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viernes, 26 abril, 2024
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El Templo de las Musas. El arte degenerado y la Revolución Cultural China

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Por: Violeta Tavizón •

La Gualdra 266 / Arte

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«Es más peligrosa una pluma que una espada», éste es un fragmento de uno de los poetas chinos más reconocidos, Ai Qing (1910-1996). Sus palabras hacen alusión a cómo el arte en cualquiera de sus manifestaciones puede cimbrar al Estado, o por el contrario, a la sociedad. Ejemplo de lo anterior fue lo sucedido en China.

Desde 1919 una época de transición se visulmbró en China, cuando el Partido Comunista llegó al poder. Inspirados en la Revolución Rusa impulsada por Lenin, China vio en esta innovadora corriente política, la posibilidad de industrializarse y dejar atrás los tiempos de la sociedad feudal que hasta entonces distinguían al país. Para la década de 1940 la estructura social había cambiado radicalmente y se dividiá en tres estratos: el proletariado que trabajaba principalmente en las industrias, el campesinado que vivía permanentemente en continuas revueltas, y la pequeña burguesía que incluía a los intelectuales revolucionarios.

Para 1949, cuando se proclamó la República Popular China, el partido comunista gobernaba sin oposición y sus órdenes dictadas por el líder Mao Zedong, eran acatadas por todo el país. El propósito de dicho partido era embarcarse en una política de rápido crecimiento económico. Para la década de 1950 el gobierno chino becó a varios artistas para que viajaran a Rusia y pudieran aprender las técnicas empleadas allá; de igual forma, artistas rusos llegaron a las academias chinas para enseñar su estilo. Uno de los pintores que más influyó el recién nacido estilo comunista fue el ruso Konstantin Maksimov quien se transladó en 1955 a Beijing para instalarse en la Academia de Artes. Sus clases fueron muy populares y generaron un fuerte impacto en el quehacer pictórico que se convirtió en un medio de propaganda del gobierno maoista.

cartel-chino-2La pintura y la literatura comenzaban a ser controladas por el sistema y a los poetas y pintores anteriores, a la República, como Ai Qing, se les consideró productos de la burguesía china. Anualmente, Mao Tse Tung proclamaba un discurso en el Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Tras la muerte del líder comunista ruso, Iósif Stalin (1878-1953), la fuerza comunista estalinista comenzó a decaer. Los dos líderes, tanto Stalin como Mao Tse Tung comenzaron a ser muy criticados en Rusia por su forma de gobernar y por su extremo culto hedonista. Este hecho enfureció al dictador chino, quien junto a su esposa Jiang Qing, inició la última fase de su gobierno que fue la llamada Revolución Cultural Proletaria de 1956 a 1976.

Esta Revolución trataba de erradicar lo que el gobierno maoista anunciaba como los “cuatro viejos”: las viejas costumbres, los viejos hábitos, la vieja cultura y los viejos modos de pensar. La propaganda fue el mejor medio para enarbolar y enviar los mensajes comunistas del lider de las masas y todo lo que se producía, intelectualmente hablando, era controlado por el gobierno.

Cabe destacar que Mao Zeodong tenía mucha popularidad entre los jóvenes, quienes comenzaron a reunirse en grupos que se hicieron llamar los “Guardias rojos”. Estos jóvenes convertidos en fanáticos, se encargaban de destruir obras, estudios y exhibiciones de artistas a quienes se les consideraba que producían un “arte degenerado” y que eran denunciados como artistas burgueses. El llamado Libro Rojo, escrito por Mao Tse Tung en 1960 tuvo una gran aceptación entre los más jóvenes de la nación. Este nuevo medio de gobierno comenzó a desatar un caos en el país. Las propiedades de muchas familias fueron destruídas y otras tantas exiliadas tuvieron que vivir enn completa pobreza. Fue sinónimo de sufrimiento y dolor.

Aquella revolución fue denominada como “cultural” ya que supuso un cambio en la manera de pensar de la gente y las artes sirvieron como el medio más efectivo para transformar esta nueva forma de ideología. Para Mao Zedogn los intelectuales tenían que estar al servicio del pueblo y de la nación. Este movimiento fue el último en la dictadura de Zedong que finalizó con su muerte en 1976.

El arte nos invita a recorrer el mundo de las ideas, este viaje en ocasiones resulta de gran peligro para el Estado o para quienes viven en él, tal como ocurrió en China. Un texto o una obra de arte puede por lo tanto estimular infinitas interpretaciones, sobre las que no se puede ejercer un control o un dominio. Ahí radica el peligro de las ideas.

 

*Curadora.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_266

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