■ Gobiernos son indiferentes o no le dan importancia al tema, señala productor de Guadalupe
■ Importante, cambiar la cultura del consumismo e inculcarse el asunto de la sustentabilidad, dijo
La agricultura urbana podría traer beneficios a la sociedad, tanto en el tema ambiental como en el económico. Sin embargo, actualmente la mayoría de las viviendas no cuentan con espacios verdes o áreas grandes en patios o azoteas para llevar a cabo estos proyectos. Aunado a ello, se tiene la indiferencia o poca importancia que le dan a estos temas los gobiernos, señala Miguel Ángel Lozano, quien se dedica a los huertos urbanos en el municipio de Guadalupe.
Dice que más que la intención de la población, debe haber voluntad del gobierno para crear ciudades verdes. Aunque las autoridades gubernamentales ponen como obstáculo el tema del agua, con la tecnología se puede hacer eficiente el uso del líquido.
Los beneficios que traería un proyecto así, es que se puede “limpiar” el aire, y ayuda a las personas a activarse, pues según investigaciones, las áreas verdes influyen de manera positiva en el ánimo de la gente. Visualmente es atractivo, e impacta de manera positiva para reducir los efectos del calentamiento global.
Por esto, considera que es importante cambiar la cultura que tiene la sociedad acerca del consumismo, pues el uso de los recursos naturales puede llevar a satisfacer las necesidades de una población.
Esta cultura debe inculcarse a los niños, para que comprendan y entiendan el tema de la sustentabilidad, y que sean ellos quienes impulsen el consumo de recursos naturales en la sociedad.
Lozano puso como ejemplo que en Argentina se han hecho pruebas en donde los niños, conocen y aprenden de agricultura urbana y se ha demostrado que 97 por ciento de ellos son personas exitosas y responsables en su vida laboral y social.
El tema de ciudad verde no es imposible; es viable y no cuesta mucho, dice Miguel. Todo depende del espacio, pues explica que hay plantas que no se adaptan a espacios abiertos por sus condiciones de luz o temperatura, lo cual se debe tomar en cuenta a la hora de crear un huerto urbano.
En los lugares donde hay poca luminosidad se pueden sembrar plantas como el cilantro, el perejil o la albahaca, que son plantas que necesita media sombra, mientras que las terrazas o azoteas, donde hay más espacio, pueden ser usadas para las hortalizas y plantar tomate, coliflor o brócoli, pues algunas plantas llegan a alcanzar un metro y medio de diámetro.
En México, la mayoría de las viviendas están diseñadas en espacios pequeños, por lo que es difícil colocar plantas. Una opción es utilizar los frentes de las mismas, donde están los soportes de cimentación en las azoteas.
Ahí se pueden colocar hortalizas de diferentes tipos, y la única molestia es tener que subir en escalera al techo para mantenerlas con agua, mientras que en las casas con soportes pueden ajustarse jardines de hortalizas.
“Es un proyecto viable, en el que no se gasta mucho, ya que puedes usar botes o botellas de plástico, pero donde hay que utilizar la imaginación, además de tener el conocimiento para hacerlo”, dice el productor.
Asimismo, para instalar huertos verticales se pueden usar tecnologías como el geotextil, que es una malla que absorbe el agua, pero puede llegar a pesar hasta 150 kilos por metro cuadrado en estado húmedo.
Miguel Ángel Lozano es originario del municipio de Fresnillo, y desde hace más de 20 años trabaja con agricultura urbana. Explica que desde pequeño sentía una fijación hacia el crecimiento de las plantas que tenía su madre. Incluso, recuerda que sacaba algunas hortalizas de la tierra, y echaba a perder la cosecha de su mamá.
Cuando cumplió los 22 años empezó a conseguir semillas para plantar. Se dio cuenta que con una variedad de semillas podría sembrar y cosechar jitomate, cebolla, chile, entre otros vegetales. Sin embargo, el inicio fue frustrante, pues algunas plantas no crecían como él esperaba; otras ni siquiera germinaban o no daban fruto.
Eso lo motivó a estudiar la licenciatura en agronomía, y fue donde aprendió el funcionamiento del entorno ecológico, así como el tema de sustentabilidad. En ese punto comenzó nuevamente a cultivar en su hogar.
“Fue más sencillo cuando aplique los conocimientos adquiridos en la escuela; eso sí, comencé en casa a base de prueba y error, y después con lo que aprendí y con lo que experimentaba, se convirtió en algo fácil”, dice Ángel.
Sus primeros utensilios para plantar eran botes de plástico reciclados, contenedores de cloro, o envases de refresco. Otro factor importante que consideró fue la tierra, pues no toda sirve para sembrar.
Miguel continúo estudiando y obtuvo un posgrado en economía en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Ahí se dio cuenta que además de producir alimentos orgánicos, podía también obtener un beneficio económico.
Explica que si una persona tiene un huerto de 15 metros donde produce hortalizas, puede llegar a ahorrar hasta 70 mil pesos en un año, tomando en cuenta precios del mercado, traslados entre otros aspectos.
Incluso, al tener un excedente de vegetales, estos se pueden regalar o hasta vender y de esta manera obtener, además del ahorro, un ingreso extra para el cual se requiere poca inversión.
Comenta que quienes buscan capacitarse para tener su propio huerto en casa son personas que han tenido problemas de salud, y que, por recomendaciones médicas, deben llevar una estricta dieta compuesta de vegetales y frutas.
Aunque se pensaría que son las personas que llevan un estilo de vida vegano, quienes buscan producir sus alimentos, esto no ha ocurrido con Miguel, pues estas personas, en su mayoría, sólo buscan adquirir los productos, sin tomar importancia de donde provengan.
