■ Conmemoran Día del Artesano; comparten artistas su inicio en estas actividades
■ Jesús Cuevas, de Villa García, tuvo a los 6 años su primer contacto con los telares
El reconocimiento real al valor que tiene el trabajo artesanal es fundamental para que más personas, sobre todo los jóvenes, se interesen en las diferentes disciplinas y se incorporen a desarrollarlas para poder, así, preservar estas tradiciones.
Esta aseveración se desprende de lo comentado este jueves, durante la conmemoración del Día del Artesano, por Jesús Cuevas Ortiz, vecino del municipio de Villa García y quien trabaja en los telares de pedales.
Este zacatecano sostuvo que la incorporación de las nuevas generaciones a los trabajos artesanales no se puede conseguir “por decreto”, sino que este aspecto se logrará conforme se aprenda y se genere una conciencia colectiva de valorar estas labores.
Agregó que “mientras el trabajo no sea suficientemente reconocido para los que nos dedicamos a esto, los demás dirán que éste se muere de hambre, no vive bien de eso y buscarán en otro lado”. Y concluyó, en ese sentido, que “conforme mejor nos vaya, habrá más personas que se interesen y esto sobrevivirá, crecerá y florecerá”.
Jesús tuvo a los seis años su primer contacto con los telares que marcarían el resto de su vida. Con acciones elementales como lavar la lana y embobinar los hilos fueron sus primeras tareas, hasta que a los 11 años ya empezó a utilizar los telares.
Recuerda que comenzó a trabajar con este equipo “echando a perder el trabajo de los que sí sabían, cuando se iban a comer o almorzar uno aprovechaba y subía al telar a echar a perder el trabajo del maestro”.
Han pasado más de cinco décadas desde ese momento; ha transcurrido medio siglo de aprendizaje e innovación en el manejo de los telares y de los tejidos con los que elabora diseños propios y réplicas de pinturas e imágenes ya existentes. “Ahora uno hace las cosas y pareciera que son fáciles, pero es muy difícil, es toda una vida de hacerlo”, señaló.
Un pensamiento común que rodea a los artesanos es el de la tradición familiar como razón principal por la que se desarrollan actividades de estas características. Sin embargo, el caso de Jesús es diferente.
Nadie antes había mostrado interés por trabajar con telares y de forma artesanal, pero la necesidad de obtener un aporte económico adicional en el hogar obligó a este zacatecano a acercarse a un taller desde niño y así comenzó su vocación, siendo el primer artesano en su familia.
Otra de las excepciones a la regla habitual es la de Heliberto Chávez, artesano enfocado a la disciplina de la cestería, en la comunidad de Atotonilco en el municipio de Jiménez del Teul.
Este zacatecano de 50 años narró cómo, “cuando estaba chiquito, yo nunca compré nada porque éramos muy pobres. Entonces, yo hice mis juguetes de madera, de cantera, de piedra, los hacía hasta de nopal y luego ya, últimamente, de cestería”.
De esta forma inició con la tradición artesanal en su familia y ahora tanto su mujer como sus tres hijos, dos varones de 20 y 25 años, y una joven de 26, se dedican también a la elaboración de cestos, tortilleros, canastas, floreros, sombreros y figuras humanas y animales en miniatura y de gran tamaño, entre otros productos, con materiales como el carrizo, la vara y la palma.
