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viernes, 26 abril, 2024
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Bordando ideas: (re)imaginar el futuro (I)

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Por: RICARDO BERMEO •

Partiendo de lo planteado en entregas anteriores, sobre la importancia que tiene, para nosotros -hoy-, realizar una elucidación colectiva, sobre la construcción de modelos (…sobre el modelaje simulado, etc.), atendiendo a las potencialidades y limitaciones que tales teorías y herramientas nos ofrecen, especialmente analizando sus diversas aplicaciones al ámbito del desarrollo alternativo cuyo referente situado sería… “Zacatecas en el amor del tiempo”. Bordando ideas libremente, podríamos articular una estrategia de transferencia de conocimientos, incluyendo su difusión-interiorización-apropiación -por parte de las redes sociales- en lo que se designa como una (nueva) “epistemología de los saberes”. Esta tarea no puede ser únicamente académica, aunque, por supuesto, la academia es un actor principal, no es el único actante, sino uno más, entre una serie de portadores provisionales de un proyecto de autoinstitución lúcida, permanente y explícita de la sociedad que somos. Un configuración de actores que debe integrarse de manera plural y diversa, recordando siempre, que esa tarea de composición, es una tarea política, entendida no en los términos habituales de intrigas y politiquería, sino como parte fundamental de los procesos para construir -de modos progresivos- un mundo común (ese “común”, del que parecemos por el contrario alejarnos cada vez más en una peligrosa deriva). Se trata, en otras palabras, de redefinir la esfera pública, en torno a la construcción de “modelos de desarrollo”, donde, como es obvio, habrá discrepancias y conflictos, tal y como estos se han revelado, por ejemplo, en los casos de las controvertidas reformas impulsadas por la administración federal actual en nuestro país, y también en otras latitudes, -las políticas de austeridad, o, la insolvencia en EU., etc.

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Necesitamos pensar los modos en que se entroniza una barbarie y una destructividad tan atroces, cuyos estragos no pueden ser compensados en absoluto, con el juego de abalorios que nos ofrecen, el costo que todos hemos comenzado a pagar es inmenso, mientras se pretende mantenernos “enajenados” en el fondo de un túnel cuya única luz es una pantalla multimedia ocupada las 24 horas por versiones que para nada nos preparan y capacitan para cambiar -radical y efectivamente- de rumbo, por ejemplo, emprendiendo la Gran Transición (impostergable) desde la economía hacia la ecología, etc. Como si nada de eso importará, nos contentamos con la sucesión de lo programado, así, lo único que destaca sobre ese fondo trágico en que nos estaríamos hundiendo, son los dos magníficos goles contra el equipo de Panamá, aderezados por una diatriba constante contra la mala calidad de los futbolistas que integran la selección; más que el futbol, nos congrega ante el televisor el… “comer próximo”, donde siempre los chivos expiatorios serán “sacrificados” en nombre de un país fantaseado, imaginario, en el altar de aquella “tierra de la gran promesa” que necesita fabricar “culpables”, mientras nos ocultan cuidadosamente a los esperpénticos “Señores” dueños -y responsables- del cotarro.

Necesitamos relanzar, bordando un nuevo orden de sentido, nuestras acciones individuales y colectivas (atendiendo y aprendiendo a resolver el complejo problema de las escalas) vinculando sistemáticamente la reinvención de lo cotidiano, sin paralizarse ante lo global, y, en esa tesitura, una tarea imprescindible es (re)imaginar el futuro (una de las orientaciones esenciales en nuestro reiterada idea de “Zacatecas en el amor del tiempo”). Descuidado, tal vez, porque abrumados, como estamos, por una espiral de violencia que no parece tener fin, obsesionados por ese “coctel” en la lógica de lo peor, donde una regresiva sinergia avanza “soldando” y articulando… la violencia legal y paralegal, junto al deterioro social -y ambiental- crecientes, etc. ¿Cuál futuro? si lo único que alcanzamos a visualizar es la forma de escapar de este sombrío -siniestro- túnel, sin importar ya si se trata de una salida racional, razonable, tejida desde una perspectiva incluyente, desde la paz con justicia y dignidad. Al contrario, compramos lo que nos venden, sin importar que se trate de soluciones equivocadas, a problemas monstruosamente mal planteados. Ahora, se reconoce, es la prevención de la violencia y del delito, y no la contención, la vía para vencer al crimen organizado, cuyas metástasis, un día sí, y el otro también, constamos con consternación, en niveles incluso hasta hace no muchos años, impensables, mientras continuamos viviendo con la tragedia rondándonos sin tregua.

El futuro no es una continuación lineal del presente, al contrario, ese es –justamente- el peor escenario que podemos heredar a los que vienen después que nosotros (a los que ya están aquí), aceptar esa hoja de ruta, sería el mejor signo de nuestra efectiva rendición. Necesitamos ver e interactuar con el futuro, para atraer el interés y el compromiso de la sociedad que somos. El futuro nos invita a poner en juego diferentes visiones, alternativas posibles, pero para ello necesitamos superar la separación entre ciencia/ conciencia/ y acción cotidiana. ¿Podemos modelar “laboratorios” para nuestro futuro? ■

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