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viernes, 26 abril, 2024
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Paseo por el infierno

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

La Gualdra 263 / #AyotzinapaSegundoAniversario

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Descendamos allá abajo, al mundo de las tinieblas.

Dante Alighieri La Divina Comedia

 

Omar está apesadumbrado. Le zumba el oído y no puede entender lo que sucede.

Escucha balazos, gritos, llantos. Movimiento y más movimiento; automóviles a toda velocidad, frenones, unos segundos de silencio y otra vez vuelve el ajetreo. No entiende qué pasa, pero escucha con claridad “¿Por qué nos apuntan? No tenemos armas, ¿por qué nos apuntan”, “Acaban de matar a un compañero, y se está muriendo otro”.

Cierra los ojos.

Luego, sangre, un insoportable olor a podrido, y silencio, mucho silencio. Aturdido, sólo distingue la voz del chilango, su compañero: “Te encargo a mi Melissa, carnal”. Intenta decirle que sí, que verá por su hija, busca hacer coincidir las miradas para darle la seguridad a su amigo de que cumplirá su palabra. Pero no lo logra. No hay siquiera unos ojos que puedan decirle que está todo entendido.

Omar se niega a creer lo que ven sus ojos, e intenta con sus manos encontrar los de su amigo. Un rostro descarnado le confirma el horror. No hay piel; no hay ojos. Julio César, el chilango, no es lo que solía ser de él. No puede con eso. Cierra los ojos de nuevo.

Murmullos en diferentes lenguas le dan vuelta a su cabeza. No logra entenderlos. Distingue una voz en español, suena burlesca pero lo atrapa porque es la más afín a lo que conoce.

“Muertos”, “basurero”, “fuego”, “una gran hoguera”, “Cocula”. Escucha con claridad pero no comprende. ¿Será que no cede el mareo? ¿Será posible que esté frente a esa verborrea surrealista sin sentido?

Cierra los ojos.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco… la cuenta llega hasta 43 y vuelve a comenzar. Tic, tac. Empieza de nuevo; esta vez en inglés: one, two, threeforty-three un grito estruendoso detiene el conteo. Nuevamente, uno, dos, tres… suenan los acordes de música de rock. Y otra vez:

Abel, Abelardo, Adán, Alexander, Antonio, Benjamín, Bernardo, Carlos, Lorenzo, César, Christian Alfonso, Christian, Cutberto, Dorian, Emiliano, Everardo, Felipe, Giovanni, Israel, Jacinto, Jesús Jovany, Jonas, Jorge, Aníbal, el Tizapa, Jorge Luis, José, Ángel, Eduardo, José Luis, Jhosivani, Julio, Leonel, Luis Ángel, Pancho, Magdaleno, Marcial, Marco, Martín, Mauricio, Miguel, Miguel Ángel, Saúl.

Cierra los ojos.

Otra vez perdido en el torbellino de voces. Capta la más familiar, la sintoniza, la busca, apenas se escucha, pero toda su atención se concentra en ella. El acento es extraño, no es mexicano siquiera, argentino quizá. La voz explica, pero Omar poco entiende: “imposible”, “evidencia alterada”, “poca colaboración”, “peritaje”. Son sólo ideas que escucha, pero no ata ninguna.

Cierra los ojos.

Cuenta por enésima vez su historia: “No, no estábamos armados”, “Boteábamos para irnos de prácticas profesionales”. A lo lejos escucha al siguiente orador: 33 toneladas de troncos de árboles, 995 llantas, 2.5 toneladas de acero, entre mil 425 y mil 540 grados centígrados de temperatura. Es lo necesario para desaparecer 43 seres humanos.

Cierra los ojos.

Lo distrae un ring ring constante, lo busca. Mira hacia todos lados en espera de encontrarlo. Suena por allá, detrás de esas botas militares. Sigue sonando, es extraño, no importa cuán fuerte resuenen los tambores, no logran callar el ring ring de ese teléfono celular. Suena encerrado, es un eco apenas audible en medio de un cajón con tantos y tantos papeles que dan cuenta del olvido.

Pero suena. Suena tan fuerte como el “Uno, dos, tres, cuatro…. Cuarenta y tres. ¡Justicia!” que lo machaca por las noches.

Abre los ojos.

El radio reloj despertador da cuenta de que son las 7 de la mañana. El locutor lo pone al día. Nueve personas, entre maestros y pobladores mueren a manos de la Policía Federal; el informe publicado por el Centro Miguel Agustín Pro Juárez asegura que el Ejército Mexicano tiene órdenes de asesinar civiles; México tiene más desaparecidos que las dictaduras latinoamericanas.

Respira hondo.

Despertó, el dinosaurio sigue allí.

 

*Zacatecas.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-263

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