sin humillar y punteando el engaño; muy complicado y por abajo de las condiciones del torero. Despachó al primer viaje 3/4 de estoque. Palmas.

Luego tuvo en suerte al cuarto de la tarde, “Camioncito”, No. 38, de 452 Kg., un negro, listón, sobaquero, facado y lucero, que dio una vuelta de campana que empeoró sus condiciones de salida. Garibay brindó al respetable. Su labor muleteril fue voluntariosa, pero “Camioncito”, como sus hermanos, calamochea y tiende a recular; a pesar de eso, Nacho lo probó por ambos lados con el afán de robarle unos cuantos pases. Abrevia su labor y falla reiteradamente con la espada. Dos avisos. Pitos.

Arturo Macías El Cejas (de corinto y oro) recibió a “Cerecito”, No. 34, de 478 Kg., un toro negro, enmorrillado, aborregado, que tuvo más movilidad pero con una embestida similar al anterior, calamocheando y echando las manos por delante; no se le pudo hacer gran cosa con el capote y apenas fue señalado en varas. Macías brindó la muerte de su toro al matador zacatecano Antonio Romero. El toro evidenció falta de fuerza y casta y sólo dio medias embestidas, que El Cejas trató de aprovechar con capote, con voluntad y aprovechando el viaje, pero el burel se escupía de la suerte durante la lidia. Falló con la espada y terminó con el asado al tercer viaje. Palmas.

El quinto de la tarde también fue para el matador hidrocálido, “Soñador”, No. 42, de 482 Kg., berrendo, cárdeno, cinchado, rabicano, facado y caribello, bragado corrido, calcetero. Bien toreado con el capote, sobre todo al quite por tafayeras. Citó luego de largo con la muleta para iniciar su faena con un péndulo; continuó toreando con la mano derecha, dejándole la muleta a media altura para provocar las embestidas porque el toro carecía de fuerza. El Cejas sacó agua de las piedras con el astado de Valparaíso, toreándolo en los medios creativa y voluntariosamente, sobre todo cuando al son de “Pelea de gallos”, de hinojos, le hizo una buena tanda de derechazos. Bien matado con una estocada hasta la empuñadura. Una oreja.

Arturo Saldívar (de ciruela y oro) recibió al tercero de la tarde, “Valeroso”, No. 40, de 470 Kg., un cárdeno, sobaquero, enmorrillado, que fue protestado por el respetable pero no fue devuelto a los corrales. Otra vez el toro no permitió el lucimiento del torero; hubo poca labor con el capote y con la muleta, Saldívar mostró valor y voluntad, pero ante este tipo de ganado nomás no se puede. Dejó una media estocada, desprendida, trasera, pero letal. Palmas.

El último toro de la tarde, “Patrocinio”, No. 37, de 500 Kg., fue un toro cárdeno oscuro, enmorrillado, sobaquero, caribello y cornidelantero, que salió acalambrado de los cuartos traseros, y al que Saldívar recibió toreándole brevemente a la verónica. El picador apenas le partió el pelo. Muy bien toreado sobre todo por naturales; pisándole mucho los terrenos para provocar las embestidas, exponiendo mucho y conectando con los tendidos, sobre todo con las últimas bernardinas ejecutadas. Despachó con una media estocada, tendida, al primer viaje. Una oreja.

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