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martes, 30 abril, 2024
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El chapulín de oro

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Por: La Jornada Zacatecas •

(4 CONCURSO DE CUENTO CORTO DE LJZ)

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Había una vez, en un lejano reino, el cual era gobernado por un malvado y tirano rey, el cual tenía una gran ambición de poder. Un día, el pueblo, harto de tantos malos tratos por parte de su rey, decidió hacer una gran estatua en forma de chapulín, con el material más puro e importante para las hadas, el oro. Los habitantes decidieron hacer esta obra como ofrecimiento para las hadas, ya que ellas adoraban a los chapulines. Al terminar la tan maravillosa obra, un hombre valiente acudió en busca de las montañas secretas en las cuales vivían las hadas. El valiente hombre atravesó por tenebrosos bosques y ardientes desiertos en busca de las montañas; un día, cuando estaba a punto de rendirse, a lo lejos, pudo ver un brillante resplandor dorado; ¡ése debe ser el resplandor del oro de las hadas¡ exclamó el hombre con gran alegría. El hombre, con paso veloz, se adentró en la maravillosa montaña, y al entrar, no podía creer las maravillas que ahí existían, flores tan hermosas y de un color sin igual, ríos de aguas cristalinas tan hermosas que simulaban chispas mágicas, animales tan extraños e increíbles, que tuvo que tallar sus ojos para asegurarse que no estaba soñando. Del interior de una cueva, se escuchó una dulce voz que le dijo: -Pasa, buen hombre. Bienvenido al reino de las hadas-. El hombre, con gran asombro, contempló aquella hermosa hada de alas doradas: -Soy el hada de la bondad- le dijo. En ese instante, el lugar se llenó de risas semejantes a campanitas de cristal. -Mi nombre es Justicia- dijo otra hada. El lugar se llenó de hadas, todas de una belleza sin igual. -¿Qué necesitas de nosotras, buen hombre-, preguntó el hada de la esperanza. -Yo he venido a traerles esta humilde ofrenda-, contestó el hombre. En ese instante, todas posaron su vista en lo que el hombre llevaba en sus manos. -Pero ¡qué hermoso chapulín!- dijeron todas en una sola voz. -¡Es de oro!- replicó el hada de la abundancia. -Pero a qué se debe tan maravilloso regalo- dijo el hada de la prudencia. -¡Haaaa!- suspirando hondamente y en grandes rasgos, el hombre les explicó la triste situación de su pueblo, y que éste necesitaba de cada uno de los dones de las hadas, para que, así, el rey dejara de ser tan tirano y cruel. Las hadas se miraron un instante y exclamaron: -¡Has tenido un largo y cansado viaje!, así que te daremos un regalo para tu pueblo, pero este regalo lo tienes que entregar al rey. -El ¡CHAPULIN DE ORO!, símbolo del sufrimiento de tu pueblo, quedará aquí como guardián de nuestro territorio-. El hombre regresó al reino, entregó el cofre al rey, que tan ambicioso como era imaginó el cofre lleno de joyas, pero al abrir el cofre, de éste salieron los maravillosos dones de la justicia, la bondad, la abundancia, la esperanza, la fe y el amor; estos dones cayeron sobre el rey, dejándolo en un profundo sueño. Dos días después, el rey despertó y éste salió a las calles de su pueblo y se preguntaba por qué estaba tan triste y pobre. Inmediatamente, ordenó se repartieran las tierras, se les dieran casas a quienes no tenían, y pan a quien hambre tenía. Desde entonces, en el reino vivió la paz, la armonía y el amor.

 

Autor: Cecilia Geraldine Murillo García

Escuela Primaria Adolfo López Mateos

Guadalupe, Zacatecas

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