En la guerra entre grupos delictivos mueren jóvenes en grandes cantidades, en el último mes es un promedio de 7 diarios. ¿Qué estimula a esos grupos a mantener este ritmo de guerra? Pues la tasa de reposición: los sicarios muertos los reponen rápido. Y esto ocurre porque el ejército delincuencial de reserva es enorme y disponible. ¿Qué ocurriría si los cárteles no pudieran reponer los caídos con nuevos reclutas? ¿O su tasa de reposición fuera muy baja? Pues eso, de entrada, haría que tuvieran que cuidar sus reclutas y no lanzarlos a una muerte fácil. Porque, además, si son pocos se encarecen. Así las cosas, es clave disminuir el ejército delincuencial de reserva para bajar los niveles que observamos de violencia homicida. Y para hacer esto, el objetivo es evitar la captura de los jóvenes por parte de las organizaciones criminales.
¿Cómo se evitará dicha captura? Pues con prevención. Las oportunidades materiales de los jóvenes y sus expectativas deben mejorar. Lo primero implica oportunidades reales de estudio, desarrollo humano y empleo. Y las expectativas se vincula con la existencia de un proyecto de vida que inhiba la posibilidad de que las ofertas del crimen sean atractivas. Esto es, para diluir al crimen no hay que atraparlos como sacar el pez del agua, sino por el contrario, se requiere ‘sacarle el agua al pez’. Quietar el ámbito de reproducción y alimentación de personas.
Al mismo tiempo se necesita que en los barrios se construyan formas de protección e inteligencia vecinal que inhiba la acción de conductas delictivas en esos lugares. Si la población pasa del vacío de relaciones a la interacción, y de esta última a la organización, se habrá construido un manto de protección de las familias. Vigilancia, protocolos de actuación y cierre de posibilidades de acción libre de grupos delictivos. El vacío social permite operar libremente a dichas cuadrillas. El vacío de relaciones sociales hace las veces de oscuridad social, y la activación de la interacción y organización es como lanzar luz sobre los asentamientos humanos. Pues bien, esto es justamente la prevención. Asimismo, evitar que los adolescentes en las secundarias consuman drogas, dejen la escuela y se enganchen en procesos de aprendizaje delictivo.
Si se logra tener éxito en una estrategia de prevención del delito, de las violencias y atención de las víctimas, entonces estaremos del otro lado. Es mucho más barato y sustentable que las estrategias de contención policial o militar de los grupos criminales. Para eso se necesita que todos los sectores, órdenes de gobierno y sociedad civil se involucren de forma coordinada bajo un plan inteligente y riguroso. En estos momentos están dadas las condiciones para iniciar un proceso de este tipo: con la iniciativa que reúne a la BUAZ, el Gobierno estatal, los municipios metropolitanos y a la Iglesia, la esperanza se abre en Zacatecas. Ojalá y se concrete este esfuerzo: está en la ruta correcta.
