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viernes, 26 abril, 2024
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Cuba va Y vamos a sobrevivir [Primera de dos partes]

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Por: Mauricio Flores • admin-zenda • Admin •

La Gualdra 258 / Libros

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El drama del exilio. Las dificultades de volver a casa. El recuerdo generacional. Las frustraciones —pasadas y presentes—. El entusiasmo que se niega a morir: la esperanza. Y hasta un secreto muy bien escondido por largos años se condensan en la película del francés Laurent Cantet, Regreso a Ítaca, que inexplicablemente no se exhibe aún en nuestro país. Laguna que podemos soslayar con la reciente publicación de su guión, enriquecido narrativamente y limpiado de las cuestiones técnico cinematográficas, cuya autoría se debe al cubano Leonardo Padura (La Habana, 1955).

El filme, proyectado en mayo del año pasado en la capital de la isla ante miles de entusiastas cubanos y que ya circula ahí mismo mediante el mecanismo alternativo llamado paquete, se inserta en la narrativa cubana contemporánea que no ha renunciado a incorporar a sus universos los aconteceres de la vida diaria. Narrativa escrita lo mismo desde dentro que fuera, y que tiene en Padura a su representante de mayor altura literaria y reconocimiento internacional (al lado de la también habanera Wendy Guerra).

Un filme, un libro, que demuestra que las cosas en Cuba están cambiando. Desde el anuncio del restablecimiento de las relaciones entre la isla y Estados Unidos, luego de uno de los bloqueos más extendidos e injustos de la historia planetaria, los vientos de esperanza soplan en su favor, y las voces de los personajes de Regreso…. lo narran bien.

“Si te hubieran gustado más los Rolling Stones te hubieran jodido igual…, pero al menos hubiera sido por una música de verdad”, le dice Amadeo (un cubano cincuentón que acaba de volver a la Isla luego de vivir dieciséis años en España) a Rafa (su compañero de andanzas juveniles y quien apostó siempre por Los Beatles); “¿tú me vas a decir a mí que Abbey Road no es lo máximo de lo máximo?”, le contesta.

Escena que nos recuerda el suceso de apenas hace unas semanas, cuando los cubanos fueron testigos de un acontecimiento cultural y artístico impensable tiempo atrás. La actuación de los legendarios Rolling Stones. Un simple ejemplo. Sí. Pero que al multiplicarse en diferentes espacios comienza a marcar los rumbos de la nueva realidad.

Junto a Aldo, Tania y Eduardo, “los vivos, los idos, los muertos”, los amigos transitarán una larga jornada de evocaciones, reclamos y esperanzas en una azotea habanera. “Una simple mirada al entorno”, acota el texto, nos traslada a La Habana. “De un lado, el mar se extiende más allá del muro del Malecón, que repta hacia las fortalezas coloniales de la ciudad vieja, junto a las avenidas por donde pasan veloces los autos de las más diversas marcas y edades”.

“De la otra banda, la ciudad, con sus techos, antenas de televisión, palomares rústicos y sus construcciones precarias, pero también sus cúpulas, campanarios y torres típicas e históricas”.

Una Habana que parece coronarse con la existencia, en tono de drama, de una generación de cubanos. Esos, dice Padura, “que viviendo en la isla o dispersos por el mundo, nos revelamos hoy como los actores y sobrevivientes de una experiencia traumática que la historia, el destino, la política y la geografía nos han hecho vivir por el solo hecho de haber nacido y vivido en el país que el destino nos deparó”.

“El país donde muchos de nosotros insistimos en seguir viviendo, creando, trabajando, porque como dice el personaje de Amadeo: ‘Éste también es mi país… ¡Mi-pa-ís, coño!’. ‘Mi casa’. La de todos los cubanos”.

A cinco voces cargadas de sinceridad, Regreso… habla de “una amistad maltratada por la vida, pero que, al fin y al cabo, sigue siendo la única fuerza de resistir al hundimiento de los seres humanos contemporáneos”. Reelaborado por el propio Padura, el texto recobra una fuerza especial y se deja leer muy bien.

Es el retrato íntimo de los sobrevivientes de un tiempo, “inmunizados”, que perfilan al común del escritor y artista cubano contemporáneo. Tanto los que ante el cúmulo de carencias materiales y limitaciones profesionales optaron por el exilio como los que decidieron permanecer y, desde ahí, proyectar una obra. Grupos que ante la realidad de la nueva situación tienden a confluir.

Regreso… muestra a esa generación de cubanos en la cual Padura ocupa lugar destacado. Esos que se abrazaron a la revolución y aguantaron los sacrificios que ésta les exigió después, hasta que la cuerda de la resistencia, histórica y personal, no dio más.

La vida de cinco protagonistas que desde una azotea de La Habana, “cavernaria, difuminada, apenas iluminada por algunas bombillas”, ensancha sus esperanzas.

“No va pasar nada, hazme caso, no va pasar nada peor… —sostiene Amadeo— Nosotros estamos inmunizados…, somos unos sobrevivientes… Y vamos a sobrevivir”.

En Regreso a Ítaca, premios Venice Days del Festival de Venecia y a la Mejor Película del Festival de Biarritz, actúan Jorge Perugorría, Pedro Julio Díaz Ferrán, Isabel Santos, Fernando Hechevarría y Néstor Jiménez.

 

 

Otras novelas de Padura

Máscaras.

La neblina del ayer.

La novela de mi vida.

El hombre que amaba los perros.

Herejes.

 

Reconocimientos

Premio Nacional de Literatura de Cuba 2012.

X Premio Internacional Ciudad de Zaragoza 2014.

Premio Princesa de Asturias de Letras 2015.

 

Leonardo Padura y Laurent Cantet, Regreso a Ítaca, Tusquets, Barcelona, 2015, 204 pp.

*[email protected]

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