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viernes, 26 abril, 2024
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¿Festival Cultural Zacatecas Sostenible (3)?

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

En las propuestas anteriores se habló de que si se hace un proyecto cultural que atraiga a turismo culto que conviva con ciudadanos y sus familias que estén ejercitándose para transformarse cada día en personas más cultas, tanto desde la posición de audiencia instruida, como de protagonistas en formación y en diferentes estadios de desarrollo, en el intento de lograr la internacionalización de las manifestaciones educativas, artísticas y culturales locales. Se dieron ideas para incrementar el flujo de personas que disfrutan la ciudad de Zacatecas, con poco tráfico y gasto de energía; de gasto mesurado del agua; control de ruidos; enriquecimiento de formas de expresión que ya existen y a las que poco se ha promovido; de seleccionar el turismo de todo el mundo que se prefiere como visitante en esos días y finalmente, empezar una campaña de respeto por la metrópoli: es inconcebible la cantidad de acciones demasiado permisivas hacia la ciudad y su integridad que pudieran mesurarse, por decirlo de un modo amable. Hay algunas que molestarían en extremo a muchos que veían en esta ciudad un sinfín de gratificaciones vivenciales que se han diluido con el tiempo.

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Hay otras ideas que pueden analizarse más a fondo. Un buen principio sería recurrir a ejercicios holísticos que permitan darle prioridad a lo ambiental y desde ahí hacer ajustes para que el flujo del arte y sus más sublimes representaciones se den ante las personas que quieran disfrutarles en la ciudad ideal: Zacatecas. Con ese mismo modelo se pueden intentar extensiones en los Pueblos Mágicos, las ciudades más importantes del estado y los sitios históricos y arqueológicos, hasta lograr una cobertura total. Hay mucho por inventar, pero, quiénes son los guapos que se la quieran rifar. El festival puede crecer hacia los extremos ideales, con la adecuación de los avances tecnológicos y el rescate de innumerables formas de expresión que habitan en los rincones del olvido. La idea que sostiene esta propuesta se reduce en un ideal: el acercamiento entre lo que se entiende por cultura clásica y cultura popular. Cualquier intento ejecutado en esta dirección será bien recibido y los resultados, de seguro, serán halagadores.

De pronto, cuesta mucho trabajo opinar cuando la opinión en cuestión pertenece a alguna descarriada criatura que no se está registrada en un directorio de vacas sagradas; cuando no se encuentra flotando en los éteres de algún programa etiquetado para las grandes glorias de las glorias conocidas o simplemente por surgir de la nada y sin pedir permiso a nadie para opinar. Luego, sin embargo, ocurre que hay muchas vestiduras rotas porque nadie propone y mientras nadie proponga, a los que les pagan por proponer se les acaban las ideas y todo se vuelve resbaloso y a la hora de entregar resultados, por una extraña coincidencia, los únicos que hay al final de cualquier ejercicio, es que todo siguió extrañamente mejorando para los que viven en nubes de algodón, y en picada para los que ya se acostumbraron a vivir de diario en caída libre en el infinito precipicio en el que se desplazan las esperanzas de la humanidad y el planeta. Mientras la pirámide de prioridades esté orientada a toda esa sarta de sandeces que se bendicen en nombre de lo económico y condenan a la ignominia a lo social y a la extinción a lo ambiental, los resultados serán nefastos. Si se llegan a tomar en cuenta algunas propuestas emergentes, pueden aparecer ideas innovadoras; desde ahí pueden aparecer planes para llevar de la mano lo cultural y lo ambiental en un proyecto educativo paralelo. Por cierto, se contemplan vastos incrementos en participación y beneficios sociales y ¿qué creen? económicamente vendría un notable despegue en beneficio de las finanzas públicas y la de los empresarios locales.

Hay mucho por hacer, pero mientras las ocurrencias políticas del país y el resto del mundo sigan orientadas hacia dimensiones poco promisorias, continuarán los eternos palos de ciego que seguirán conduciendo a la humanidad hacia el infierno en medio de las peores intenciones. Y como no aparece en puerta ningún milagro, habrá que compartir un poco de poesía.

 

 

Sueño número dos (1993)

 

Espacio tiempo equilibrar andando

razones clausuradas

abismos enclaustrados

ojos sin horizonte en un morir pensando.

Una ígnea saeta envuelve los destinos

de un correr espantado hacia ningún camino.

 

El poeta murió de irrelevancia

y la bestia se irguió en un desafío

contra la ciencia y la perseverancia

rompiendo la pelota con cerebro vacío.

 

Hay un terror que nos destroza el miedo

y de la vida sólo un grotesco remedo.

 

¿Tendremos que esperar un milagro encendido?

¿Habremos de aguantarnos sin defecar el nido?

A veces es penoso estar tan impedido

de hacer crecer en paz todo lo conocido

y de vivir en deuda por solo haber nacido.

 

Quisiera la fortuna de los hados del tiempo

regresar al principio del azar del sustento

cuando el hombre a la tierra le arrancaba contento

con apego y respeto en su debido tiempo.

 

Y así pasa la noche y nos acosa el día

y así transcurre todo sin penas ni alegrías

el plof de lo podrido inunda con encono

y la única esperanza es que sirva de abono.

 

Hoy no habrá que pensar, paremos todo.

Que el mundo se detenga en su afán presuroso.

Que empiecen juegos sabios, que salgan los leprosos.

Que los magos y santos salgan codo con codo.

Que fauna, flora y diesel sobrevivan con modo.

Que bailen todos juntos, sean limpios o apestosos.

Que todos se entretengan actuando como bobos…

y que la providencia nos quite lo baboso.

 

La Historia me adormece como un opio.

Hoy no respiro                                                              Amén

 

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