¿Por qué los menores se ponen en conflicto con la ley? La realidad de estos jovencitos en los últimos años ha cambiado de manera radical: ya no se trata de los riesgos que veíamos en los llamados Chavos-Banda de hace 15 años, lo mismo con los niños en la calle. Lo que modifica la realidad a la que nos referimos es la existencia del reclutamiento por parte del crimen organizado, que ha hecho de los menores una de sus prioridades para hacer crecer sus filas. El impacto de la inseguridad, el crimen y la violencia sobre la calidad de vida, el acceso a servicios y el acceso a las oportunidades para la población del estado, es severo particularmente para las personas de bajos ingresos. La violencia es una de las causas más relevantes que impiden el desarrollo de la calidad de vida de las familias zacatecanas: vivir con miedo es una tortura. A pesar de que las autoridades nos dicen que Zacatecas marcha bien, la realidad nos indica lo contrario.
La única posibilidad de remediar con seriedad este problema es con una política de prevención del delito. Y es muy grave constatar que sobre el tema no hay política alguna, sino pequeños proyectos que no constituyen política y sólo han servido para crear espacios a la corrupción. Los proyectos de mejorar espacios públicos, la organización de torneos y la construcción de instalaciones deportivas no constituyen por sí mismas una estrategia de prevención del delito. Este tipo de acciones pueden ser componentes de una estrategia, pero por sí mismos no resuelven nada. Se debe atender a toda la ecología de factores de riesgo: la violencia intrafamiliar, el abandono del hogar, la situación de calle de los jovencitos, la deserción escolar, las formas de pertenencia juveniles con sus éticas paralelas, etcétera. Y hacer las medidas efectivas para dichos factores, con organización desde espacios locales, aprovechando las experiencias internacionales exitosas que nos dan muchas pistas de cómo actuar: los centros de estudios sobre riesgos juveniles en Ecuador, los Proyectos Urbanos Integrales (PUI) de Medellín Colombia, o la Guardia Urbana Municipal de Rosario Argentina; experiencias, teoría y metodologías que se pueden transferir y ayudar a Zacatecas a crear un verdadero programa de prevención del delito. Pero no se observa ningún esfuerzo serio sobre este delicado tema. No hay formación de agentes locales de prevención del delito, ni estudios de fondo sobre la evaluación territorial que emane los mapas clásicos del tema: mapas del miedo y otros. Al mismo tiempo, existen indicios de malos manejos de diversas bolsas presupuestales y obras con precios inflados, especialmente vialidades que en semanas se deterioran gravemente. Y lo más preocupante: ninguna política en prevención del delito en puerta, y menos será a final del sexenio.
