■ Gasto público “no encaja en nada con otros pocos federalismos que hay en el mundo”, dijo
■ Se aplica un proceso al que se le puede denominar “incrementalismo a la mexicana”, señaló
Mientras que en sistemas federalistas de otros países se ha logrado reducir el problema de la desigualdad social, en México es lejana esa posibilidad debido a la manera en que se ejerce el gasto público, afirmó Manuel Cedeño del Olmo, docente investigador de la Unidad Académica de Economía de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
Según expuso, el gasto público se divide, en orden de importancia, en cuatro rubros fundamentales: gobierno, desarrollo económico, desarrollo social y gasto federalizado, los cuales abarcan varios aspectos.
En un país como México, con determinadas características culturales, sociales, institucionales y políticas, el gasto público “no encaja en nada con los otros pocos federalismos que hay en el mundo, y eso implica un problema mayúsculo”, pues explica la manera en que “se han venido desarrollando las instituciones públicas mexicanas y cómo se han negociado los presupuestos de egresos federales y por la necesidad en materia de transparencia y rendición de cuentas”.
En primer momento, recordó, se dio la descentralización de recursos financieros a partir de la década de los 80 del siglo pasado, momento en que el gasto público y las transferencias aumentaron pero con una situación muy peculiar porque fue un momento de crisis, en un contexto de globalización y la implementación de un nuevo modelo económico.
Con ese proceso, Cedeño del Olmo comentó el inicio de una primera fase en el otorgamiento de recursos federales a los estados y municipios, y en una segunda etapa, se presentó un proceso de orden político que acentúa la gran desigualdad social y económica que prevalece.
Sin embargo, dijo que en otros federalismos esa situación se ha resuelto de forma más exitosa e incluso el sistema de Brasil que es más complejo, parece que ha disminuido ese problema de la desigualdad o al menos en el tema de la distribución del ingreso.
El federalismo mexicano, por el contrario, no ha resuelto los compromisos que debe tener como sistema, además que los recursos que se otorgan bajo este modelo, no han generado los resultados que se esperan.
Expuso que en el federalismo fiscal, que es una de las características de la teoría de la economía pública, es importante conocer en qué se va a utilizar un recurso y cómo va a impactar en la producción de bienes y en la atención de las necesidades sociales, además que ello influirá en su voto en los procesos electorales.
En el país, indicó Cedeño del Olmo, se aplica un proceso al que se le puede denominar “incrementalismo a la mexicana”, referente a la forma como Gobierno Federal determina un criterio para la distribución del gasto público, mientras que los gobiernos estatales se establecen otros criterios distintos.
Ahora, a partir de las reformas al artículo 115 constitucional, “los municipios también entran en la escena, y eso modifica de manera radical la estructura de este sistema federalista”, además que ya no es un solo actor el que maneja recursos económicos y el poder político, sino que hay otros niveles de gobierno incorporados en esta dinámica.
